Días atrás un amigo me contaba que durante las despiadadas guerras civiles de la primera mitad del siglo XIX ,las distintas ramas de sus ancestros habían quedado en lados antagónicos, unos federales, otros unitarios. Después de la caída del rosismo, miembros de esas familias enemistades se fueron uniendo por matrimonios y así diluyendo sus antinomias.
Familias de raigambre federal que no tenían mayor prurito en degollar a sus enemigos, después de Caseros (una verdadera bisagra de nuestra historia) entablaron vínculos familiares con los “salvajes unitarios” quienes tampoco habían tenido muchos cargos de conciencia al ordenar el fusilamiento de los federales.
A esto se reducía la civilización o barbarie: unos degollaban, los otros fusilaban. Ejemplos como los García Mansilla o los sobrinos de Rosas que actuaron como edecanes del general Mitre, o el abrazo entre Valentín Alsina y Lorenzo Torres son ilustrativos de como los hasta ayer enemigos mortales, confraternizaban amablemente.
¿Y qué fue lo hizo que antiguos enemigos se unieran con lazos familiares? Obviamente, hay más de una respuesta a esta pregunta, pero me inclino a pensar que fue una forma de adaptarse a un nuevo proyecto de país.
En ese entonces, el modelo agroexportador estaba basado en cueros y lanas pero prosperaba. El auge del trigo llegó hacia 1880, gracias a la difusión del alambrado que permitió manejar mejor la hacienda. La aparición del buque Frigoriphique hizo que nuestra carne llegase a Europa (hasta entonces solo se exportaba charqui y tasajo a Brasil y Cuba, donde era comida de esclavos).
Este fue el momento cuando dejaron de pasar las balas para dar lugar al comercio (concepto esbozado por Adam Smith pero difundido taxativamente por Frédéric Bastiat en 1858).
Los matrimonios entre estas familias tradicionales aseguraron la unión de grandes extensiones de tierras que aumentaron cuando esas mismas familias ofrecieron los medios para equipar al ejército de Roca.
¡A PROGRESAR!
Conquistado el desierto y alejado el peligro de los malones que hasta 1876 hostigaban zonas cercanas a Buenos Aires, el país se dispuso a progresar.
A veces las expectativas eran demasiado optimistas y se producían crisis económicas, ya que los argentinos, desde entonces, tenían la costumbre de gastar más de lo que producían... total, la próxima cosecha o la próxima parición proveerá. Un parte significativa de la deuda externa durante la crisis de 1890 era por champagne francés.
Asegurar el comercio y la prosperidad con felices intercambios comerciales y familiares fue la mejor forma de atraer la paz, aunque no asegurarla, porque en la segunda mitad del siglo XIX hubo una cantidad de conflictos armados que respondían a la imposición de Buenos Aires sobre las demás provincias, conflictos partidarios, quejas de fraude, desmanejos económicos con tufillo a corruptela ,etc.
Al contrario de lo que nos quieren hacer creer, las colonias de inmigrantes –que fueron víctimas de acciones fraudulentas vergonzosas– no fueron los grandes protagonistas de este modelo de país que favoreció, mayormente, a los latifundistas.
De allí que los anarquistas y comunistas llegados de Europa (dónde el minifundio era la regla) promovieron la revolución agraria para atacar a "la oligarquía vacuna" como llamaban a las clases acomodadas.
En la Argentina no fue necesario llegar al distribucionismo forzado. En la Argentina la revolución agraria se hizo de la mejor forma posible: en la cama. Una pareja dueña de 200.000 hectáreas tenía diez hijos que heredaban 10.000 hectáreas, quienes, a su vez , tenían cinco hijos que heredaban 4.000 hectáreas y a su vez tenían bisnietos y tataranietos que se repartían al patrimonio hasta que a la sexta generación le tocaban cuatro macetas.
FIN DE EPOCA
Hasta la década de 1945 ,con las dos guerras mundiales que Argentina había aprovechado con esmero, el rumbo económico del país –agro, agroindustrial– había resultado exitoso.
El problema surgió cuando comenzó a plantearse un modelo de industria pesada con veleidades tecnológicas en un país cuya población era escasa y económicamente debíamos competir con el resto del mundo en desventaja geográfica.
La Argentina estaba lejos de los centros comerciales y era un país extenso con altísimos fletes. El modelo industrial resultaba atractivo para muchos (incluidos políticos y empresarios) y se empezó a financiar con los recursos del campo.
Paralelamente a esta industrialización se construía un modelo de bienestar social similar al promovido por Bismark en Alemania o basado en el laborismo británico, nombre original del que sería el Partido Justicialista.
Hacia 1950 había unos 20 millones de argentinos que vivían bien (por más que se quejaban, había menos del 10% de pobres). Esencialmente esos argentinos vivían del campo, de los productos agroganaderos que exportaban con poco valor agregado.
Pasados 80 años, de los casi cincuenta millones que habitan la Argentina hay unos 20 millones de argentinos que viven más o menos bien del campo (no tan bien como sus abuelos) pero el resto tiene niveles de pobreza muy superiores que ha tenido picos de casi un 50% por más que ahora este alrededor del 35% (el Indec dice que a fines del 2023 era del 41,7% y a fines del 24 había bajado al 38%).
Una buena parte de los ingresos del gobierno están basados en los impuestos y retenciones a la actividad agropecuaria. La Argentina ha fracasado en sus aspiraciones de tener una industria competitiva (obviamente hay excepciones) y tecnología de punta.
Aun no contamos con un modelo viable de país que insiste en expoliar al campo para seguir bancando modelos que no terminan de ser exitosos o tratar de tener una industria viable que compita con países industriales como China y demás países del sudeste asiático (proeza destinada al fracaso ).
¿Alguien sabe qué modelo de país queremos? ¿En qué podemos ser exitosos? Lo hemos sido y seguimos siendo en agricultura y en ganadería . Pero el mundo cambió y requiere de nosotros un cambio tecnológico. Sin embargo, no tenemos los medios por falta de recursos y deterioró de nuestra infraestructura.
Ahora también disponemos de renta petrolera y gasifera que han traído cierto alivio a las arcas, aunque aún falten fortunas para invertir y nos encontramos con el escollo cantado de YPF. La actividad minera extractiva sea un proceso a completar. Pero requiere una eficaz preservación del medio ambiente. ¿Podremos crear un modelo productivo eficaz para sumar valor agregado a nuestros productos?