Rosario violenta: una serie de intimidaciones a choferes volvió a paralizar el transporte en la ciudad

Rosario quedó paralizada una vez más por el miedo en las calles tras una serie de amenazas a choferes que derivaron en un paro de colectivos. A la medida, además, se le sumaron los taxistas que anunciaron un cese de actividad durante la madrugada del martes.

El primer caso registrado el lunes a primera hora, lo que devino en un paro que se extendió hasta entrada la tarde. Pero al caer la noche una seguidilla de intimidaciones volvió a atemorizar a los trabajadores.

CRONOLOGÍA DE AMENAZAS

Cerca de las 4.30 del lunes, un chofer del transporte urbano encontró en un colectivo de la línea 153 un mensaje intimidante escrito a mano y acompañado con el dibujo de una bala. Con los antecedentes recientes, cuando a comienzos de marzo fue asesinado un colectivero de la línea K en medio de una ola de crímenes, los choferes decidieron realizar una medida de fuerza para reclamar garantías de seguridad para trabajar. El paro se extendió hasta pasadas las 14.30, cuando se llegó a un acuerdo tras gestiones del gobierno provincial y el municipio con la UTA. De a poco, comenzaron a salir a la calle los colectivos y el servicio se normalizó cerca de las 16. Pero a la noche, el transporte urbano se volvió a paralizar a raíz de cuatro hechos ocurridos contra el transporte urbano de pasajeros en un lapso muy corto.

Primero se conoció, antes de la medianoche del lunes, un ataque contra el interno 4527 de la línea 143 Negro. Lo que se pudo saber fue que el chofer hacía su recorrido a la altura del barrio Las Flores, por Oroño y Battle y Ordoñes, cuando sintió el ruido de un impacto que dejó un orificio en la puerta de ingreso de los pasajeros. Casi en simultáneo, trascendió otro hecho que la policía había registrado horas antes, pasadas las 21, cuando un chofer del interno 3278 de la línea 110 denunció una intimidación. El trabajador contó que un pasajero advirtió la presencia en la unidad de un papel con un mensaje amenazante, algo similar a lo que había ocurrido la madrugada anterior con el 153.

Cuando el estado de alerta había acaparado a todas las líneas que funcionaban la noche del lunes, un chofer del interno 3048 de la línea Expreso notificó otro hecho. Se encontraba en la punta de línea, calle Cantú al 6900, cuando se le acercaron dos hombres. Uno de ellos le mostró una varilla de hierro y otro un elemento que pudo ser un arma de fuego. Mientras lo amenazaban, quien portaba la varilla le pegó al ventilete delantero hasta romperlo.

Por último, la conductora de un colectivo de la línea 126 reportó que conducía sin pasajeros cuando al llegar a Crespo y Virasoro sintió un golpe en la parte trasera del vehículo. Al arribar al lugar, personal policial constató que había un impacto en la unidad. Los peritos que trabajaron en el hecho no detectaron marcas de disparos de arma de fuego ni hallaron material balístico.

Fuera de los hechos relacionados a los choferes, cerca de la medianoche se reportó otra intimidación. Una vecina de Gandhi al 7200 le avisó a los encargados de un supermercado chino de esa cuadra que había visto a un hombre pegar un papel en la puerta del local. El mismo era un mensaje con amenazas de muertes dirigidos a "comerciantes, periodistas y toda persona que camine en la calle".

Ataques

La amenaza se dio en medio de la inquietud que viven los conductores rosarinos luego de que el colectivero Marcos Daloia, de la línea K, fuera baleado en la cabeza el pasado jueves 7 de marzo cuando cumplía su recorrido en México y Mendoza, en la zona noroeste de Rosario. Murió tres días más tarde en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca).

Otro colectivero asesinado fue César Luis Roldán, el 2 de diciembre pasado en plena tarde, cuando conducía un ómnibus de la línea 116 por Eva Perón y Cullen y fue abordado por un joven armado y que iba acompañado por un cómplice. Le dispararon directo a la cabeza.