Propone Luis Petri orden y seguridad contra el populismo

El candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio habló en el Club del Progreso.

Por Jorge Rouillón

Luis Petri, candidato a vicepresidente de la Nación por Juntos por el Cambio, embistió contra el populismo, el desorden económico y la inseguridad al hablar sobre “La Argentina que viene” en un almuerzo del Club del Progreso.

Petri contó que pertenece a una familia que “llegó de los barcos”, que había venido del norte de Trento, en el norte de Italia, “con una mano atrás y otra adelante” y que se abrió paso con trabajo y sacrificio, por las oportunidades que daba el país. Su abuelo construyó una bodega; le fue bien, tenía segundo grado de primaria y entendía el valor de la educación: sus hijos tuvieron estudios universitarios y él donó un terreno para hacer una escuela. Luego tuvieron que vender la bodega.

Comparó aquella movilidad social con la situación actual de “una Argentina que está exportando a nuestros hijos” -aclaró que él no tiene-. Él es de San Martín, Mendoza, y recordó que allí vivió el general San Martín, a quien, poco después de su campaña en Chile y Perú, el Cabildo le legó 300 cuadras. El Libertador aceptó 50 y pidió que el resto se lo dieran a sus soldados más bravos. Y él tuvo que irse al exilio.

Petri dijo que empezó a militar en el radicalismo a los 14 años. Es abogado. Fue diputado en Mendoza y es autor de una ley provincial que no permite conmutar penas en delitos con agravantes. Luego fue dos veces diputado nacional y se especializó en el tema de seguridad.

Estimó que tenemos ahora un país caótico, cuasi anárquico y conflictivo, que en 100 años ha tenido 77 con déficit fiscal, que en las últimas décadas ha multiplicado por 10 los índices de pobreza -de 4% a 42%- y tiene una inflación desatada. Si algo ha fallado y llevó a esta Argentina caótica es la falta de orden, en todos los niveles. Lo que el jurista Carlos Nino llamó “un país al margen de la ley”, con anomia, fuera de norma.

Afirmó que es imposible acordar con quienes nos trajeron hasta acá, el kirchnerismo, con sindicalistas y organizaciones sociales que “tienen secuestrado al país, lo tienen de rehén”. Cuestionó al populismo, que quiere que trabajadores y empresarios dependan del Estado, y que los que no trabajan sean mantenidos por planes sociales, que todos coman de la mano del Estado y le deban al Estado. Y afirmó: “No se puede negociar con los secuestradores”.

Destacó el coraje de Patricia Bullrich, “que ha demostrado tener valentía para liderar” y elogió cómo se plantó ante Hugo Moyano y los dirigentes sindicales, cómo defendió a la Gendarmería cuando el kirchnerismo “se la quería llevar puesta” y con qué determinación combatió al narcotráfico. Recordó que salió a la calle con miles de argentinos que protestaban por el encierro obligado por el gobierno y por los chicos que estaban sin poder ir a la escuela.

 

 

REFORMA LABORAL

Estimó necesaria una reforma laboral, lo que supone enfrentar a sindicalistas que se oponen, argumentando defender a sus afiliados y sin considerar a ocho millones que trabajan sin tener obra social, jubilación garantizada, cobertura por accidentes de trabajo. Dijo que se respetarán los derechos adquiridos, pero debe generarse un marco laboral que fomente el empleo. Estimó que los planes sociales han afectado la empleabilidad y no se consiguen personas para levantar las cosechas. Lo que se está haciendo es despoblar el campo, dijo, y aumentar la concentración en los conurbanos de las grandes ciudades.

Sostuvo que la falta de seguridad jurídica desalienta la oferta de trabajo, y a ello se suma “la industria del juicio”, que retrae a pequeños empresarios de ofrecer empleo ante el riesgo de terminar perdiendo su patrimonio.

Señaló que la Argentina está entre los diez países con más carga tributaria y que no se puede aumentar más los impuestos, “aunque este gobierno lo sigue haciendo”. Ante el desorden económico, aludió al papel de Sergio Massa: “Nos dice que como presidente de la Nación va a resolver los problemas que agrava como ministro de Economía”.

Al gobierno anterior lo critican por haber tomado 45.000 millones de dólares de deuda, y ellos, dijo, le agregaron más del doble. Cuestionó la emisión monetaria desorbitada desde que, a partir de la reforma del Banco Central en 2005, se dio vía libre a éste para financiar al Estado: “es el financista bobo de los desaguisados” y ha perdido su objeto de ser custodio del valor de la moneda.

 

AJUSTAR A LA POLITICA

Afirmó que “hay que ajustar a la política y debe venir un gobierno de gran austeridad”. Recordó la devolución de fondos a las provincias en 2015 y dijo que hoy hay 23 provincias con superávit fiscal, pero con un gasto público descomunal. Distinguió entre ellas: los gastos del Poder Legislativo de Tucumán son cinco veces más grandes que los del mismo poder de Mendoza. Igual sostuvo que debe retomarse el pacto fiscal, donde las provincias se habían comprometido a eliminar el impuesto a los ingresos brutos.

Ante una economía que no crece, lo que ha crecido es el empleo público, agregó. Hay municipios que en diez años aumentaron en un 140% su planta de personal. Y no es que hayan incorporado nuevos servicios, porque incluso muchos han sido tercerizados (por ejemplo en empresas de limpieza).

Se refirió al gasto de empresas públicas. Mientras Aerolíneas Argentinas le cuesta dos millones de dólares diarios a los argentinos -ya sea que vuelen o no-, Latam tuvo 127 millones de dólares de reparto de utilidades en el primer trimestre.

 

 

LA GENTE TIENE MIEDO

Tras insistir en la necesidad de generar confianza mediante una ley de protección de inversiones y poner orden en la economía, se enfocó en otro problema: la inseguridad.“No hay posibilidades de progreso si nos roban o nos matan en las calles; la gente tiene miedo de salir de su casa”. Y apuntando contra las políticas garantistas, dijo: “Nos quieren hacer creer que los delincuentes son víctimas de la sociedad”. Opinó que hay un Estado que, por acción u omisión, ha sido contemplativo con la delincuencia. Y abogó por sacarles el poder económico y el poder de fuego a los narcos, sacándoles los bienes.

También cargó contra la corrupción; dijo que ha habido un saqueo sistemático del país en los doce años del kirchnerismo (al parecer, no incluyó en esa cifra a la gestión actual). También enfocó, al final, el bimonetarismo que sostiene su candidata; dijo que de hecho tenemos una economía bimonetaria: se ahorra en dólares y se usan como moneda de cambio los pesos. Pero subrayó el respeto al derecho de propiedad y, a la vez que abogó por salir de los cepos, advirtió sobre cualquier intento de apropiarse de dólares que son de los argentinos: no hay posibilidad de confiscación. “Olvídense de los dólares en manos de los argentinos”, dijo. Si el gobierno genera confianza, podrán verlos aparecer.

El orador compartió la cabecera con el presidente del Club, Roberto Punte; Eduardo Guarna, vicepresidente, y Pablo Tonelli, diputado nacional (PRO) y directivo del Club. Entre los treinta asistentes estaban el también vicepresidente del Club, Guillermo Lascano Quintana, y el embajador Miguel Ángel Espeche Gil.