El rincón de los sensatos

¿Qué se puede esperar?

Por Jorge Vanossi

Hay muchas cosas y bastantes temas para incursionar en las preocupaciones que nos conmueven en medio del fin del año electoral y político. Y como decía Churchill cierto es que "una cuestión central es tener perspectiva". Su talento avanzaba aún más, habida cuenta de reconocer que "un hombre es tan grande como las cosas que lo hacen enojar" (SIC). Y otro gran pensador como lo fue Bernard Shaw afirmaba a los amigos que "no esperes, pues nunca será el momento correcto o justo: comienza con lo que tienes y con las herramientas disponibles, y así encontrarás en el camino mejores herramientas".
En la modestia de mi pensar, me atrevo a recordar que el expresidente de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas Gregorio Badeni nos recordó muy atinadamente el mensaje que dio Bartolomé Mitre respecto a la Corte Suprema, cuando sostuvo que su misión es "velar por la salud de la República", siendo lamentable presenciar la grave enfermedad que aqueja al politismo cognitivo que sacude a la sociedad en su casi plenitud, impidiendo la comprensión de una enfermedad para la salud del pueblo resultando difícil -o imposible- distinguir lo que es República y lo que acompaña a la división de los poderes.
Por todo ello es cierta la inversión en la investigación -científica y jurídica- en cuanto a que la ciencia no es cara, como decía Houssay, puesto que cara es la ignorancia, que es la peste que nos agota (SIC).
De las desaveniencias sabemos que transitan entre las oposiciones, las discordias y las contrariedades, hasta desconcertar en el devenir. El mismo pensador Norberto Bobbio en su obra Liberalismo y Democracia, salta desde el liberalismo al igualitarismo, pues tienen sus raíces en concepciones del hombre, y tienen en la sociedad profundamente diferencias, sin perjuicio de una sociedad liberal-liberalista siendo inevitable que sea inigualitaria, así como una sociedad igualitaria por fuerza es liberal (SIC).

DESCOMPOSICION
Pero graves son otras cosas que se suscitan: es que estamos asistiendo a la descomposición total de la República. ¿Cómo se ve eso hoy; y antes de ayer; y quizás mañana?
Los pasos que se visualizan son secuencias seguidas, a saber:
1. Se inicia el desorden.
2. Sigue el malestar.
3. Prosigue el caos.
4. Avanza la anarquía.
5. Continúa el desquicio.
6, Se aproxima la dictadura.
7. Implosiona el derrumbe.
8. Se llega al acabose.
Esto genera una pregunta fundamental a encarar: ¿Y la resurrección para cuándo?.
También surge otra incognita: ¿Llega la retrospección? ¿Será mirar hacia atrás, como si hubiera sucedido en un tiempo anterior a aquel que realmente ocurrió?
Y también es de "esa humanidad que en un ESTADO se incurra cuando los atropelladores de la vida ciudadana osen contra la ordenación sistemática y eliminadora de las libertades y garantías inherentes al ejercicio constitucional de los derechos políticos que emanan de la Constitución Nacional.
Las confusiones suelen ser frecuentes en el devenir de los procesos políticos e institucionales; a tal punto que el mismísimo Albert Einstein llegó a decir que "la mente es como un paracaídas: sólo funciona si la tenemos abierta" (SIC); y hasta Jorge Luis Borges dijo que aparecía a veces la "dictadura de la aritmética..." ¿Será verdad?, es la pregunta acerca de que "todo esté controlado por algoritmos que nos empujan en ciertas direcciones" (SIC).
Vale la pena afrontar las instancias que aparecen de repente: el estigma de la inseguridad desvalorada, la violencia física, los abolicionismos penales, más otras apariciones que conducen a un temor, a saber: horror y espanto; desesperación; llanto.
No puedo olvidar a mi maestro, al que citaré una vez más: "La democracia se integra con el reconocimiento y la aplicación del conjunto de los principios morales que conforman los contenidos éticos propios de la República contemporánea" (Carlos Sánchez Viamonte dixit).

BORGES PENSO
Por último, no es dable olvidar los pensamientos que se suman pese a los años, pero con el valor de sus verdades. No puedo olvidar al querido Borges, que pensó en cambio y con justicia que lo único e imperdurable era la infelicidad, cuando afirmó "he cometido el peor de los pecados: no he sido feliz"; y Baldomero Fernández Moreno también sentía el dolor de sufrir que existía en una casa ”setenta balcones y ninguna flor". ¿Qué les pasa?, era la pregunta del caso.
Con el tiempo transcurrido merece recuerdo un pensamiento de Erich Fromm, que en plena angustia del aciago año de 1941 puso en evidencia su obra El miedo a la libertad
, cuyo fragmento vale aún hoy, cuando dijo: "El hombre fue privado de la seguridad de la que gozaba, del incuestionable sentimiento de pertenencia y se vio arrancado de aquel mundo que había satisfecho su anhelo de seguridad tanto económica como social. Se sintió solo y angustiado. Pero también era libre de obrar y pensar con independencia de hacerse dueño de sí mismo y de hacer de su propia vida todo lo que sea capaz de hacer y no lo que le mandaban a hacer".
Cabe rememorar que ese pensamiento también puede ser de actualidad, ya que vivimos en difíciles circunstancias oníricas, a fin de un manifiesto a la osadía de los individuos decididos a torcer destinos que pueden parecer sellados. Finis corona opus.