Sandro, un rompecabezas para armar

Un music hall dirigido por Ana Sans y Julio Panno promete recuperar el espíritu del ‘Gitano’ uniendo generaciones. Al frente del elenco, Alan Madanes, Sofía Val, Nacho Pérez Cortés y Malena Rossi exploran diversas aristas de una vida inabarcable.

El Hombre de la Rosa, el Gitano, aquel Muchacho al que Olinda Bozán malcriaba en el cine a principios de los ‘70 ya no está entre nosotros desde el año 2010. Sin embargo, nadie podría decir que su estrella se ha apagado, que el fuego de sus caderas no quema, que la pasión que agitaba entre susurros y gestos insinuantes forma parte del pasado. Más viva que nunca, la imagen de Sandro se yergue una y otra vez sobre sus fanáticos y detractores para recordarles que sigue siendo la quintaesencia de la argentinidad.

Como no podía ser de otro modo, al ídolo le fue dedicado un espectáculo que trazó un recorrido algo ficcionado de su vida, atado a la de una de sus nenas: ‘Por amor a Sandro’. Aquella obra, estrenada en enero de 2012, estuvo protagonizada por Fernando Samartín, Natalia Cociuffo y Christian Giménez. “Cavallero (Héctor, coproductor de esa puesta) estaba preocupado cuando se enteró. Le dije: ‘quedate tranquilo que el musical de Sandro ya se hizo, y muy bien. Esto es otra cosa'”, cuenta ahora Ana Sans, quien junto a Julio Panno asumió la dirección artística de una nueva propuesta escénica en torno al Elvis Presley latino, esta vez en clave de music hall.

 

EL EQUIPO

‘Sandro. El gran show’, que debutará el 10 de abril en el Teatro Coliseo, es, en principio, la primera obra teatral que cuenta con la aprobación de la viuda del artista, Olga Garaventa. El guion fue escrito por Panno y Ana Sans, y la dirección musical está a cargo de José Luis Pagán. Las coreografías son obra de Vero Pecollo, con producción general de Torneos, 3CFilms y UPM Hits, junto a Sandro Producciones.

Valiosos exponentes de la nueva hornada de artistas del teatro musical argentino, Alan Madanes, Sofía Val, Nacho Pérez Cortés y Malena Rossi están al frente del elenco, que se completa con músicos en vivo y un ensamble de quince bailarines. Conversamos con el cuarteto protagónico.

-¿Cómo es esto de encarar una obra que homenajea a Sandro sin que haya un único artista que lo personifique?

(N. Pérez Cortés) -Creo que estamos todos muy contentos con la idea de que cada uno de nosotros explore un aspecto de Sandro, siendo que son tantos y tan inagotables. Es un proceso de mucho descubrimiento personal también, porque la obra permite que no sólo nos acerquemos al ídolo sino que la búsqueda empiece dentro de uno, dado que somos nosotros mismos en escena y a la vez no. Dentro de esos límites finos y con mucha prueba y error venimos avanzando.

-¿Cuál es su visión ante este planteo, Alan?

(Madanes) -Sandro no está y el desafío es tremendo porque era un artista inabarcable. Es muy difícil alcanzar algo de él para lograr una representación exacta. Si bien el actor indefectiblemente imita, porque hay algo que toma de un personaje que existió y que encima tiene características tan marcadas; si bien uno encara esa tarea, desde el guion de la obra y desde la puesta el personaje no está en nuestro cuerpo sino que estamos tratando de bajarlo hacia nosotros. Es una especie de invocación la que hacemos, una suerte de ritual para convocar a Sandro en cada una de sus canciones.

En este punto, Madanes (que viene de personificar a Frank Sinatra, nada menos) destaca el hecho de que “en la última etapa de audiciones nos encontramos los cuatro y los directores probaron los cruces entre nosotros. Entonces fue un trabajo grupal, muy colectivo desde el inicio. Estamos tratando de hallar cada uno lo que le pueda aportar al personaje y ahí es donde nos encontramos al servicio de la obra”.

-Y antes de este proyecto, ¿cómo era su vínculo con la figura de Sandro y con lo que representa para nuestra sociedad?

