CLASICA: En el Auditorio del Palacio Libertad

'Rentrée' de la Sinfónica Nacional con piezas de Elgar y Gardelin


Orquesta Sinfónica Nacional. Concierto con obras de Gerardo Gardelin y Edward Elgar. Dirección: Emmanuel Siffert. Solista invitado: Viento Sur (cuarteto de trombones). En el Auditorio Nacional del Palacio Libertad, el viernes 28.


 

Como todos los años, la actividad musical va renaciendo en este tiempo de verano y la Orquesta Sinfónica Nacional, fundada hace ya siete décadas, también regresó con un concierto de apertura de interesantes perfiles. Con la batuta del director suizo Emmanuel Siffert (57), muy allegado a este organismo últimamente, comenzó el concierto con una obra del compositor argentino Gerardo Gardelin, escrita para cuatro trombones y orquesta, en tres movimientos. Una pieza dedicada al cuarteto Viento Sur, que integran los instrumentistas Pablo Fenoglio, Carlos Ovejero, Enrique Schneebeli y Jorge Urani. quienes intervinieron en la velada.

Lo cual permitió el lucimiento de los cuatro trombones, que hicieron como agregado al público el afamado ‘Paisaje de Catamarca’, del músico ‘Polo’ Giménez, pieza que se remonta más de medio siglo atrás en el repertorio folklórico provinciano. Ahora bien, la obra de fondo del concierto, volviendo al repertorio clásico, fue dedicada a una personalidad de la música inglesa que tuvo una larga trayectoria, Edward Elgar (1857-1934), compositor de varias obras muy conocidas como ‘Las Variaciones Enigma’, o la marcha ‘Pompa y circunstancia’, entre otras .

Además, fue un sinfonista destacado de Inglaterra. También vale la referencia, como contracara, que fue visto un poco en su época, más que como un representante ilustre de la tradición inglesa, como un aliado de muchas influencias europeas, según algunos analistas. Pero, sin duda, cobra fama su producción, que tiene dos sinfonías extensas, la segunda de las cuales, la Sinfonía N° 2 en Mi bemol mayor, op.83, se ejecutó en esta sesión, y que fue dedicada a Eduardo VII. Por cierto que la obra de Elgar requiere aquí una nutrida orquesta y la Sinfónica respondió con la buena y experimentada concertación y ajuste de su director en los cuatro movimientos que la llevan a una longitud de casi una hora.

El resultado fue positivo y cabe una vez más recordar que una parte del público asistente –cosa que anticipó la locutora al inicio y no se cumplió- interrumpió con el aplauso el silencio entre movimientos. Una mala costumbre que viene incorporada hace tiempo y los críticos venimos señalando. En resumidas cuentas, fue un resultado enjundioso, de reencuentro entonces, en este primer contacto de la Sinfónica Nacional, empezando el año, y con miras a una nueva temporada de las muchas que acumula desde 1949 cuando dio su primer concierto (en ese caso en el Colón), con la dirección del recordado maestro Roberto Kinsky

Calificación: Muy bueno