EL LATIDO DE LA CULTURA

Revolver

``A los siete años escuché por primera vez Revolver de los Beatles. Fue una revelación. Esperaba un disco del estilo `yeah, yeah, yeah' y me apareció eso, lleno de cuartetos de cuerdas y de loops de cinta y creatividad sonora inimaginada para el mundo pop..'', afirma Pedro Aznar en una entrevista que pesco en televisión.

Diseñado por el fotógrafo Klaus Voorman, el arte de tapa del disco es un collage revolucionario compuesto por un dibujo de cuatro cabezas con ojos recortados de fotografías. Desde la parte superior desciende un río de recortes de rostros y figuras formadas por las expresiones más variadas: McCartney, en lo que parece un llanto; Harrison irreconocible con un gorro de safari o con una extraña barba; Ringo siendo Ringo; los perfiles de Rolling Stones, camuflados.

No entré a los Beatles por la puerta del beat ni por el twist & gritos sino por esa rara gema, repleta de cítaras, baladas lentas y obras maestras como Eleanor Rigby, donde Paul se pregunta de dónde vienen, a qué lugar pertenecen los solitarios.

Cuando se trata de Revolver es difícil elegir qué aspectos poner en relieve. A mi juicio conviene apuntar la oreja en cuatro direcciones: el sonido latoso y distorsionado de las guitarras; los prodigiosos arreglos instrumentales; los yeites y efectos sonoros, como salidos de otra galaxia (el himno Tomorrow never knows da cuenta de ello); y las armonizaciones vocales y coros.

Abre el disco Taxman (el cobrador de impuestos) canción escrita y cantada por George Harrison que se refiere al abusivo tipo de impuesto que pagaba en Inglaterra la gente con grandes ingresos, que a veces llegaba a alcanzar el noventa y cinco por ciento de sus ganancias. Destacan el sonido beat de las guitarras (los Beatles dialogando con su propio pasado) y el genial bajo de McCartney. En Doctor Robert la banda también suena como en sus comienzos, pero recargada: arreglos más sofisticados y coros más complejos.

El influjo de Oriente se hace presente en Love you to y el final de I'm only sleeping. Here, there and everywhere, en tanto, ha sido citada por Mc Cartney como una de las mejores canciones que escribió. Se trata de una tierna balada romántica, que remite al Pet Sounds, obra cumbre de los Beach Boys que marcó el sonido de la época a través del trabajo vocal de los hermanos Wilson. Yellow Submarine, She said, she said inauguran la veta surreal y lisérgica que los Beatles seguirían desarrollando en Magical Mistery tour, su siguiente disco.

La primera, convertida en su tema más popular entre el público infantil, recuerda a las drinking songs de los pubs británicos For no one, melancólica tonada sobre el desamor y la pérdida cantada por un Paul acompañado de un clave y un maravilloso solo de tromba. Y como en varias del resto de las canciones, de fondo, una pianola a veces blusera, otras veces clásica.

Al pie de la portada se lee ``Revolver'' en robusta tipografía sans serif. ¿Qué es esta palabra que puedo leer en español y qué tiene que ver con una banda inglesa? ¿Por qué `Revolver'' si no hay ninguna canción con el mismo nombre?, recuerdo haberme preguntado -al igual que Aznar- a mis siete años, la primera vez que tuve el disco entre las manos. Luego saqué con cuidado el compact de la cajita, lo puse en el compartimento del minicomponente que mis padres habían traído hacía poco de Ciudad del Este y lo escuché solo, de corrido, en el living de aquella casa de Boulogne. Fue como un segundo nacimiento. Corría el año 1990.