Francia tendrá sus próximas elecciones presidenciales el año que viene. El largo camino político a recorrer para ello ya se está transitando.
Su principal objetivo es, por ahora al menos, el de poner límites a lo que la mencionada Pécresse denomina "una inmigración descontrolada" que afecta adversamente a Francia. Para ello, anuncia su determinación de "terminar" con los
Para así interrumpir la lenta pero continua declinación de su país. Saliendo del actual "inmovilismo", que achaca a Emmanuel Macron, pasando decididamente a la acción, en cuya urgente necesidad cree, obsesivamente.
LABORIOSA
Valérie Pécresse es una mujer sumamente trabajadora. De 54 años de edad, con una amplia experiencia en el mundo de la política y en el sector público. Especialmente en el capítulo de la educación y en el del Presupuesto.
Hoy Valérie Pécresse gobierna a Ile de France, la región de su país que, con doce millones de habitantes, incluye a la ciudad de Paris. De resultar eventualmente electa, Valérie Pécresse sería nada menos que la primera mujer en la historia que llega a la más alta magistratura francesa.
Cuando de definirse a sí misma se trata, lo hace muy gráficamente:
Vive en el barrio que quizás hoy es el más importante de Paris, en el sudoeste de la Ciudad-luz. Casada, tiene tres hijos. Es católica, por lo demás. Para distinguirse de los otros, menciona con alguna frecuencia su descendencia de familiares provenientes de Córcega. Políglota, habla correctamente inglés, así como el idioma ruso y el japonés.
INTOLERANTES
Mientras tanto, el 8 de diciembre pasado, en la ciudad de Fontenelles, en Nanterre, una pequeña procesión católica realizada en honor de la Virgen María, que debía recorrer una trayectoria de apenas un kilómetro, fue atacada con suma violencia por un grupo de intolerantes, al tiempo de hacerla víctima de golpes e insultos de todo tipo, en demostración palmaria de peligrosa intolerancia.
Francia, país laico que asegura las libertades individuales, entre las que ciertamente está la libertad religiosa, ha sido blanco de reiterados ataques similares al ocurrido en Fontenelles. Por ello, está en alerta.
Pese a que los republicanos, precisamente, han estado en el poder francés todo a lo largo de los últimos 9 años. Pero, como queda visto, no han podido desterrar las manifestaciones violentas de odio, precisamente como la ocurrida en Fontenelles, antes citada. Para Pécresse, antes de defender la propia identidad, hay que tener claro su contenido.
De lo contrario, muchos de los inmigrantes que llegan a Francia desde otros rincones del mundo en busca de oportunidades que no tienen en sus respectivos lugares de origen, continuarán sin respetar, como deben, al país que generosamente, les da alojamiento y les promete un futuro mejor.
Lo harán recortando desaprensivamente su identidad. Lastimándola e ignorándola. Imponiendo en cambio, consciente o inconscientemente la propia, lo que, por lo menos, es una lamentable falta de respeto al país de refugio y a sus habitantes que, según es muy cierto, les abren generosamente los brazos.