El rincón de los sensatos

Porque no supimos, no quisimos ni pudimos

"Que distinto lo que somos a lo que pudimos ser'', dice uno de los personajes de Carlos Fuentes en Las buenas conciencias, una novela donde el autor expone los vicios de la sociedad mexicana. En ella, todos son víctimas y cómplices, aunque les cuesta reconocer la culpa propia, como nos pasa a nosotros .­

La sociedad argentina es una sociedad sartriana, dónde el infierno son los otros pero la grieta es nuestra, al igual que es nuestra la sensación de fracaso como Nación, sin que esa culpa nos llegue a agobiar...­

De un destino de grandeza con el Todopoderoso luciendo la camiseta del 10 de la selección pasamos sin escalas a una abyecta decadencia que nos expone como parias de las finanzas ante el resto del mundo. Nos convertimos en un mendigo cósmico, arrastrando los tangos en busca del mango que nos haga morfar tanto en Rusia  como en China y ante cualquier potencia que nos tire una soga...­

De ufanarnos de nuestras riquezas pasamos a la lapidación con la presteza de un bipolar sin litio.

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VEINTE MILLONES­

­Hace cincuenta años, en la Argentina éramos 20.000.000 de almas y de esos, muchos vivían muy bien de la actividad agropecuaria o ligada al campo. La pobreza era menor al 10% y nos quejábamos y había "jóvenes idealistas'' que alzaron las armas para pelear contra esas injusticias . Son los mismos que hoy nos dejan un país con 50% de pobres... ­

En los últimos 70 años hubo varios intentos de convertir al país en un complejo industrial. Existió una actividad textil -por ejemplo- que no pudo competir contra las importaciones por muchas razones (no tenían valores competitivos -por precariedad o por cuestiones impositivas-, no tenían volumen para competir con las producciones masivas de otros países, o por déficit tecnológico).

Son muchas las razones por las que podemos decir que falló la conversión a una nación industrial -por exceso de presión impositiva, por exceso de clamor sindical, por falta de apoyo financiero o desidia productiva-.

El hecho es que no se supo crear fuentes de trabajo reales, y se recurrió a disfrazar esa medicidad  en burocracia estatal, en  mediación parasitaria.y al final en planes sociales .­

Como dijo un expresidente para expresar su fracaso ante un país que se consumía en la hoguera de la hiperinflación:  "Porque no pude, porque no supe, porque no quise'' (quizás sea el único mea culpa creíble en este medio siglo).

Pasaron los años y hoy somos 45.000.000 de habitantes de los cuales 20 y pico de millones siguen viviendo del campo y el resto quedó colgado del pincel, porque en estos 50 años no supimos, no pudimos o no quisimos crear fuentes de trabajo productivo para esa población que creció en forma vegetativa, aunque los políticos y la clase dirigente no entendieron (o no supieron o no quisieron) que su tarea era facilitar la creación de los puestos de trabajo (una diferencia sustancial que tenemos con Brasil). Desde hace años nuestro PBI no crece o merma.­

La falta de adecuación nos ha llevado a esta encerrona: tenemos a la mitad del país desempleado o subempleado con una mendicidad disfrazada, aumentando la carga de gasto público con puestos burocráticos, sin un incentivo real para crear trabajo verdadero, porque los impuestos, las cargas sociales y los derechos sindicales han desalentado -o mejor dicho- espantado a la inversión y (lo que es peor) ahuyentado a las mentes más capacitadas para poder generar crecimiento. Somos un país con muchos derechos, que no podemos bancar, y con pocas obligaciones .­

La única estrategia que nuestra dirigencia  ha pergeñado, sin un gran esfuerzo imaginativo, es expoliar a la tercera parte más rica, para sostener al 70% más pobre. En este proceso de transferencia distributiva, a la clase política se le quedan pegados unos billetes -lo que Shakespeare llamaba con un elegante eufemismo, an itching palm (una palma pruriginosa)- congraciándose con el electorado quien, de esta forma, cree tener garantizado sus magros ingresos a cambio de votar cada dos años.

Y hasta en eso estaban fallando,ya que está cadena redistributiva constituida por punteros, porongas, jefes de manzana, caudillejos, dirigentes piqueteros, barrasbravas o como quieran llamarlos, no reparten lo que reciben del gobierno (otros miembros de la casta política con dedos pegajosos) logrando cierta irritabilidad entre las bases, como en las últimas PASO. Fue el mejor ejemplo de la democracia del sangüche y la coca. Ante este resultado, el gobierno salió a regalar plata a manos llenas para frenar la caída electoral y después declarar una victoria que, en el mejor de los casos, era pirrica .­

Hace 40 años creíamos (y muchos lo siguen creyendo) que con la Constitución se come, se educa y se cura... pero como no supimos, ni pudimos (¿ni quisimos?) respetar esta Constitución, hoy no somos lo que pudimos ser.