(S. Val) -A medida que empezás a estudiar un poco más en profundidad a Sandro y su música, y hallás también a Roberto, encontrás un sello de identidad muy fuerte, siendo argentinos e incluso siendo latinoamericanos y viviendo el romance desde un lugar muy pasional, con palabras sencillas y complejas a la vez. Descubrirlo implica redescubrirlo porque ¿quién no conoce a Sandro? Cualquier persona tiene una opinión formada de él, de sus canciones, de su trayectoria, porque al ser una figura pública invita a la gente un poco a eso. Pero redescubrirlo desde el lugar que lo estamos haciendo nosotros implica una responsabilidad enorme de poner en nuestra voz sus letras y su legado. Creo que nos estamos encontrando con un artista que rompió muchas más barreras de las que nosotros quizás conocíamos por el hecho de ser de otra generación.

 

EL TANGO

-En su caso, Malena, que viene del tango, ¿cómo se ensambla en este proyecto?

(Rossi) -En esa versatilidad que vamos viendo del artista encontramos que no sólo forma parte de nuestra identidad como argentinos sino que Sandro es -casi- un género en sí mismo. Un género muy nutrido por el tango y el rock. Del tango, puntualmente, destaca la época en que era joven y cantaba de una manera muy brillante, muy fluida a nivel técnico, y luego, ya sobre el final, cuando aflora la esencia más a flor de piel, esa cosa pasional de decir, esa ‘lentitud’ entre comillas, como de saborear las palabras con las posibilidades físicas que tenía. Eso está muy ligado a Goyeneche, por ejemplo; a Rubén Juárez, a (Edmundo) Rivero también, que son personalidades que le han dado una identidad al tango. Es por eso que no veo nada lejos al tango y a Sandro. No me siento ajena a este proyecto porque creo que Sandro también es tango.

‘Sandro. El gran show’ debuta el 10 de abril en el Teatro Coliseo, donde hará funciones de jueves a domingos.

“Ahí encontrás al artista que hay en él -interviene Madanes-. Vos hablás de rock y lo podés poner en la lista. Los rockeros lo admiran, lo tienen en un pedestal. Hablás de bolero y es un número uno. ¡Las canciones melódicas que tiene! También en el tango lo podés ubicar. Creo que el gran valor que tuvo Sandro, y que sigue teniendo, es haberse puesto a él mismo en cada una de sus obras. Hablo de sus ganas de transmitir, la pasión con la que canta es única. Por eso también hablamos del desafío de contar parte de su obra y de su historia, porque es muy raro hacerlo sin su voz, sin su presencia. Para hacerlo tenés que repartirlo en un montón de disciplinas. Vero Pecollo, entonces, está montando unas coreografías en las que ves a Sandro en el cuerpo de un ensamble de quince bailarines, que están haciendo una coreografía moderna, incluso, pero vos decís: ‘ahí está Sandro también’”.

-¿A qué público aspiran alcanzar con esta propuesta?

(NPC) -La intención, en parte, es convocar a las nuevas generaciones porque realmente es un acercamiento a su obra pero desde una óptica del 2025. Los arreglos de Pepe Pagán están buenísimos porque son reversiones sin perder la esencia de los temas. A lo que apuntamos es a que se unan distintas generaciones en esta celebración del artista armando un rompecabezas donde cada uno pone de lo suyo para que, si lo ves en su conjunto, aparezca finalmente Sandro.

-¿Qué creen que dirán sus admiradoras, siempre tan fieles al ídolo?

(AM) -Las nenas van a encontrar a Sandro, sin duda, o al menos el espíritu de Sandro. Y se van a encontrar a ellas mismas también. Porque la búsqueda la emprendemos desde un lugar muy honesto, respetuoso y amoroso. Creo que al no ir por la imitación, eso nos permite aprovechar un montón de otras herramientas para, a través de su arte, hacerlo un poco más cercano, más posible y humano.

(MR) -Más allá de ‘el show de Sandro’ pienso que esta propuesta nos va mostrar también de dónde venimos para seguir creciendo y revalorizando con contenido hacia dónde vamos. Traer su esencia hasta nuestros días tiene que ver con imaginar cómo haría hoy sus presentaciones, el baile, cómo llevaría su vida, todo.