El Rincón del Historiador­

Pueyrredon y Fustinoni, dos cercanos ejemplos de probidad­

­En medio de tantas noticias sobre corrupción, El Rincón del Historiador no necesita alejarse demasiado en el tiempo, para destacar como otra cara de la moneda las figuras ejemplares de dos académicos.­

El primero de ellos Carlos Alberto Pueyrredon, abogado, productor agropecuario, empresario, político (fue diputado nacional e intendente de Buenos Aires) sintió especial preferencias por los estudios históricos. Su obra lo llevó a ser incorporado a la Junta de Historia y Numismática Argentina como miembro de número en 1934, Academia Nacional de la Historia dos años después.

En 1959 fallecido el doctor Ricardo Levene fue sucedido en la presidencia de la corporación por el escritor Arturo Capdevila. A fin de ese año, en la renovación de autoridades fue elegido presidente el doctor Carlos Alberto Pueyrredon, realizándose la primera sesión el 5 de enero. Como lo expresara el nuevo presidente en su memoria ese año "se dedicó íntegramente a la preparación y organización del Tercer Congreso Internacional de Historia de América, que se realizó en Buenos Aires desde el miércoles 12 al lunes 17 de octubre''. ­

Participaron del mismo 60 delegados extranjeros de Brasil, Chile, España, Francia, Paraguay, Perú, Uruguay, y 241 argentinos, además de adherir numerosas instituciones. A los participantes del exterior se les abonó el pasaje y la estadía y a los académicos de número del exterior el traslado en avión y 5000 pesos, y a los correspondientes un paquete de 4.000 pesos.­

La Academia se trazó un plan de publicaciones de las actas del Congreso, en seis tomos; los periódicos El Independiente, Los Amigos de la Patria y de la Juventud, El grito del Sud, El Sol de las Provincias Unidas, la Bibliografía del Dr. Ricardo Levene obra del doctor Atilio Cornejo y la Historia de la Pirámide de Mayo compilada por el doctor Rómulo Zabala y editada y ampliada por el académico capitán de navío Humberto F. Burzio. De cada obra se dispuso la edición de 2.300 ejemplares.

A la nombrada Comisión fue incorporado el doctor Pueyrredon en su carácter de titular de la Academia Nacional de la Historia por el decreto No 806 del 22 de enero de 1960. Posteriormente para hacer frente a los gastos del Congreso se asignaron 6.000.000 de pesos, de los cuáles se entregaron 300.000 pesos el 19 de julio y el saldo de 5.700.000 pesos el 24 de agosto. La comisión organizadora nombrada por la Academia la integraban los numerarios Enrique Ruiz Guiñazú, como presidente, Raúl A. Molina y Ricardo Zorraquín Becú como secretarios, y José Torre Revello, Leoncio Gianello y José Luis Molinari.

Finalizado el Congreso con el mayor de los éxitos, el presidente en la sesión del 2 de noviembre informó que la Academia y la Comisión encargada del mismo, había realizado "muy importantes economías'' sin dejar de cumplir con las metas devolvió al Ministerio del Interior el 9 de diciembre de 1960 la suma de 1.500.000 de pesos. En síntesis, el 25% de la partida fue ahorrado y devuelto.­

Caso inusitado, Pueyrredon fue recibido por el presidente Frondizi, y los diarios se hicieron eco de esta noticia excepcional. Una política que había llevado a cabo cuando ejerció la intendencia porteña, la recibió quebrada y la entregó con superávit y cuando le preguntaron la razón dijo sencillamente: "No robar, no dejar robar, no hacer macanas''.  ­

­DESTACADO MEDICO­

El doctor Osvaldo Fustinoni, destacado médico, miembro de número de las Academias Nacionales de Ciencias y de Medicina, a las que llegó a presidir entre 1989-1993 y 1994-1996 respectivamente. Dedicado a la actividad docente en la Facultad de Medicina de la UBA, de la que fue decano, no dejó de atender su consultorio particular y orientar a muchas generaciones de médicos y de pacientes. Recibió numerosas distinciones del exterior y también consagrado con premios que destacaron su valiosa trayectoria.­

Hace pocos días su hijo el doctor Juan Carlos Fustinoni, recordó que del 26 al 30 de noviembre de 1967 se reunió en Buenos Aires el 42º Congreso de la Asociación Médica Panamericana (P.A.M.A). La Lotería Nacional de Beneficencia y Casinos que siempre aportaba a reuniones científicas, publicaciones, obras de bien, como estaba en su misma esencia y nombre, y el P.E. por el decreto No 6322/7 otorgó un subsidio de 3.000.000 de pesos, destinado a sufragar parte de los gasto.­

El doctor Fustinoni presidente del Congreso el 18 de mayo del año siguiente se dirigió al presidente de la Lotería, general Eduardo C. Conesa, con un detalle de los ingresos y egresos que había originado la reunión, y como los 3.000.000 de pesos otorgados "no resultaron necesarios en razón de haber dispuesto de los medios que permitieron financiar cómodamente el referido Congreso'', adjuntaba un cheque reembolsando esa suma.­

Cinco días después, el presidente de la Lotería apuntaba: "Aprovecho la coyuntura para destacar la actitud asumida en la emergencia por quienes han actuado en el Comité Ejecutivo Argentino, ya que en su correctísimo proceder han evidenciado poseer un cabal concepto en materia de administración al par que un elevado sentido de la responsabilidad que les cabía en el manejo de fondos oportunamente facilitados por el Estado''.­

Entre otros, La Prensa destacó el 8 de julio la actitud de Fustinoni, tan cercano al Instituto Popular de Conferencias y al diario. Uno de los periódicos afirmaba: "Se está tan poco acostumbrado a la buena faz de las cosas que cuando ello sucede no deja de causar sorpresa general. Sobre todo, si se trata del factor dinero; de entregarlo a quien corresponde por no ser de pertenencia individual o de la entidad que se represente. Sin embargo, suele ocurrir, aunque no con frecuencia, y menos todavía si en el hecho intervienen sumas millonarias''.­

No hace tanto de estos ejemplos. Pueyrredon y Fustinoni, caballeros de otro tiempo, su ejemplo está casi olvidado, vale la pena, aunque seguramente venciendo la modestia de ellos haberlo recordado. Como decía Octavio R. Amadeo:: "Estas vidas son la reserva sagrada con que la Argentina responde ante el mundo de solvencia moral''.­