SERIESLANDIA

Sangre y codicia en el país de los navajos

Al principio, fue la literatura. La buena literatura. Después llegan las pantallas. Nunca será inútil recordar que muchas de las mejores series se basan en un buen libro. O en varios. Que es lo mismo decir que detrás hay un escritor laborioso y competente con el talento suficiente para concebir una historia cautivante y/o un personaje que atrape nuestra imaginación. Larga vida a la Galaxia Gutemberg.

El estadounidense Tony Hillerman (1925-2008) es uno de esos artistas de la letra que nutren a la industria del espectáculo. Veterano de la Segunda Guerra Mundial, luego docente y periodista que escaló hasta director de un diario en la ciudad de Santa Fe (Nueva México), donde descubrió su verdadera vocación: escribir ficción. Fue -según la Enciclopedia Británica- “un narrador nato”.

Ejecutó Mr. Hillerman una de las más singulares empresas del género negro: una saga protagonizada por sabuesos del pueblo navajo. Eligió como escenario la colosal reserva del sudoeste, kilómetros y kilómetros de casi nada, bajo el más despiadado de los soles. Inventó al teniente Joe Leaphorn, un duro, un cazador, un cínico como ordena el canon. Luego se cansó de él y creó al investigador Jim Chee. Escribió dieciocho novelas y la fortuna lo besó en los labios. Murió en 2008. Su hija, Anne, prolongó la saga con ocho tomos más.

Tony Hillerman tenía un admirador famoso e influyente. Un tal Robert Redford. La estrella de Hollywood estuvo involucrada en, prácticamente, todas las adaptaciones al cine y a la televisión de los libros del autor nacido en Oklahoma en el seno de una familia de granjeros pobres (desde la infancia Tony tuvo contacto fecundo y desprejuiciado con la cultura india). Pero esas adaptaciones fueron malas o bien el público estadounidense aún no estaba preparado para la reivindicación de lo hoy llamamos "pueblos originarios". Pasaron veinte años.

En 2022, el coloso del entretenimiento ACM volvió los ojos hacia el filón olvidado. Con Robert Redfort, George RR Martín (el as de Game of Thrones y amigo de Hillerman) y la propia Anne Hillerman como productores ejecutivos, creo una serie basada en las aventuras de Leaphorn y Chee, aunque bastante libre en los detalles (no en el espíritu) por conveniencias dramáticas. Dark Winds (Vientos oscuros) es su nombre.

Se filmaron tres temporadas hasta hoy, de seis capítulos cada uno. Hay una cuarta prevista para 2026. Desde hace unas semanas, Netflix permite a los argentinos disfrutar de las dos primeras. Llegamos entonces al núcleo incandescente de este artículo. Venimos aquí a elogiar la primera entrega de Dark Winds.

NEOWSTERN

El artefacto ha sido clasificado como neowestern; en efecto, no carece de duelos a balazos, caballos e intensos cielos azules. Es, al mismo, una pieza de época. Volvemos a los años setenta, cuando los teléfonos tenían un disco para marcar los números y los televisores necesitaban papel aluminio para sintonizar mejor los canales. Era un tiempo en que los obstetras blancos esterilizaban en Estados Unidos a las mujeres indias, sin su consentimiento. Sí, la serie incluye un punto de denuncia social.

Debe lidiar el jefe Leaphorn con dos crímenes graves. En primer lugar, en la ciudad de Gallup se produjo el robo de un camión blindado con derramamiento de sangre. Los cacos huyeron en un helicóptero que se perdió en el país de los navajos, un territorio mayor que la provincia de Misiones, casi más despoblado que la Antártida. Los polícías tribales patrullan en auto y camionetas de enormes ruedas con una provisión generosa de agua, por si se descompone el vehículo; y con una bolsita de polen de maíz y eneldo en el cuello para protegerse de la magia negra.

En segundo término, el comisario debe esclarecer dos brutales homicidios: en un motel fueron asesinados un anciano que consultaba a una curandera ciega y la nieta adolescente de ésta, sin causa probable. Se abrirá luego una tercera línea de investigación en torno a la explosión en una campo petrolero que segó la vida del hijo de Leaphorn en el pasado. El policía y su esposa nunca se han recuperado de ese dolor tan lacerante. Y en la sombras acecha la Sociedad Búfalo, un caldero burbujeante que mezcla fanatismo racial e ideológico, con la codicia y el revanchismo común a todos los pueblos del mundo.

Pero el FBI quiere que Leaphorn se concentre en la búsqueda del dinero robado. ¿A qué representante de la ley y el orden de piel blanca le importaba en 1971 un par de indios muertos? Para ello, infiltra en la oficina de la policía tribal, situada en la localidad de Keyenta, a uno de los suyos. El agente encubierto es nada menos que Jim Chee, pero el engaño dura poco. Nada es lo que parece, ¿eh?. Es éste uno de los trucos más usados en la serie.

Las actuaciones han sido muy elogiadas por la crítica. Zahn McClarnon (¿recuerda al letal Hanzee Dent de Fargo II?) interpreta a un Leaphorn, tan severo como melancólico. Kiowa Gordon al advenedizo que encuentra la luz Chee. Casi nos olvidamos de mencionar que hay un tercer personaje importante en las filas de los buenos: la sargento Bernadette Manuelito (Jessica Matten), pura dinamita. El papel del odioso y condescendiente jefe del FBI lo cumple Noah Emmerich (¿recuerda al agente Stan Beeman de Americans).

Hay que destacar que el 95% del elenco es de origen indígena, incluso técnicos y colaboradores. El productor ejecutivo Graham Roland se preocupó en reunir una sala de escritores exclusivamente nativos, y convocó al director Chris Eyre, de origen cheyenne y arapaho. "Mantener la precisión fue muy importante", explicó a Los Angeles Times el asesor cultural del equipo de producción, George R. Joe, navajo de pura cepa. Dios y el diablo están en los detalles.

Con ese rico bagaje, la primera temporada dedica valiosos minutos a la espiritualidad y a las tradiciones culturales de ese añoso pueblo, como el relato de la Kinaalda, ceremonia de mayoría de edad para las mujeres. Pero es un entrenenimiento honesto; no se intenta bajar mensaje woke, ni hay planteos maniqueos, ni se ocultan aspectos sórdidos de la cultura navaja como la pobreza o la persecución de familias bajo el sambenito de brujería. Dark Winds es un drama criminal muy recomendable, con panorámicas espectaculares (la áspera belleza del desierto), personajes verosímiles, una genuina representación cultural y un suspenso bien dosificado. Como curiosidad, digamos que fue el último trabajo en este valle de lágrimas de Robert Reford. Detrás de las cámaras y en un cameo en un episodio de 2025.

Calificación: Muy buena

 

FICHA TECNICA

Dark Winds.Miniserie de tres temporadas, con seis capítulos de 38 minutos cada una. Emitida por Netflix, producida por AMC. Género: thriller western. Creación: Graham Roland, basado en los libros de Tony Hillerman. Elenco: Zahn McClarnon, Kiowa Gordon, Jessica Matten, Deanna Allison, Rainn Wilson, Elva Guerra, Jeremías Bitsui, Eugene Brave Rock Noé Emmerich, Nicolás Logan. Productores ejecutivos: Graham Roland, Zahn McClarnon, George R. R. Martin, Robert Redford, Anne Hillerman. Director: Chris Eyre.