De qué se habla hoy

Se acumulan las incertidumbres

Pasamos de los fuegos artificiales al tiroteo. La coalición gobernante da muestras a cada rato de estar dividida frontalmente, de hacer de los enfrentamientos a la luz pública una especie de tira y afloja en la búsqueda de triunfos políticos mínimos. El creciente rumor de los cambios de gabinete que se avecina a corto plazo, parece haber encendido la necesidad de sostenerse en el puesto al precio que sea y si para eso hay que llegar al borde del escándalo, se llega.

Hay algunos choques que no resistirán mucho tiempo sin que la sangre corra, por ejemplo el de los ministros de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic y de la Provincia, Sergio Berni. Tuvieron una reunión para acordar políticas para combatir la creciente inseguridad en las calles, pero no solo no hablaron de eso sino que ante los gritos de Berni la funcionaria alertó: "¿Vas a desenfundar o me vas a atacar por ser mujer?". 

Todo mezclado, patoterismo, feminismo mal aplicado y mientras tanto los delincuentes siguen abriendo sucursales.  Uno de los dos no seguirá en su cargo por mucho tiempo y tratan de ganar su batalla personal manteniendo su estilo, que por ahora  no es ocuparse de la seguridad de los argentinos sino de la rosca política.

El ministro de Salud, Ginés González García, pidió hacer modificaciones en el proyecto de Ley de cobertura integral de la fibrosis quística antes que se llevara al Congreso. Este proyecto está impulsado por Fabiola Yañez, esposa de Alberto Fernández  y apoyado por muchísimas personalidades. Pese al veto del ministro el presidente ordenó que el proyecto fuera tratado ayer por el Senado para convertirlo en ley.

VENEZUELA DIVIDE AGUAS

El tema Venezuela también dividió las aguas oficialistas, la última contradicción fue la frase del propio Canciller, Felipe Sola, que aseguró que Argentina reconoce que  "el gobierno de Venezuela es autoritario" y aseguró que algunos de los presos políticos nunca son liberados.

A todo esto Alberto Fernández mantiene un silencio llamativo, sin emitir ningún comentario al menos para pedirle a la propia tropa que supere el estado de enfrentamientos que le hacen mucho daño al Gobierno. Ni siquiera les llama la atención cuando los ataques de algunos de sus asesores y miembros del Gabinete llegan al insulto y la agresión hacia referentes de la oposición.

Aníbal Fernández desde la trinchera de su tweet no deja de agredir de manera brutal a quienes no se encuadran en su callejón ideológico. Hace unos días su nombre sonó para reemplazar a Santiago Cafiero como jefe de Gabinete y la versión no fue desmentida. Sería por cierto una elección que dejaría claro definitivamente quién detenta el poder en este juego de dualidades y confusiones: Cristina Fernández.

La vicepresidenta continua con su estrategia de acomodar la Justicia para zafar de manera definitiva de las múltiples causas penales que tiene abiertas, para ello llegará hasta modificar la estructura de la Corte Suprema e intentar sacar de su puesto al Procurador General de la Nación, Eduardo Casal. Cristina quería colocar allí al juez Daniel Rafecas pero el intento no prosperó y ahora su candidato en Víctor Abramovich, un hombre cercano a Horacio Verbitsky. 

Ni siquiera los sindicatos consiguen unificar criterios; los Moyano hacen, como siempre, su propio negocio y atacan a una empresa modelo como Mercado Libre y desde la CGT histórica se lo recriminan, no es tiempo para escraches les advierten. Mientras se atempera la cuarentena y los casos de infectados aumentan considerablemente, según dicen, de acuerdo a lo esperado, el tema de la inseguridad se agudiza y deja al descubierto que fue un error aquella determinación de Alberto Fernández cuando al día siguiente de asumir oyó las recomendaciones que le decían que había que liberar presos porque no había más lugar en las cárceles y autorizó la salida de casi 1.300 detenidos comunes.

En los últimos días en distintos hechos delictivos fueron detenidos varios de los que lograron su libertad el 11 de diciembre de 2019, algo que era predecible, casi lógico de suponer. 

En el tema económico, aumentan el cepo a los dólares, se sigue esperando un favor del FMI mientras se mantiene una posición dura y todavía no asoma ni una idea, no ya un plan sino una idea, para empezar a arreglar el terrible panorama post pandemia que ya comienza a asomar. El lunes volverán a estar operativos los juzgados comerciales que ya saben que recibirán la presentación de miles de cheques rechazados, quiebras y pedidos de convocatorias. Recomponer todo el tejido de una economía destruida no será una tarea fácil pero los tiempos se agotan y salvo que se esté gestando un golpe de estrategia muy grande que de vuelta el Gobierno y cambie radicalmente el rumbo, ya puede ser demasiado tarde.

Es tiempo que el Presidente salga a escena y deje clara las cosas de una vez por todas, a los argentinos se nos acumulan las incertidumbres y de esto al hartazgo generalizado y la explosión hay un paso.  No se puede seguir especulando con el coronavirus y no atender las otras cuestiones tan dramáticas como la pandemia que tienen síntomas muy claros y contundentes. Los economistas hablan del 2001 como un espejo y no podemos olvidar que aquellos fueron los tiempos de un grito unificado: "que se vayan todos".