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¿Qué puedo hacer para ayudar a Milei?

Por Diego Barceló Larran * 

Los más preocupados por los largos años de decadencia pueden querer apoyar a Milei por su intención de desmontar el modelo de intervencionismo ilimitado y volver al espíritu y la letra de la Constitución alberdiana. Otros querrán hacerlo porque entendieron que la emisión monetaria sin control es autodestructiva y Milei es el que más fuerte prometió erradicar ese vicio de raíz. Habrá quien quiera apoyar a Milei simplemente porque se da cuenta de que, en la medida que su gestión tenga éxito, la vida de la gente común será más fácil: como mínimo, estabilidad de precios, menos impuestos y más seguridad en las calles. 

También caben alternativas más superficiales. Por ejemplo, querer apoyar a Milei por sus gestos de auténtico servidor público, como no haber cobrado nunca mientras fue diputado, viajar en vuelos de línea o hacer pagar a sus ministros su parte del costo de un asado. O por la satisfacción de tener un presidente que no da vergüenza cuando sale al exterior y que consigue que sus discursos sean seguidos con atención, se compartan masivamente por redes sociales y despierten admiración de personalidades de relieve.

Hay muchos más motivos para querer que al gobierno de Milei le vaya bien. Pero cuando no solo se barre la casa, sino que se fumiga a fondo, se quitan telarañas y se levantan las alfombras, los insectos y ratones acostumbrados a vivir en la mugre intentan defender el que fue su hábitat. Lo mismo está pasando en la Argentina por las reformas que propone el nuevo gobierno, que van de lleno contra el modus vivendi parasitario de muchos, acostumbrados a mamar del presupuesto público (es decir, del trabajo ajeno).

Que los sindicatos hayan convocado una huelga general apenas 45 días después de haber asumido Milei (tras cinco años inmovilizados) y que un cineasta haya pedido “ganar la calle hasta que caiga el gobierno”, son dos de los varios ejemplos que demuestran la poca vocación democrática de amplios sectores de la sociedad argentina. Casos que evidencian que el riesgo de volver a la dinámica decadente es alto.

Por eso hay muchos que quieren hacer algo para apoyar a Milei, pero no saben concretamente qué. Hay algunas reacciones, como las varias iniciativas para demostrar el rechazo a la huelga general. Eso sirve, pero no hay que olvidar el rol central del Poder Legislativo para que el cambio se transforme en leyes. 

Es un error habitual separar a los legisladores en buenos y malos, según su apoyo u oposición al gobierno. Si fuera así, no habría nada que hacer. Pero la acción política consiste en convertir malos en buenos para conseguir que los proyectos sean aprobados. La clave es hacer ver a los legisladores que el 56% que votó a Milei en el balotaje no fue una cosa puntual, sino la expresión de una vocación de cambio que atraviesa toda la sociedad.

El instinto de supervivencia política puede hacer cambiar de vereda a los que vean que no es solo el gobierno sino la mayoría de la población la que quiere avanzar en el sentido de la libertad.

EL COMITE PEP

Un gran ejemplo es el Comité PEP, que reúne a pymes, empresarios y productores, que hicieron explícito su apoyo a la reforma laboral incluida en el DNU 70/2023 y se están reuniendo con legisladores para que apoyen esa norma.

Imagino que hay muchísimos más empresarios que, por diferentes motivos, no se atreven a ser tan explícitos. Ellos también pueden jugar un rol clave. Hay asociaciones, medios, periodistas e influencers de todo tipo dispuestos a dar la cara por las ideas de la libertad. Todos ellos pueden escribir artículos, organizar eventos o ampliar su presencia en redes sociales, entre muchas otras alternativas, pero para eso necesitan recursos. Los empresarios que prefieran apoyar desde el anonimato pueden financiar cualquiera de esas iniciativas.

La gente de a pie puede jugar un rol importante. Por ejemplo, en la web del Congreso de la Nación están los correos electrónicos de todos los legisladores. Se les pueden enviar mensajes para pedirles que apoyen los proyectos del gobierno; también se les pueden pedir reuniones para hacerlo de modo personal. 

“No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”, dijo John F. Kennedy de manera acertada. Toda el esfuerzo de Milei y sus ministros será inútil si no hay un apoyo activo, continuo y organizado de todos y cada uno de los que quieren que estos días sean de verdad los primeros pasos de una nueva Argentina. 

* Economista 
@diebarcelo