AGUSTIN BARLETTI REINVENTA LA FIGURA DEL EX PRESIDENTE

Retrato de un Illia desconocido y alejado de los estereotipos

Lamentablemente, la identificación del ex presidente Arturo U. Illia con la imagen de una tortuga ha permanecido durante demasiadas décadas. Sin embargo, la intención de los golpistas de 1966 de desprestigiarlo sigue encontrando en el tiempo y la verdad a su más impasible enemigo.

Colabora en esa dirección, y de una manera profunda y valiosa, el libro del escritor y periodista Agustín Barletti. Si bien la novela histórica Arturo Umberto Illia - Salteadores nocturnos fue publicada en 1998, ve ahora su segunda edición (De los Cuatro Vientos - 315 páginas), corregida y aumentada con más precisión y una mayor documentación. El título del libro corresponde a una de las frases textuales que el ex presidente les dijo en la cara a los militares golpistas que lo fueron a sacar de su despacho aquel fatídico 28 de junio de 1966.

PERSONALIDAD MULTIFACETICA

"Lo más importante de mi vida no fue la presidencia", le decía el ex presidente al autor en las decenas de horas grabadas que conserva. Nace ahí el objetivo primordial de esta obra: el descubrir y revelar una personalidad verdaderamente multifacética.

Basada en miles de documentos recolectados durante años por Barletti y sus diálogos con Illia, la historia crea personajes ficticios como disparador para ir recorriendo la verdadera historia y temperamento del protagonista.

 De esta manera van surgiendo relatos inéditos, acontecimientos sorprendentes y diálogos conmovedores que van dando forma y vida a un Illia muy distante de aquella falsa imagen de tortuga.

Desde la conquista casi cinematográfica de su esposa ante el rechazo de la familia de ella por la diferencia de edad; pasando por los días de cárcel que pasó en Berlín a principios de la década del "30 por no querer saludar con el brazo en alto a miembros de la Juventud hitleriana mientras tomaba algo en un bar; hasta la riesgosa misión, años después, para comprar armas de fuego a traficantes para defender al gobernador cordobés Amadeo Sabatini.
También van configurando su personalidad tranquila, pero imperturbable a la hora de cumplir una misión o un objetivo, el simulacro de fusilamiento que tuvo que enfrentar en 1955, días después de la autodenominada Revolución Libertadora, cuando se descubrió su participación en los comandos civiles en Córdoba y la creación de un código secreto. O también su inolvidable encuentro con Yrigoyen en la Casa Rosada en las vísperas del golpe de 1930.

Las cientos de anécdotas como médico en Cruz del Eje atendiendo a toda hora, sin importar a quien, y sus investigaciones en la lucha contra el mal de Chagas amplían aún más el conocimiento de las diversas aristas de un carácter noble y solidario pero insobornable a la hora de hacer valer sus valores y honestidad.

Un ejemplo de todo esto lo da, ya siendo Presidente, el siguiente diálogo que mantuvo con su secretario de prensa Emilio Parodi: 

"-Doctor Illia, ¿para qué me ha nombrado usted secretario de Prensa, si yo no tengo nada que hacer?

-Es cierto, tiene Usted razón -respondió Illia- Quédese tranquilo Parodi, que ya le voy a conseguir alguna otra ocupación.

-Pero doctor, quiero servirle para difundir su obra ante el pueblo argentino.

-No Parodi, deje tranquilo a este pueblo, cansado de presidentes que llegan con la fórmula mágica y prometen el oro y el moro.

-Pero la prensa es salvajemente crítica con nosotros.

-Deje que nos ataquen, que nos critiquen. Hagamos alguna cosa y, después de algún tiempo, si hemos cumplido, ya veremos la forma de hacerla conocer, siempre dentro de los límites de la verdad, y reflejando con claridad meridiana lo que realmente se hizo. Entiéndame Parodi, quiero que el pueblo determine por sí mismo".

ROMPECABEZAS

Este fantástico rompecabezas tiene también entre sus piezas más importantes la austeridad personal que Illia mantuvo durante toda su vida y su desapego al dinero (que su esposa trataba de llevar adelante como podía). Episodios como la pequeña habitación que usaba en la Casa Rosada para dormir durante la semana o los fondos reservados que no tocó durante los tres años de su presidencia, hablan por sí solos sin más comentarios.

Su aversión al protocolo y su amor al yoga, al budismo o la filosofía dan una imagen definitiva del hombre que había nacido en Pergamino en el 1900, que gobernó el país entre 1963 y 1966 y que dejó un gran legado para todos los argentinos. Salteadores nocturnos es una oportunidad para descubrir un Illia desconocido, lejos de los estereotipos, de una manera ágil y entretenida.