CLAVES DE LA SEGURIDAD

Sargento Darío Avalos, un espíritu indomable

El lunes 22 de marzo de 2021 en una sencilla ceremonia, subrayando la austeridad que acompaña siempre a quienes ostentan cabal sentido del deber, en la Ciudad de Vicente López se impuso el nombre de Sargento Darío ‘Onírico’ Ávalos al Destacamento de la Policía local ubicado en la Plaza Almafuerte. Se cumple así lo dispuesto el 30 de Diciembre de 2020 por el Concejo Deliberante en honor y memoria del vecino de Villa Martelli que supo servir como “excelente integrante de la Policía Federal Argentina” en el Grupo Especial de Operaciones Especiales GEOF. 

En esta columna, el 25 de junio de 2019, se publicó un artículo titulado “Idiosincrasia y diseño institucional”, escrito en memoria de Darío Onírico Ávalos y que no ha perdido ninguna vigencia. Esta vez “Claves de la Seguridad”, en excepción a su estilo, omite las consideraciones conceptuales y técnicas que analiza cotidianamente, para celebrar la vida de un hombre fiel a sus convicciones. Y es que no hay ninguna consideración política, conceptual, metodológica o práctica que en materia de Seguridad tenga algún sentido si se olvida la calidez del rasgo humano. La humanidad, en todo el alcance de la palabra, hace al fin de cuentas al objetivo de proteger y servir. 

Y así reconoce en sus considerandos la ordenanza municipal que el Sargento Darío Ávalos fue una gran persona y compañero de equipo durante su servicio en la Policía Federal Argentina y también dentro del GEOF. Que, era vecino de Vicente López y vivía con su padre a tan solo cuatro cuadras de la Plaza Almafuerte. Que siempre tuvo interés en ser mejor policía, habiendo realizado incluso en 2011 un curso de capacitación en el Ejército Argentino, y en 2013, una preparación como tirador selecto. Que era querido por familiares, amigos y vecinos. Que el 3 de septiembre de 2014 recibió tres impactos de bala cuando al llegar a su casa en Villa Martelli fue rodeado por un grupo de cuatro delincuentes que intentó robarle el auto, falleciendo unos días después de estar internado en grave estado.

Al momento de su deceso, Darío Benjamín Ávalos tenía 37 años. Aunque sus padres profesaban activamente la fe de los Testigos de Jehová, en su adolescencia Darío se sintió atraído por las artes marciales y comenzó a practicar Tae Kwon Do con el Sabón Jorge Righero. Como taekwondista era ágil, rápido y aguerrido.

Ingresó a la Policía Federal con el único propósito de ser miembro del GEOF (Grupo Especial de Operaciones Federales), la tropa de elite de esa fuerza que con su récord de eficiencia ha sabido obtener el alto prestigio que ostenta. Tenía un sueño y todos los atributos necesarios para cumplirlo.

Después de haber aprobado el curso del GEOF, Darío Ávalos no fue inmediatamente integrado al grupo especial sino que debió seguir prestando servicios como policía de calle. Era un buen vigi, apreciado como cabal garantía de seguridad. Pero él quería ser un GEOF, y viendo que no era convocado comenzaba a desanimarse evaluando abandonar la fuerza.

El destino quiso que tras presenciar un arresto realizado por él, un comerciante agradecido le pidió a un comisario que felicitara al agente por su valor. Cuando el Comisario trasmitió la felicitación Darío le explicó que iba a pedir la baja, porque su único deseo era servir en el GEOF. El comisario replicó que le diera tiempo a ver qué podía hacer. Finalmente Darío fue convocado al GEOF. Ya miembro del GEOF, Darío Ávalos eligió al Sabón Jorge Righero para su primer saludo como tal, una ceremonia que se reserva a los afectos más cercanos.

Darío Ávalos recibió en el GEOF el apelativo Onírico, y cuadra decir que es un hermoso nombre para quien cumplía su sueño. Se toman decisiones y se vive con ellas, por eso dedicó su joven vida a proteger y servir, tenía alma de guerrero y corazón de buen tipo. Su trabajo sirvió para desmantelar organizaciones criminales y cuidar de honrados ciudadanos. Vivía su sueño y rendirse no era una opción para Darío; sencillamente eso no iba a ocurrir. Onírico es un orgullo para sus hermanos del GEOF, igual que para todos quienes lo conocimos.

Y entonces, observando el entorno del destacamento que ya lleva su nombre, está bien que se recuerde a Dario “Onírico” Ávalos en la Plaza Almafuerte, porque los versos de Piu Avanti!, acaso -hermosa palabra la palabra “acaso”- describen con la implacable fuerza del destino al espíritu indómito de ese GEOF.

Sargento Darío Onírico Ávalos, GEOF. ¡Presente!