Pasaje a un universo hostil donde imperan reglas propias

Natalia Oreiro y el director y guionista Benjamín Avila volvieron a encontrarse en 'La mujer de la fila', un filme basado en una historia real, que retrata la vida de los familiares de detenidos en cárceles. Se estrena este jueves.

En su segunda película juntos después de ‘Infancia clandestina’ (2012), Natalia Oreiro y Benjamín Avila se asoman al submundo carcelario para retratar los pesares y pequeñas alegrías de las madres, esposas e hijos que acompañan a hombres que han sido detenidos. En ‘La mujer de la fila’, que llega este jueves a los cines, la actriz encarna a Andrea, una mujer de clase media, viuda y empleada de una inmobiliaria, que ante la insospechada detención de su hijo adolescente, Gustavo, debe abrirse paso en un universo hostil que se maneja con reglas propias.

Se trata de una ficción inspirada en la historia real de Andrea Casamento, quien tras atravesar una circunstancia parecida se convirtió en referente regional de la lucha por los derechos de las personas detenidas y sus familias. “Fueron los productores los primeros que conocieron esta historia a partir de una charla TED que brindó Andrea en 2017. Le vieron a la idea el potencial de una película y en su ambición de concretarla tuvieron dos grandes deseos: que se acercara al estilo de filme que fue ‘Infancia clandestina’ y que Natalia (Oreiro) fuera la protagonista. Les parecía algo difícil de conseguir pero en ese momento conocieron a Mariana Volpi, que es una abogada muy ligada al cine y también a la cárcel porque trabaja en la Procuración Penitenciaria. Fue a través de ella que me acercaron la charla TED y el proyecto fluyó de una manera impresionante”, cuenta el director Avila ante La Prensa.

-¿Qué le atrajo?

-Me enamoré de la historia, del universo de las mujeres y los familiares de los presos. Abracé una frase que Mariana me había dicho en algún momento: ‘la cárcel es el lado oscuro de la sociedad’, y le agregué: ‘y los familiares son el lado oscuro de ese lado oscuro’. Es un mundo del que nadie habla.

Cuando tuvo lista una versión del guion (coescrito con Marcelo Müller) que creyó atractiva como para convencerla, la llamó a Oreiro y le pasó primero la charla TED. A la actriz le pareció “alucinante” el relato de Andrea. Recién entonces Avila le envió el libro primigenio, que ayudó a convencerla. “Fuimos a conocer la Asociación Civil de Familiares de Detenidos (Acifad), que Andrea fundó junto a otras mujeres hace ya veinte años, y ahí Natalia terminó de dimensionar el universo que íbamos a tocar en la película”, recuerda.

 

DESAFIOS

‘La mujer de la fila’ es la primera película de ficción que se filmó en la cárcel de hombres de Ezeiza (además de en otras unidades penitenciarias). “Uno de los mayores desafíos fue rodar en los lugares en los que ocurrió la historia verídica. Resultó bastante complejo pero se logró”, celebra el realizador. “Es verdaderamente desafiante sostener la energía que existe en esos lugares, así como trabajar ahí adentro con un grupo numeroso de gente. Además, rodamos con las verdaderas mujeres de la fila, con las que van todas las semanas a visitar a sus familiares. Ellas nos mostraron su rutina, lo que hacen, cómo se manejan. Aprendimos los detalles con ellas, de primera mano”.

“Complejo y maravilloso”, así describe el proceso de rodaje el director. “En lo emocional fue muy movilizante, para nosotros y para esas mujeres que por primera vez sintieron que estaban siendo vistas y no juzgadas”.

Benjamín Avila en una escena con Federico Heinrich, quien personifica el hijo de Oreiro que cae preso.

“El universo de la cárcel se ha retratado mayormente desde el lado del prejuicio social. Entrarle por el lado de la familia es mostrar un costado que no se conoce y que es tan real como todo lo demás”, agrega Avila. “La cárcel no es el lugar de destrucción y de muerte que nos imaginamos. O, más bien, no es sólo eso. Es mucho más humana y con muchos más problemas de los que puede plantear una estructura mafiosa. Para mí era muy importante ayudar a entender que el sistema condenatorio de la justicia es mucho más complejo de lo que pensamos”.

Andrea Casamento acompañó todo el proceso de la película estando codo a codo con el director. “Primero hablando,esclareciendo. Durante el proceso de escritura volvimos a ella para ir evacuando dudas. Después, cuando estuvo listo, leímos el guion juntos y me dio su punto de vista. Estuvo muy cerca en todo el camino y lo sigue estando”.

-¿Tienen algún otro proyecto juntos?

-No con respecto a alguna otra ficción, pero sí es mi intención seguir colaborando con Acifad y el trabajo maravilloso de contención que hacen.

 

CARA DE MALO

Avila realiza un cameo en la película, en el rol de Santillán, un personaje que parece empezar a desenmarañar la trama. “Ya en ‘Infancia clandestina’ había aparecido y quise volver a hacerlo. Vi la posibilidad y me gustó la idea. Además, tengo cara de malo y el personaje me salió naturalmente”, cuenta y se ríe.

-¿Cómo llegaron a Federico Heinrich, el actor que encarna al hijo preso de Oreiro, que ofrece un trabajo tan comprometido?

-Surgió de un casting muy largo. Con María Laura Berch, que es la directora de casting de la película, buscábamos una ambigüedad en el personaje. Que pudiéramos creer que podía ser absolutamente inocente o completamente culpable. Necesitábamos que nos generara la duda de que fuera todo lo contrario de lo que muestra. El personaje requería de una sutileza física que Fede logra también en lo interpretativo.

-A propósito, y sin ánimo de espoilear, sobre el final se aclara que la resolución judicial del caso real no fue tal como se presenta en la película. ¿Por qué cambiarla?

-Creo que cuando la gente la vea y empiece a conversar sobre el tema se va a entender un poco mejor. Este es un filme que habla de las familias, lo más importante no es si el acusado es culpable o inocente; lo central es lo que pasa con los familiares. Justamente, poner en cuestión el halo de inocencia que tiene el personaje es ubicar la pregunta en otro lado. A las madres de los presos, que su hijo sea culpable o inocente no les cambia su situación. Deben seguir sosteniendo, yendo a visitarlo. El tema de la película es la familia, no la justicia.