Buena Data en La Prensa­

¿Qué nos pasa?­

­El devenir político de los últimos tiempos nos deja casi sin posibilidad de asombro. Todo se ve como posible, sin embargo, siempre aparece algo insólito que nunca hubiéramos imaginado. La realidad supera la ficción y la imaginación.

Una y otra vez nos preguntamos hasta cuándo y cuánto. ¿Cuánto puede soportar el pueblo argentino sin reaccionar enérgicamente?, ¿hasta cuándo soportará que lo ninguneen, lo maltraten y se le rían en la cara?, ¿hay un límite? O simplemente ya hemos perdido toda posibilidad de reacción.­

Las respuestas unicausales generalmente son falsas. Hay muchas razones que confluyen y puede haber tantas como personas. Pero podemos aventurar algunas respuestas.­

­UN PUEBLO INFANTIL­

Muchas veces nos han dicho que somos un pueblo joven. Comparado con los países de la veterana Europa y del milenario Oriente, los de América son aún jovencitos. Pero el tiempo fue pasando y ya hemos pasado por experiencias que debieran habernos hecho madurar. Sin embargo, nos comportamos como si estuviéramos aún en el mundo mágico infantil, conformándonos con medias verdades y entreteniéndonos en un teatro de títeres, mientras esperamos que papá Estado solucione todos nuestros problemas, nos abrigue, acompañe y cuide.­

Para crecer no solo tiene que pasar el tiempo. Hay que querer crecer y hacer el esfuerzo para lograrlo.­

­CIUDAD ZOMBI­

Vaya un ejemplo: en la Ciudad de Buenos Aires, la gran mayoría se ha inoculado con una o más dosis de las vacunas elaboradas en tiempo récord. Recordemos que bastó que se descubriera lo ocurrido con el famoso vacunatorio VIP, para que la mayoría que todavía dudaba que hacer, reaccionara anotándose casi compulsivamente, para ser inyectado con la vacuna rusa, china o la que le tocara en suerte, que posteriormente se podría combinar con cualquier otra, por más que el certificado decía lo contrario. Se podía utilizar aún vencida o, aunque cambiaran las cepas del COVID 19. Algo nunca visto y que sin embargo la mayoría compró sin buscar o rehusándose a escuchar otras fuentes, sin cuestionarle nada a gobernantes y funcionarios que probadamente dieron muestras de ser mentirosos pertinaces.­

Este tipo de conductas quizás también puede explicar lo que ocurre actualmente con el uso del tapabocas. El gobierno de la Ciudad dispuso hace casi un mes la no obligatoriedad de su uso en los espacios cerrados y en las líneas de Subterráneos, pese a esto y a estar vacunados, todavía la adhesión al adminículo en la cara, sigue siendo notoriamente mayoritaria.­

Es evidente que una sociedad que actúa así, no ha encontrado el momento para detenerse a pensar y reflexionar serenamente sobre lo actuado. El miedo hizo que muchos dejaran de lado el sentido común, y obedecieran a los mandatos del poder y de los medios de comunicación.­

­UN EJEMPLO `LEJANO'­

Hace un tiempo, en un documental sobre Corea del Norte, mostraron escenas de la vida cotidiana en ese país a través del relato y las imágenes grabadas por una periodista que logró evadir la hermética dictadura de Kim Jong-un. Obviamente no es nuestra intención asemejar nuestra realidad a esta otra tan penosa, pero sirva el ejemplo para un comportamiento humano y social ante el miedo.

La periodista convivió unos días con una familia corriente y normal. Parecían tener una inteligencia promedio, y podían comunicarse fácilmente - traductor mediante- para hablar de varios temas. En un momento, la "infiltrada" preguntó qué pasaría si descubren que "el líder" del régimen personalista está equivocado. Las personas se miraron sin comprender. No entendían. Pidieron repetir la pregunta. Aún seguían sin entender. El miedo no les permitía siquiera pensar en esa posibilidad.

­MIEDO PARALIZANTE­

Dos años de encierro nos amansaron, ya nadie quedó igual. Hemos padecido crisis cíclicas profundas y esperanzas traicionadas. Es cierto que cuando se está sufriendo un dolor intenso, parece que es el más grande, jamás sufrido. Pero esta crisis nos encuentra peor parados, casi sin posibilidad de respuesta. El temor, en todas sus formas - desaliento, humillación, vergüenza, pánico, estremecimiento, preocupación y miedo al miedo- se apoderó de nosotros y nos dejó fríos e inmóviles.

Estamos desalentados porque ya varias veces nos engañaron o compramos espejitos de colores, nos sentimos humillados, ya no es posible echarles culpas a los gobiernos de facto: hace casi 40 años que elegimos a nuestros gobernantes y ¿a esto llegamos?, Nos dan vergüenza ajena los papelones reiterados de nuestra clase dirigente, tenemos pánico de ser una segunda Venezuela y nos causa estremecimiento vernos rodeados por la barbarie comunista que se está sembrando entre nuestros países vecinos. Nos preocupa la decadencia educativa, moral, social y económica y tenemos miedo a que pasen los años y no logremos superar los miedos.

Podríamos coincidir con el poeta, filósofo, filólogo y erudito italiano del Romanticismo, conde Giacomo Leopardi quien sentenció: "No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo''

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