Siete días de política

Radicales y peronistas aliados contra Milei en el Congreso

En Diputados se unieron para aumentar el gasto universitario y el salario docente. En el Senado traban el blanqueo y ganancias para obstruir la recaudación. La gobernabilidad en el laberinto

Javier Milei tropezó la semana última con el mayor desafío de su corta gestión. La oposición radical y peronista pasó a la ofensiva en las dos Cámaras del Congreso con un movimiento de pinzas.

En Diputados armó una sesión contra la voluntad del gobierno y logró reunir el quorum. Acto seguido aprobó un emplazamiento para que las comisiones dictaminen sobre la indexación de las partidas de gastos universitarios y la restauración del Fondo de Incentivo Docente (FONID).

El primer proyecto obtuvo dictamen en 48 horas. Es prioritario para los radicales que controlan la caja de la UBA. El segundo, que puede hacerle un agujero de miles de millones de pesos al Tesoro Nacional, es reclamado por los gremios docentes con terminales en el kirchnerismo.

En el Senado, en tanto, la ofensiva se materializó con el bloqueo de los dos proyectos que empuja el Ejecutivo: la Ley de Bases y la reforma impositiva. En este caso el protagonista fue el presidente del Comité Nacional de la UCR, Martín Lousteau. Más allá de trabar los proyectos los radicales le apuntan al blanqueo y a la restitución del impuesto a las ganancias para la cuarta categoría, vitales para aumentar la recaudación.

En síntesis, una cámara impulsa el aumento del gasto, mientras la otra sabotea los recursos. El presidente no tardó en reaccionar: “Les aviso. Cualquier proyecto que manden desde el Congreso, que quiera romper la caja y hacer volar este país por los aires, se los voy a vetar”.

Más allá del incipiente conflicto de poderes, el triunfo de los radicales más confrontativos plantea un complejo escenario al gobierno. Entre los herederos de Alem e Yrigoyen prevaleció el sector más radicalizado, capitaneado por Lousteau, y retrocedieron gobernadores y diputados “dialoguistas” como Rodrigo de Loredo que había quedado aislado y haciendo pucheros en la puerta de Diputados cuando jugó con Milei. El viento cambió y ahora los legisladores de la UCR son compañeros de ruta del peronismo. Tiene su lógica: los dos fueron derrotado en las urnas hace seis meses.

El objetivo de esta alianza es liquidar el superávit fiscal que constituye el único sostén de un gobierno sin base política. El ajuste ortodoxo empezó a derrumbar la inflación más rápido de lo esperado, lo que llevó a la dirigencia a considerar que había llegado la hora de actuar contra un presidente que mantiene su popularidad y se fortalecerá por ese camino.

El efecto del acuerdo UCR-PJ –que replica el de Alfonsín y Duhalde contra de la Rúa en 2001—tendrá un fuerte impacto sobre la gobernabilidad y empeorará las expectativas de reactivación económica en un plazo razonable. Fue muy clara en ese plano la encargada de negocios de la embajada norteamericana, Abigail Dressel, al opinar que las reformas propuestas por Milei generaron “optimismo”, pero que es imprescindible “un marco legal y regulatorio que brinde un clima de inversión predecible”.[s1]  Contra eso apuntan precisamente los esfuerzos opositores en el Senado cuando intentan voltear el capítulo que da garantías legales a las grandes inversiones de largo plazo.

Después de la sanción de Diputados y antes del debate en comisión en el Senado --que ya se extiende por más de dos semanas--, el mercado veía muy probable que la Ley Bases y el paquete fiscal fueran definitivamente sancionados. Ahora cree que el bloqueo en la Cámara alta está comprometido. Esa presunción se reflejaría, por ejemplo, en el aumento del riesgo país.

Para dar un sustento real a cualquier plan de estabilización se requiere una mayor solidez fiscal, meta que las amplias mayorías opositoras en el Congreso empezaron a torpedear. De allí la necesidad para el gobierno de que los proyectos frenados por senadores salgan del atolladero. Algo que hacia el fin de semana parecía poco probable.

Conclusión: Milei enfrenta una resistencia inconmovible en las dos Cámaras. La oposición aprobó el emplazamiento a comisiones por 152 votos a 81, lo que indica que el oficialismo, aun con ayuda del PRO, no alcanza un tercio del cuerpo, condición indispensable para que los eventuales vetos del Poder Ejecutivo permanezcan firmes. Dicho de otra manera: la oposición unida no está lejos de los dos tercios para rechazar la única herramienta que le queda al presidente para manejar la economía.

También es indispensable dominar un tercio en cualquiera de las Cámaras para que el presidente o sus ministros no sean removidos mediante juicio político. Esta hipótesis no es descabellada. Tres diputados nacionales presentaron el viernes una denuncia penal contra Milei por haber viajado a España para participar de un acto político usando recursos públicos. Esa jugada deja abierta la puerta a un eventual desafuero que la oposición tiene número suficiente para promover.