“Para que haya inversiones en la Argentina tenemos que portarnos bien por una década”
Sólo así podrá reducirse la desconfianza que el capital tiene hacia el país, signado por aventuras políticas diversas, asegura el economista Germán Fermo. Las elecciones, en la mira. Cómo invertir en tiempos de dólar licuado.
Para los mercados internacionales y sus actores, los inversores, la Argentina no es un país con historia sino con prontuario. De allí que “desconfianza” sea el vocablo más reiterado cuando se analiza la realidad económica nacional.
A la luz de las políticas que ensaya el Gobierno de Javier Milei, con el equilibrio fiscal como bandera, muchos consideran que la mirada de los expertos mundiales es, como mínimo, injusta.
Llevar las riendas de este país implica, sin embargo, hacerse cargo también de su pasado. Lo saben los libertarios, que deberán demostrar una y otra vez su solvencia administrativa para que el capital -arisco como un animal salvaje- algún día vuelva.
La tarea no es sencilla. El economista Germán Fermo considera que no sólo el programa libertario garantizará el arribo de inversiones, algún día, sino que también es clave que se extinga cualquier posibilidad de que el peronismo, en algunas de sus mil facetas, retorne al poder. Mientras tanto, en el mundo también pasan cosas.
EL DOLAR
-¿Cómo puede afectar a la Argentina en general y a los ahorristas en particular esta licuación del dólar en el mundo?
-A nivel general lo que ocurre con la licuación del dólar es que obliga a que el inversor tenga que comprar cualquier activo riesgoso que esté dando vuelta por el mundo porque en promedio esos activos protegen contra la depreciación que está teniendo el dólar. Eso sería el paradigma original. Después hay que preguntarse qué cosas se pueden comprar. Este proceso arranca en el 2008 cuando la Reserva Federal inicia la ronda de flexibilización cuantitativa. Los activos que mantuvieron el liderazgo son el mercado de acciones norteamericano con el Nasdaq a la cabeza, y todo lo que es el resto del mundo quedó muy retrasado con respecto al resto del mundo.
-¿Qué ocurre con la Bolsa local?
-Argentina es muy inmanejable, muy impredecible. Por ejemplo, el Merval este año está 25% abajo cuando casi todos los mercados de acciones del mundo están un 20% arriba. Argentina es en el mundo una tribu muy aparte que tradea sus propios fantasmas. Aparentemente el mercado mundial está hoy muy negativo con la Argentina. Con cualquier cosa que ocurre acá reacciona mal. Creo que es una exageración. Está aterrado con lo que pueda ocurrir en el país en las elecciones de medio término de octubre. Tienen muy fresco lo ocurrido en las PASO 2019 y lo que vino después. En un contexto más general pienso que Argentina tendría que formar parte también de una estrategia de diversificar portafolios. Un portafolio diversificado que entienda esta situación. Es decir, tener un poco de acciones norteamericanas, un poco de acciones europeas, un poco de euro, algo de criptos, y activos emergentes. Dentro de ese poco, Argentina tendría que jugar algún rol. Yo soy de los que creen que a nivel macro el gobierno está haciendo las cosas muy bien. Más temprano que tarde tiene que llegar la convalidación del mercado, favorable hacia la Argentina. La realidad es que afuera están aterrados con los posibles resultados de las elecciones porque cada vez que hay un cambio de signo político tenemos unos cimbronazos brutales. Una vez que pasemos la vara de octubre, y creo que el Gobierno lo logrará con un buen margen, ahí el Merval podría hacer una recuperación violenta. Entonces sí podría darse esto que yo vengo diciendo: no conviene estar en dólares. La Reserva Federal obliga a comprar cosas que suban.
-¿Hay un efecto Trump en esta situación en torno al dólar?
-Creo que no. Esto arrancó en el 2008 y no paró nunca más. Es decir, esto de una Reserva Federal muy de bancar activos financieros, de emitir dólares contra compra de activos. ¿En qué contribuye Trump a todo esto? En que no va a haber recorte fiscal, no habrá desendeudamiento. De alguna manera, este gobierno republicano no hace otra cosa más que retroalimentar una política de exceso fiscal que sigue siendo más de lo mismo. El mercado entiende que los gobiernos principales del mundo son gastadores seriales. A ese gasto de alguna forma lo monetizan y eso termina siendo emisión de dólares, de euros o yenes. Todo lo que es moneda papel cada día es más evidente que no vale nada.
EQUILIBRIO FISCAL
-¿Se siente identificado con el estandarte de responsabilidad fiscal que levanta el gobierno argentino?
-Totalmente. Cómo no bancar eso.
-Es una rareza para nuestra historia.
-Es una rareza para la Argentina y, a la altura de lo que estamos viendo, también lo es para el mundo. Tener superávit fiscal resulta extraño. Ojo, el mundo tiene una ventaja. La Eurozona y los Estados Unidos todavía pueden emitir deuda y el mercado se la sigue comprando. Argentina, por todo lo que ha venido ocurriendo en este país durante tantos años, no se puede dar ese lujo. Por lo tanto, está obligada a tener superávit. Ahora que lo tiene, ojalá que lo conserve para siempre. Gastar de más, tarde o temprano termina por romper el país. Puede llevar décadas. De hecho, eso ocurrió con la Argentina. No se puede gastar más de lo que uno produce. Eso es muy básico. Lamentablemente tanto keynesianismo en el mundo le hizo creer a algunos que se podía reinventar la pólvora. Por eso está muy bien lo que hace el gobierno argentino.
