Plazo fijo, la inversión para el mediano ahorrista
Eduardo Blasco, director de Maxinver, señala alternativas al dólar. Con un piso de $ 100.000 puede accederse a tasas bancarias del 20%. Según el especialista, la Bolsa es para inversores con mayor espalda, y el oro tan sólo una moda. El Gobierno no supo manejar las expectativas en torno al dólar.
Las medidas de control cambiario han dejado mal parado al pequeño y mediano ahorrista, acostumbrado a refugiarse en el dólar cada vez que arrecia la incertidumbre. Con la AFIP custodiando las ventanillas de las agencias y los bancos, para muchos parece haber llegado la hora de diversificar la inversión. Pero, ¿qué activo se aconseja a la hora de preservar el valor de los ahorros frente a la inflación y las expectativas devaluatorias? Eduardo Blasco, director de Maxinver, le pone paños fríos al nerviosismo y traza una hoja de ruta para seguir en plena tormenta.
-¿Cuáles son las alternativas de inversión frente a las dificultades para acceder al dólar?
-En líneas generales los niveles de tasas de interés hoy, para cifras importantes, dan cerca del 20%. Son niveles que para el poder adquisitivo local resultan interesantes, previendo que la inflación por algunas razones no tendrá el ritmo de aceleración que tenía antes, con lo cual los plazos fijos terminan siendo atractivos para un inversor mediano.
-¿Cuál es el piso de un inversor mediano?
-Creo que hoy con $ 100.000 alguien puede obtener buenas tasas de interés en los bancos. Hoy no necesitaría tener un millón. Cuando las tasas eran del 12% anual, eran tan negativas que eso tendía a no ser eficiente, desalentaba. Ahora, con tasas del 20%, la renta nominal es relativamente importante.
-¿Qué otros atractivos ofrece el mercado?
-Hay algunos bonos privados, que son los fideicomisos, con plazos de 150 o 180 días, que tienen rentas de este orden. Es una alternativa. Todas las firmas que ha vendido en cuotas, como las cadenas de electrodomésticos, han utilizado mucho este instrumento. Ponían todos los créditos en un fideicomiso y los vendían. En general es una posibilidad. Hablo de activos con poca volatilidad, dadas las circunstancias del mercado internacional y algunos ruidos locales que se están produciendo.
EXPECTATIVAS
-¿El Gobierno no ha sabido comunicar las medidas cambiarias?
-El Gobierno no ha estado muy inspirado en el timing y la forma de comunicar algunas medidas. Más allá de la lógica de fondo, generó un ruido innecesario. Se podría haber hecho esto más prolijamente. Hoy en economía todo el mundo reconoce que las expectativas son fundamentales. La situación en la Argentina dista de ser tan grave como para darle credibilidad a todos los rumores que circulan en los medios. Es un delirio. A veces la falta de habilidad en la comunicación por parte del Gobierno, y la imaginación del argentino, que enseguida piensa cualquier cosa, genera esto.
-En particular el dólar siempre ha resultado la opción predilecta.
-El dólar para el argentino es como el mate o el dulce de leche. Si uno habla de dólares en Brasil, lo van a mirar con cara rara el 99% de la población. Acá hasta el cadete piensa en dólares. En un país como la Argentina hay que saber manejar las expectativas. Donde uno se equivoca, el agente económico, aún el de menor nivel, es muy sensible. Hay que tratarlo como señoritas.
-¿Cree que se aceitará el mecanismo para la compra de dólares? ¿Pasará pronto el efecto del shock?
-Depende mucho de que el Gobierno entienda el tema. Lo ideal es mandar un paquete completo, convincente, con gente que genere credibilidad. Esto de no saber quién va a ser el ministro de Economía, y encima largar medidas de este tipo...
-A pesar de las medidas restrictivas el dólar volvió a subir. ¿No es suficiente?
-Bueno, hay gente que no pensaba en el tema y ahora lo único que han hecho con esto es lograr que sí piensen. El gobernador del Banco de Inglaterra, Marvyn King, escribió en 2005 un artículo titulado "La Práctica se adelanta a la teoría", que decía que ellos para tomar decisiones de política monetaria, el 80% de las medidas consistía en ver cuáles eran las expectativas del mercado (NR: Ver recuadro). Y ver cómo lograban satisfacer esas expectativas. Salvo que advirtieran que la gente estaba equivocada, entonces trataban de trabajar para cambiar esa visión. Es un tema más de psicología social que de modelos econométricos. Es un manejo de las expectativas nunca hay que ir en contra de ellas.
LA BOLSA
-¿Las acciones bursátiles han sido un destino para el dinero de los ahorristas?
-No. El tema accionario era algo típico cuando se pensaba que iba a haber mucha inflación en la Argentina. La gente compraba dólares, propiedades o acciones. Hoy no creo que la visión sea de una hiper, ni siquiera de una aceleración importante. Es simplemente que el dólar es algo sensible.
-¿Los títulos públicos representan una opción?
-Hay cosas que tienen muy buen rendimiento, como algunos títulos públicos. El problema es que quien compra esto tiene que saber que dadas las circunstancias internacionales y algunos ruidos locales, si me preguntan: ¿dentro de 2 meses, los títulos van a estar 5% arriba o 5% abajo? No lo sé. Casi es jugar a la ruleta. Son inversiones razonables a mediano plazo. Pero tienen que ser para alguien que no esté leyendo el diario todos los días.
-¿Habrá un cerrojo sobre los bonos en dólares?
-No, eso sería un default. Hay dos problemas: el oído del agente económico argentino enseguida se abre a cualquier rumor, por disparatado que sea. Y segundo, la prensa retroalimenta el proceso. A veces llaman a los que dicen que esto va a estallar, con lo cual terminamos generando una psicosis. Al argentino le cuentan que hay tres gordos nadando en la playa y piensa que va a venir un tsunami.
-¿Pasó el furor del oro como refugio?
-Se convirtió en algo de moda. En la década del "80 el oro valía U$S 800 la onza, y se derrumbó. Hasta hace poco tiempo no había llegado a valer el precio de hace treinta años. En aquel entonces había mucha inflación en el mundo y fue un imán. Llegó a bajar de U$S 900 a U$S 250. Cualquier otra cosa que el inversor hubiera puesto a tasa de interés, aunque baja, le hubiera hecho ganar mucha más plata. En el oro hay mucho de moda. No es para el pequeño ahorrista.
-Entonces, ¿al pequeño ahorrista no le queda más que esperar?
-Tiene que invertir en cosas muy claras que no tengan riesgo. Si viene un inversor con U$S 5 millones, y yo le sugiero poner U$S 1 millón en bonos atados al crecimiento, que son una buena inversión, sé que ese hombre si baja el precio un 30% se lo puede aguantar. Pero si es un inversor que no está acostumbrado, no duerme durante una semana. Hace unos años yo podía hacer una buena recomendación: comprar Boden 2015 que ahora valen 85, a 50 dólares. Fue muy bueno, pero en el medio eso llegó a valer 20. No es para alguien que sufra del corazón. Aunque sea un buen negocio, por ahí en el corto plazo el inversor pasa un susto.
-¿Cómo evalúa el año bursátil?
-No apto para cardíacos. Cuando las cosas son muy volátiles, no digo que no se invierta, pero la gente tiene que ir a expertos que charlen con él, que vean su personalidad. Hay personas que tienen U$S 1 millón, pierden 10.000 y no duermen por una semana. Y hay otros que tienen 150.000, pierden 30.000 y dicen: son gajes del oficio. No sólo influye la cantidad de dinero y el plazo, sino también la personalidad.