​Claves de la seguridad

Quo Vadis Argentina

La Argentina, por la herencia reciente recibida y por las pésimas gestiones de por lo menos 20 años atrás, empezó el año parada en una delicadísima situación económica y social. El covid-19 no está haciendo más que profundizarla. La cuarentena no parecería que se relajará demasiado hasta entrado junio/julio, con suerte. El invierno no aparece como el mejor momento para ello. 

En términos del covid-19, Argentina es un paciente de alto riesgo de más de 80 años. Por cada 10 mil pymes que quiebren, el desempleo aumentará el 3%. Especialistas estiman que al menos el 5% de ellas dejarán de existir, en el mejor de los casos. Muchas de ellas están prefiriendo quebrar ahora y ver más adelante. Importantes analistas estiman la caída del PBI en 10/12 puntos. Esto puede implicar un desempleo cercano al 20% y una pobreza próxima al 50% en poco tiempo. La emisión monetaria descontrolada no podrá detenerse y muy probablemente aparezcan las cuasi monedas provinciales, por lo que la inflación podría llegar a niveles peligrosos. ¿En default virtual/real y con nuestros antecedentes, quién invertirá/prestará dinero para salir de la peor situación económica desde el 2001?

La situación social se podría complicar gravemente. Ya Grabois en noviembre pasado vaticinaba: “Hay mecha corta en Argentina” y “no hay margen para nuevas decepciones“. Imaginemos esa “mecha“, con el inevitable deterioro de la situación social, los cientos o miles de muertos producto del virus y de nuestro precario sistema de salud, y con fuerzas policiales y de seguridad agotadas por el esfuerzo que vienen haciendo y sin mucho respaldo político para imponer el orden en supermercados y hospitales.

La gran oportunidad

Todo lo anterior lleva a conjeturar que podría existir un elevado riesgo de una radicalización autoritaria del actual gobierno, sobre todo empujada por su ala K dura, ya insertada en todos los estamentos del Estado y, en general, admiradora de sistemas de este tipo. 

El covid-19 más el default y las consecuencias sociales, aparecerían entonces como la gran oportunidad/excusa. Para ello, el fantasma de una reforma de la Constitución (ya escuchado durante el 2019), la necesidad de terminar de una vez y para siempre con las causas judiciales derivadas del período 2003/2015, unas Fuerzas Armadas golpeadas y fácilmente cooptables,-imprescindibles para cualquier aventura autoritaria-, una oposición tibia y sin cohesión, un peronismo tradicional tan sumiso como en el 2011/15, y el seguro apoyo político y económico de China y sus aliados en la región, a cambio de nuestros recursos naturales, no parecería ser una teoría demasiado utópica. Por el bien de la República y de nuestro sistema democrático, esperemos que esta conjetura sea descabellada.