-Pensando en las elecciones y el riesgo argentino, ¿no le parece que la mirada dubitativa de los analistas internacionales parte de cierto desconocimiento de la arena política local? Si uno observa el escenario de cara a octubre, no asoma una fuerza con el potencial para derrotar claramente al oficialismo. Sin embargo, hay desconfianza.
-Coincido con esa idea. Creo que hay muchos analistas de afuera que ni siquiera saben dónde queda el obelisco y, sin embargo, recomiendan comprar o vender Argentina. Está totalmente exagerada la realidad política. Los libertarios van a tener una excelente elección. Primero, por mérito propio; segundo, porque el presidente tiene un carisma muy especial y les llega a todos los estratos sociales de la Argentina. Eso es algo que, por ejemplo, Macri jamás pudo hacer. Y, tercero, el peronismo no tiene un líder contundente ahora. Eventualmente lo va a terminar generando, pero ahora no lo tiene. El peronismo no tiene líder y el PRO se está desintegrando. Del otro lado hay un presidente con un carisma especial que le llega a casi toda la gente. Encima, cuarto, la macroeconomía está mejorando. En relación a lo que recibió el Gobierno, los avances han sido enormes. Con todo este combo, no veo otra cosa más que una excelente elección de los libertarios. Pareciera, sin embargo, que desde afuera prefieren estar preocupados.
-¿Esa es una de las razones por las cuales no llegan inversiones de afuera?
-Eso ya es otro tema. Para que vengan inversiones de verdad este gobierno va a tener que demostrar que gana las elecciones de 2025, que gana las de 2027… Tienen que pasar muchos años demostrándole al mundo que el peronismo no retorna. Porque sabemos cómo termina esta historia. El mercado se cansó de enamorarse de la Argentina y darse cuenta que a cuatro años vista aparecen los peronistas de nuevo para romper todo. Creo que esta vez el mercado, como mínimo, le va a decir al Gobierno: demostrame que podés ganar la reelección presidencial en 2027. Eso sería único en la historia. Ningún presidente argentino no peronista pudo renovar el mandato. El mercado está operando a la Argentina por capítulos. Primero: demostrame que no vuelan por los aires cuando asumen. Lo demostró. En el ‘25 van a decir: demostrame que podés ganar una elección de nuevo. Creo que lo va a lograr. En 2027 va a remarcar: demostrame que por primera vez un presidente no peronista puede ser reelecto. Nos van a ir premiando por capítulos. Pero la historia que los argentinos tenemos a la hora de votar está pesando fuertemente.
-La democracia es cíclica. Imagino que una empresa con un proyecto a largo plazo, que piensa hundir capital por una o dos décadas, por ejemplo una minera, no va a pensar que el liberalismo va a gobernar para siempre en la Argentina. En la alternancia del poder tal vez haya un margen para que retornen viejas políticas.
-Ese es el problema. Si yo soy inversor y me dicen que en 15 años puede retornar el peronismo, no pongo un dólar acá. Ni medio dólar. Porque ya sé qué es lo que hace esa gente. Para que haya inversiones contundentes en la Argentina, de las que importan, tenemos que portarnos bien por una década como mínimo. ¿Por qué? Porque tenemos un historial muy particular. El peronismo tiene esa capacidad de desarmar todo lo hecho por otro gobierno. Si vas a hundir capital, como empresa eso lo tenés que contemplar. No creo que haya una lluvia de inversiones, ni siquiera ganando en 2027. Somos presos de 100 años de peronismo y eso nos lo van a cobrar. Lo cual no quiere decir que en los próximos años no vaya a haber un montón de buenas noticias. A medida que ganen elecciones habrá una convalidación del mercado por capítulos, el sector energético se va a continuar desarrollando. Pero tampoco comprar la ilusión de que de ahora en más vamos a tener este tipo de gobiernos. Argentina demostró crónicamente romperlo todo.
-La palabra confianza es clave. La mirada del inversor extranjero ya la conocemos. ¿Qué ocurre con el argentino? ¿Sacará los dólares de abajo del colchón?
-Puede haber algo más de confianza. Los argentinos que blanquearon en la época de Macri saben lo que les ocurrió después. Argentina es muy cruel. Mucha gente se acuerda de eso. Por eso digo que este gobierno se merece ganar muchas elecciones. Ojalá que ocurra. Pero va a llevar tiempo cicatrizar un montón de lastimaduras muy profundas. Hemos sido muy crueles con el capital. Esa frase peronista que dice “combatiendo el capital” nos ha costado mucho. De hecho, lo han combatido. Ahora que necesitamos inversiones y el retorno del capital el mundo se acuerda que nosotros nos hicimos famosos por esa frase célebre. El argentino internamente tiene miedo y el inversor extranjero también. Vamos a necesitar muchos años. Las cosas se van a ir poniendo mejor pero tampoco esperemos una aceleración ingenua hacia nosotros. No es que el mundo desconfía de este gobierno, claramente eso no ocurre. Desconfía de la capacidad que tenemos los argentinos de seguir eligiendo gobiernos como este. Esa es una historia muy distinta.
-Hay una porción del electorado muy volátil. Una franja que vota a Macri, luego a Cristina y después a Milei.
-Exactamente. De un día para el otro votan a Milei y luego al peronismo. Es incomprensible votar así. Pero hay una alta proporción de argentinos que lo hacen. Ahí reside el miedo que tienen los inversores extranjeros.