¿Puede ser peligrosa para los enemigos del estado de derecho?

En el primer debate de candidatos a vicepresidente el actual jefe de gabinete Agustín Rossi no sólo atacó a la candidata Victoria Villarruel, sino también a su padre.
Tuve el honor de conocer a Eduardo Villarruel en la Guerra de Malvinas, conversar con él, sacarle fotos. Después del conflicto me invitó a dar una charla en Rosario. El entonces capitán era el segundo jefe de la Compañía de Comandos 602. Había sido un durísimo instructor de fuerzas especiales.
Antes de salir desde Comodoro Rivadavia para las islas, le dijo a sus hombres que quería regresar victorioso con todos, pero sabía que iba a haber caídos.
En Malvinas, cuidando a sus hombres, Villarruel siempre trataba de equilibrar con una dósis de prudencia las decisiones temerarias de su jefe. Pero el mayor Aldo Rico lucía incomovible ante las bajas propias.
El padre de la actual candidata a vicepresidente era un hombre altamente ético, de profunda formación religiosa, gran cultura general, un profesional exigente y justo.
Siempre fue muy crítico de la Junta Militar, como todos los comandos, que eran fervientes nacionalistas. Tenían una escala de valores diferente a la de Videla y Massera. Durante la guerra demostró su valentía en reiteradas oportunidades, siempre alentando a sus subordinados cuando enfrentaban al SAS.
En el combate donde cayeron el sargento ‘Perro’ Cisnero y el gendarme Gumersindo Acosta del Escuadrón Alacrán, Villarruel era el jefe del escalón apoyo, que cubrió permanentemente a los comandos con su fuego de ametralladoras.
En un momento la artillería inglesa batió sus posiciones y el capitán Andrés Ferrero pensó que lo habían abatido. De repente volvieron a bramar las ametralladoras. El capitán Villarruel seguía allí cumpliendo con su misión.
En aquel debate de los candidatos a vivepresidente, Agustín Rossi acusó a Victoria Villarruel de ser una “infiltrada de la democracia”. Y en realidad, con su accionar, la candidata se parece mucho a una comando infiltrada -pero no en la democracia– sino en el campo de los enemigos de la identidad nacional. Ella tiene suagenda propia que es católica, patriótica y malvinera, y la promueve sin ambages.

ENDORSEMENT
El pasado domingo también manifesto su temor a Victoria Villarruel el empresario de medios Jorge Fontevecchia. En un editorial, el dueño del periódico Perfil, exhortó a votar a Massa y expresó así su miedo: “Milei es un histriónico que se retroalimenta del aplauso y la atención de los demás; el rating lo hizo. Villarruel, por el contrario, es impávida frente al rechazo y con una agenda de reivindicación, en lugar de reparación, podría tener más posibilidades que su compañero de fórmula de gobernar por un período de tiempo más prolongado”.
Aquí el dueño de la revista Noticias tergiversa la agenda de Villarruel, a lo largo de estos últimos 20 años, fue justamente de reparación. Particularmente, de reparación a las víctimas del terrorismo marxista.
Ya en la edición del sábado Fontevecchia había explicitado en forma más detallada ese temor que lo invade, así como atenaza en general a todo el espectro progre. Y hasta se había apresurado a retratar a Villarruel con el bastón de mando. El empresario sostuvo que “quien no pudiera gobernarse a sí mismo” (es decir, Milei) podría ser finalmente ser gobernado por otro, uno “que trascendiera a Javier Milei y en ese caso no podría ser otro que Victoria Villarruel, quien ya sorprendió en el debate vicepresidencial con Agustín Rossi, no solo por su mayor consistencia sino, también, por una estética”.
En opinion de Fontevecchia: “No se trataría de una posibilidad improbable, en Sudamérica la sustitución del presidente por el vice viene siendo bastante usual, en Brasil de forma repetida y recientemente en Perú con otro candidato outsider y freack (se escribe sin “c”, Fontevecchia) como Pedro Castillo, quien al año siguiente de haber asumido fue reemplazado por su vicepresidenta –quien desde 2022 continúa en el poder–, la hasta entonces ignota Dina Boluarte. No haría falta un impeachment o juicio político que destituyera al presidente, como en el reciente ejemplo de Perú, podría asumir la vicepresidenta por simple renuncia del presidente, como ya sucedió en el pasado remoto de Argentina, en 1890, con Carlos Pellegrini tras la renuncia de Miguel Juárez Celman, en 1893 con José Evaristo Uriburu al renunciar Luis Sáenz Peña y, más cerca en el tiempo, en 1942, cuando el vicepresidente Ramón Castillo sucedió al renunciante Roberto Marcelino Ortiz”.
El empresario de medios alerta que “la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza refleja un aplomo e inconmovilidad, en las antípodas de Milei, luciendo menos afectada por la opinión de los demás sobre ella, probablemente muy curtida por venir defendiendo desde hace muchos años una causa en contra de lo políticamente correcto”. La califica como“mucho más peligrosa que Milei”, pero se ve obligado a admitir que “sus antecedentes académicos demuestran una sólida preparación” y que es “una mujer fuerte y estable”.
Recordemos también que el polítólogo radical Andrés Malamud hace unos meses había vaticinado que Villarruel podría llegar a ejercer la primera magistratura. Férrea defensora del estado de derecho, ¿para quién puede ser peligrosa Victoria Villarruel, si no es para los enemigos de tal estado?