Se diluye el efecto de la devaluación
Por Jorge Vasconcelos y Maximiliano Gutiérrez *
El Gobierno oficializó desde el martes 5 una nueva versión del dólar soja, que tendrá vigencia hasta fin de septiembre, aunque con diferencias sustanciales respecto a las tres versiones anteriores.
En esta nueva edición del denominado Programa de Incremento Exportador (PIE), que incluye soja y derivados, caso de aceite, biodiesel y harina, no se ha dispuesto un “tipo de cambio especial”, sino que los exportadores del complejo sojero tendrán la posibilidad de liquidar el 75% de las divisas a través del MULC y el 25% restante será de libre disponibilidad, como forma de incentivar que las aceiteras alimenten la oferta de dólares libres.
A los valores de hoy, la combinación genera un dólar soja de $ 453, aproximadamente (75% del tipo de cambio oficial a $350 + 25% del CCL a $763), lo que se traduce en un valor casi 30% superior al valor previo.
En este caso, sin que el BCRA pase a “comprar caro y vender barato” por esta operación. Respecto a cuánto grano queda por vender, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) restarían de comercializar 7 millones de toneladas de soja 2022/23, a lo que hay que agregar mercadería con precio por fijar, sumando casi 11 millones de toneladas. Asimismo, hay comercializadas 0,8 Mt de soja 2023/24, pero poco más de 0,1 Mt tienen precio en firme.
En este escenario de máxima, y bajo el supuesto que la autoridad monetaria logre comprar el 50% de lo liquidado, las reservas podrían engrosarse en u$s 2.000 millones, un escenario que luce muy optimista.
Por supuesto que el Banco Central espera que una fracción de las divisas de “libre disponibilidad” ingrese a través del CCL, de modo de contener la brecha cambiaria.
El nuevo mecanismo dispuesto para el Dólar Soja tiene que ver con los límites a los que se enfrenta el gobierno para seguir interviniendo en el mercado libre del dólar. Desde la devaluación post-PASO, el BCRA acumula compras por poco más de u$s 1.150 millones en el mercado oficial de cambios, pero al mismo tiempo se habría alcanzado un record en las intervenciones vendedoras en el MEP, por aproximadamente u$s 1.000 millones, contra un promedio mensual previo en torno a u$s 240 millones.
En este escenario de manta corta, la contrapartida de las fuertes intervenciones vendedoras en el mercado libre por parte del gobierno es la merma en las divisas disponibles para el pago de importaciones. Existirían postergaciones en la liberación de divisas para SIRAs ya autorizadas, así como nuevas SIRAs sin fecha cierta en cuanto al compromiso del BCRA de entregar dólares a cambio de pesos para el pago de estas deudas de comercio exterior.
IMPORTACIONES
Así, la deuda comercial de los importadores (y del Central con estas empresas en cuanto a permitir el acceso a las divisas correspondientes) se habría incrementado sólo en agosto en u$s 2.770 millones, acumulando u$s 10.000 millones en lo que va del año.
En base a estas estimaciones, el stock de deuda por importaciones alcanzaría a u$s 41.900 millones, un 84% por encima del stock promedio del período 2017-2021.
Con vaivenes, entre junio de 2022 y abril de 2023, por cada 100 dólares importados se pagaba entre 80 y 90 dólares, acumulando deudas comerciales a ese ritmo. Es a partir de abril que se inicia un tobogán en este ratio, hasta llegar en agosto a un estimado de sólo 59 dólares pagados por cada 100 dólares importados.
El incremento de la deuda comercial incluye otra vertiente, que tiene que ver con el préstamo en yuanes de China en cabeza del BCRA para financiar importaciones, que hasta inicios de septiembre se estima que alcanza a u$s 2.200 millones.
De la mano de los anuncios de Economía de liberación de SIRAs para pymes, durante septiembre se calcula que estos compromisos se acumulan a un ritmo de u$s 25 millones diarios.
A pesar de esta mayor liberación de yuanes en las últimas ruedas para financiar importaciones, y habida cuenta que se ha utilizado adicionalmente casi u$s 2.000 millones para el pago de obligaciones con tenedores de bonos y con el propio FMI, sólo queda disponible unos u$s 800 millones del primer tramo del Swap.
Así, un tema a seguir es la presunta reticencia de China para autorizar la activación del segundo tramo por u$s 5.000 millones, ante las dudas que habría en el país asiático por la situación financiera de nuestro país. En caso de no autorizarse este segundo tramo, este financiamiento de importaciones contará con escaso recorrido.
