Se cumplen 30 años de la muerte de Drazen Petrovic, la súper estrella que no tuvo tiempo de brillar en la NBA

El escolta croata falleció en un accidente automovilístico el 7 de junio de 1993, en Alemania, cuando tenía apenas 28 años y estaba en la cúspide de su carrera.

Solo 28 años tenía cuando la muerte lo encontró dormido en el asiento del acompañante del auto que conducía su novia por una ruta de Alemania. A la altura de Denkerndorf, a 100 kilómetros de Múnich, un camión evitó embestir al vehículo que tenía por delante pero, en la maniobra, invadió el carril de circulación opuesta y chocó de frente contra el coche en el que viajaba el astro del básquet mundial Drazen Petrovic. Falleció en el acto. Sin resistencia, sin dolor, sin justicia.

Para muchos, Petrovic fue el mejor jugador europeo de todos los tiempos y quien abrió la puerta de la NBA para los nacidos en el viejo continente. Pero su paso por la liga más competitiva del mundo solo duró cuatro años, cuatro tempestuosas temporadas plagadas de conflictos con sus técnicos y compañeros de equipo. Entonces, ¿por qué su figura se enaltece de forma tan significativa? La respuesta, que parece simple, encierra la complejidad con la que los genios se desenvuelven. El croata tenía la visión de juego y la habilidad de Magic Johnson, el carácter frente a sus rivales de Larry Bird, la efectividad tiradora de Steve Kerr y la mentalidad ganadora de Michael Jordan. Un cóctel explosivo para alguien al que le importaba ganar por sobre todas las cosas y que entendía que la personalidad y el sacrificio eran las herramientas que lo llevarían al éxito.

Drazen nació el 22 de octubre de 1964 en una ciudad de 30.000 habitantes llamada Sibenik, de la entonces Yugoslavia. Desde muy chico se interesó por el básquet. En eso mucho tuvo que ver su hermano mayor, Aleksandar Petrovic, quien hoy es el entrenador de la selección de Croacia y quien le enseñó los fundamentos del juego y le inculcó la ambición competitiva.

Los hermanos Petrovic jugaban al básquet en la calle a cualquier hora. Pasaban tardes y noches tirando a un precario aro hecho con materiales descartados.

Así fue perfeccionando su tiro y su manejo de balón, a tal punto que cuando tenía 14 años lo convocaron a la selección yugoslava Sub16.

Cuando cumplió 15 recibió su primera oferta profesional y fichó para el  KK Sibenka de su ciudad natal. Pero su llegada al profesionalismo no fue casualidad. Fue fruto de su determinación y disciplina. Drazen se proponía comenzar cada día con 1.000 canastas encestadas. Y no salía hacia la escuela hasta que lo conseguía.

Con Petrovic, el KK Sibenka fue subcampeón de la Copa Korac dos veces consecutivas y campeón de la Liga Yugoslava en 1983. El escolta tenía apenas 19 años y ya daba claras muestras de su potencial. Con 1,97 de estatura, un juego vertiginoso y profundo y un tiro letal, Drazen se convirtió en el líder de su equipo.

Pero el título del KK Sibenka le fue arrebatado en el escritorio de la Yugoslavia comunista. El Bosna Sarajevo fue coronado campeón de la temporada 82/83 por “errores en los fallos arbitrales”.

La carrera deportiva de la joven estrella se vio interrumpida por el servicio militar obligatorio, pero su meta estaba fijada en un solo lugar: la NBA. Al terminar la conscripción, Petrovic tuvo varias ofertas sobre la mesa. Pero una de ellas tenía una amenaza de tal crueldad que al jugador no le quedó más opción que aceptarla. Tuvo que fichar para el Cibona Zagreb o de lo contrario “nunca más jugaría para la selección de su país”.

Tras la firma, Petrovic comenzó lo que era puramente suyo: su carrera con el equipo nacional de Yugoslavia. En los Juegos Olímpicos de Los Angeles (1984) los balcánicos se llevaron la medalla de bronce, pero demostraron que estaban listos para mucho más.

