Desde siempre las grandes marcas recurren a deportistas famosos para vender productos. Es obvio que les rinde la movida. Por eso pagan fortunas y las caras de Leo Messi, Dibu Martínez, Franco Colapinto y otros tantos, copan veredas, calles, tele, radio, internet. Y en muchos casos, esos atletas (la mayoría) multimillonarios, promocionan marcas de casas de apuestas online, bebidas alcoholicas o artículos que nada tienen que ver con la idea de mens sana in corpore sano... que nace en el deporte.
Mi hijo Vito tiene ocho años y no se pierde una práctica en la escuelita de fútbol del barrio. Quiere ser arquero porque, en 2022, cuando el Dibu se convirtió en héroe, tenía cinco años y siguió la gesta del Seleccionado en Qatar. En esa época, en los entrenamientos del Tanque (así se llama su equipo) ocurría lo mismo que en todas de las canchitas de fútbol del país: la mayoría de los pibitos querían ponerse un buzo verde o jugar a ser Messi. Pasó el tiempo y hoy ya no son tantos lo que piden ocupar el arco. Sin embargo, Vito sigue firme con sus guantes blancos y también lo ama a Franco Armani (aunque eso ya es culpa mía). Pero la semilla, el germen de arquero, se lo plantó Martínez, sin dudas.
El Dibu vende todo. Su cara es hamburguesa, agua mineral, maquinitas de afeitar y... casas de apuestas. De apuestas legales, eso sí. Según medios especializados en el mercado futbolístico internacional, el contrato del guardavallas del Aston Villa inglés le paga 199.112 dólares por semana a cambio de sus atajadas… El resto, los ingresos por publicidades y otras yerbas, son dinero extra para las arcas de Martínez. Y bien merecido lo tiene. Su caso es ejemplar. Es conocido el sacrificio que hizo para llegar a lo más alto. Su partida de Independiente cuando era adolescente, su progreso lento y sufrido, su paciencia hasta ser captado por el radar de Lionel Scaloni. Pero… ¿es necesario que venda apuestas?
Resulta antipático meterse en bolsillos ajenos. Más aún cuando se trata de las carreras de futbolistas, tipos con tempranas fechas de vencimiento en sus trabajos. ¿Quién puede cuestionar a alguien por hacer publicidades? Y, además, promocionar casas de apuestas no está prohibido. Como tampoco lo está el juego en general. Ahí, quizá, el problema. No obstante, que no sea penado por la Justicia, no implica que sea correcto. Ni que cada uno no pueda poner sus propios límites.
River, Boca, la AFA y la mayoría de los clubes del fútbol argentino y del mundo, son sponsoreados por casas de apuestas. Casi todos ceden a la tentación. Paga fortunas la timba porque la junta con palas todo el tiempo y se mete en las camisetas de los más poderosos casi de prepo. Sin embargo hay instituciones, contadas, que se plantan. Vélez es un caso emblemático. Casi un grito en el desierto. A mediados del año pasado la dirigencia del Fortín le puso fin al contrato que lo vinculaba con una aplicación de juego online y decidió concientizar a su público. Salió a dar lucha contra la adicción al juego en niños y adolescentes. Ganó.
En la semana, el interminable jugador de la NBA LeBron James fue víctima de numerosas críticas en las redes sociales. ¿El motivo? El veterano y famosísimo crack prometió un gran anuncio sobre su futuro. Pero, finalmente, sus posteos terminaron siendo una campaña publicitaria para una marca de... bebidas alcohólicas.
James colgó en sus redes sociales un anuncio. Dijo que iba a contar, a la brevedad, "la decisión de todas las decisiones" de su carrera. El mensaje originó conjeturas en los medios y sus fanáticos. Se comieron el amague. Pensaron que, a los 40, iba a anunciar su retiro de las canchas de básquetbol. El hombre acumula 22 temporadas en la NBA. Pero, para asombro de todos, la supuesta decisión trascendental terminó siendo un truco publicitario de una marca de bebidas alcohólicas.
Después de la intriga, la revelación fue duramente criticada por los seguidores en la misma red social que LeBron utilizó para crear expectativas. Y, ya un exceso (propio de las redes y el cobarde anonimato que proponen), muchos empezaron a asociar al bueno de LeBron con el alcoholismo. Mientras que, otros, cuestionaron su papel de modelo entre los más jóvenes por promover esa bebida y lo insultaron.
La motivación del astro del básquetbol mundial para anunciar una marca que vende alcohol, puede ser cuestionable. En las últimas cinco temporadas el jugador acumuló 221 millones de dólares solo en sus recibos de sueldos. A esa cifra hay que sumar acuerdos publicitarios. En 2024, Forbes estimó que el jugador cobró 80 millones de dólares en patrocinios.
En toda su carrera, la misma publicación estima que LeBron James acumula alrededor de 900 millones de dólares. ¿Hacía falta que el ídolo saliera a vender alcohol? Ojo, eso tampoco está prohibido. Y, como le pasa a Dibu, sus límites empiezan y terminan en su conciencia.
“Para nosotros, desde el punto de vista institucional, de los valores que siempre defendió Vélez y el rol social que tuvo la institución históricamente, no se correspondía con lo que los socios y los hinchas esperábamos del club” , explicó Augusto Costa, vicepresidente del Fortín, hace casi un año. Contó la razón por la cual su club rompió el vínculo con la casa de apuestas que lo patrocinó hasta ese momento. Marcó sus límites. Después Vélez fue campeón de la Liga Profesional y la Supercopa Argentina. Quizá el Dibu y LeBron podrían hacer lo mismo. Ellos sabrán.