La devaluación de agosto 2023 vs la de enero 2014 Como se ha expresado en informes previos, la devaluación del 14 de agosto (24 horas después de las PASO) no parece estar consiguiendo ninguno de los objetivos que se persiguen cuando un gobierno implementa una medida de este tipo: fracasó en términos de reducción de la brecha cambiaria, generó una frágil acumulación de reservas (basada en posponer pagos de importaciones) y sí generó una fuerte aceleración de la inflación.
El saldo es efímero en términos de sector externo y de agravamiento de las tendencias de deterioro en el frente interno. La inflación entró en el andarivel de los dos dígitos mensuales y el tipo de cambio real estará volviendo al nivel previo a la devaluación en pocas semanas más. Una forma de subrayar lo paradójico de esta situación es comparar la devaluación de agosto de 2023 con la de enero de 2014.
En enero de 2014, el Banco Central dispuso un ajuste del tipo de cambio mayorista de 18%, que compara con el 22% de variación experimentado el 14 de agosto. La inflación mensual previa a la devaluación de 2014 se ubicaba en torno al 2,7% mientras que los datos de junio y julio de 2023 mostraban una variación del IPC del orden del 6,1%.
El contexto de aquella devaluación no sólo era distinto por el ritmo de la inflación. La evolución de los agregados monetarios, indicadores de las presiones inflacionarias subyacentes, también muestran significativas diferencias.
Mientras que en los dos meses previos a la devaluación de enero de 2014 la emisión bruta, antes de esterilización, mostraba un ritmo de incremento mensual equivalente del 3,4% en relación a la base monetaria de fin de noviembre de 2013, en la actualidad la emisión bruta corre al 30% mensual en relación a la base monetaria de fin de junio de 2023. Desagregando los factores de emisión monetaria, para cada uno de los dos casos de devaluación, se tiene:
* Las transferencias del BCRA a favor del Tesoro y las destinadas a comprar bonos de deuda en el mercado de capitales (asistencia indirecta) explican actualmente una expansión monetaria a un ritmo mensual acumulativo de 10,7% (en relación a la base monetaria de fin de junio de 2023).
* Para enero de 2014 esos ítems significaron una expansión a un ritmo mensual de 5,8% en relación a la base monetaria de fin de noviembre de 2013.
* En igual dirección, pero de modo más intenso, la emisión derivada de los intereses de los pasivos remunerados (Leliq y otros instrumentos) pasó de un ritmo insignificante a principios de 2014 al 20,4% mensual equivalente en el presente.
Así, la inflación promedio mensual de 2014 aceleró al 4,0% en los dos meses siguientes, de modo que el traslado de la devaluación a precios fue 46% en dicho bimestre, para luego desacelerar lentamente a un promedio mensual del 2,2% y terminar agotando la competitividad generada por la devaluación en 11 meses.
En el presente, se espera que los efectos de la devaluación en términos de “competitividad cambiaria” se estarán agotando en poco más de dos meses.
DISTORSION
La Argentina no sólo tiene un problema de nominalidad vinculado al proceso inflacionario, también enfrenta un severo problema de precios relativos, con ítems muy separados en su evolución respecto al IPC, tanto por arriba como por debajo.
Este fenómeno, además de introducir gran incertidumbre, distorsiona las señales del sistema de precios, alterando la toma de decisiones de la demanda y la asignación de recursos del lado de la inversión.
Se reconoce que esta distorsión existe, pero el problema está en que las últimas medidas económicas tienen a agravar el problema, en lugar de corregirlo. Para precisar el alcance del problema, a continuación, se muestra la trayectoria del precio de distintos bienes y servicios entre julio de 2019 y agosto del presente año, a partir del IPC CABA.
La inflación acumulada en estos 4 años es de poco más de 710%.
En un extremo se ubican los precios de los servicios regulados: Agua, Electricidad y Gas que han evolucionado persistentemente por debajo de la inflación (499, 233 y 145 puntos porcentuales por debajo del IPC).
Misma situación, aunque en menor intensidad, se observa para el tipo de cambio oficial que subió 56 puntos menos que el nivel general de precios; en el otro extremo se ubica el dólar libre (CCL) que subió casi 800 puntos porcentuales por encima de la inflación.
Para el caso de bienes internos protegidos como autos e indumentaria se calcula un encarecimiento por encima del nivel general de precios en torno a los 385 puntos porcentuales.
Importante resulta destacar la evolución de alimentos, dado el impacto en los deciles de menores ingresos, que se han encarecido en términos relativos (120 puntos de aumento por encima de la inflación general).
* Economistas del Ieral de la Fundación Mediterránea.