En paralelo, la carrera deportiva de Petrovic experimentaba un ascenso descomunal. Durante su primera temporada en Cibona anotó 112 puntos en el partido que su equipo derrotó a Olimpia por 158 a 77.

En 1985 ocurrió un hecho bisagra en la vida de Drazen. Con él como figura descollante, el Cibona le ganó la final de la Copa de Europa al Real Madrid. El equipo español se fijó en el escolta croata, quien estaba obsesionado en vestir la camiseta blanca.

Al año siguiente el mayor sueño del jugador parecía hacerse realidad cuando los Portland Trail Blazers lo draftearon en 1986. Pero su desembarco a la NBA quedó trunco porque una cláusula en el contrato que le ofrecieron le impedía jugar en la selección yugoslava. Drazen rechazó de plano la oferta y volvió al Cibona, donde ganó tres Copas de Yugoslavia, dos Copas de Europa, una Recopa de Europa, un Torneo Internacional y una Liga Yugoslavia.

Lo curioso es que Petrovic firmó un contrato con el Real Madrid en 1986, pero no fue hasta el ´88 que el jugador se mudó a la capital española. Cobró por tres años, pero solo jugó con la Casa Blanca la temporada 88/89. Su breve paso por Madrid no pasó desapercibido. En sus 47 partidos en la Liga ACB promedió 28 puntos por juego, con un acierto del 60% en tiros de 2 y un 42% de acierto en triples.

Finalmente, en 1989 los Blazers lo ficharon y le dieron lugar en la NBA. No el que él hubiese querido. Jugaba poco y el técnico, Rick Adelman, lo criticaba. Decía que Petrovic estaba acostumbrado a jugar en equipos que giraban en torno a él y que no compartía el balón.

Sus números en la temporada debut en Estados Unidos no fueron fieles a su realidad. Promedió 7.6 puntos en 12 minutos por encuentro.

Todo lo contrario ocurría cuando vestía la camiseta de Yugoslavia. En 1989, su selección ganó el torneo Eurobasket y él fue elegido MVP. En 1990, Yugoslavia se quedó con el Mundial disputado en Argentina con Drazen y Vlade Divac como principales figuras.

Pero a pesar del éxito, Petrovic estaba incómodo en la franquicia de Oregon. Quería jugar. Quería brillar. Por eso le exigió a la dirigencia que lo traspasaran. Fue entonces que los New Jersey Nets lo buscaron.

Allí fue donde el croata pudo demostrar toda su habilidad. En la primera temporada con los Nets, promedió 20,6 puntos por partido, con 44% de acierto en triples (2º mejor de la liga ese año). De hecho, hasta el día de hoy Petrovic es el tercer mejor promedio en triples de la historia de la NBA con 43,7%, solo superado por Steve Kerr (45,4%) y Hubert Davis (44%). Un dato de color: usaba el número 3 en la NBA porque su objetivo era ser el mejor triplista de la tierra. Lejos no estuvo.

El escolta europeo siguió mejorando su juego y en la segunda temporada levantó su promedio a 22 puntos por noche.

Cuando su carrera parecía comenzar a dibujar su nombre en la historia grande, fue a jugar con su selección a Alemania. Tras el encuentro, el equipo volvía en avión, pero él decidió quedarse unos días más y volver en auto. El final es conocido pero lo que Drazen Petrovic pudo haber logrado si ese accidente no ocurría quedará en la incógnita por los tiempos de los tiempos. Aun así, su presencia en las canchas fue de tal magnitud, que con apenas cuatro temporadas en la NBA es considerado uno de los mejores extranjeros de la historia.

Después de su muerte, el número 3 fue retirado de los New Jersey Nets. Y años más tarde, en 2002, Petrovic fue incluido en el Basketball Hall of Fame el lugar donde las leyendas tienen su espacio asegurado.