Los ‘portoneros’ irrumpen en barrios de clase media que han perdido su tranquilidad
Pánico en Morón por las entraderas
Vecinos denuncian que a los incesantes robos contra la propiedad se suma ahora el intento de grupos comando de ingresar de noche a las casas.
El jueves pasado, C. vivió una pesadilla en su casa de Morón norte. A las 9.30 de la noche, tres malvivientes bajaron de una camioneta de gran porte abrieron su portón automático con un control común y corriente e irrumpieron en la propiedad. Gracias a Dios, C. estaba en esa parte de la casa, escuchó ruidos y corrió, con su bebé en brazos, a cerrar con llave la puerta que separa el garaje del resto de la vivienda.
C. es una mujer corajuda (trabaja como docente), también trabó la puerta con su cuerpo. Los ladrones intentaron derribarla, pero el paso de un móvil de Seguridad Ciudadana y el obstáculo que encontraron a su paso los disuadieron y se fueron sin concretar sus siniestros planes. Hasta el día de hoy, C. no puede dormir tranquila. El ataque ocurrió a sólo cuatro cuadras de la Estación Morón, un barrio de clase media que era muy tranquilo. “Era” es el verbo clave de este artículo.
A. vive a la vuelta de la casa de C. El sábado 31, a las 2.00. de la mañana, también se salvó por un pelo. Ocho delincuentes bajaron de dos automóviles frente a su casa, barretearon la reja e intentaron hacer lo mismo con la puerta de entrada (ver foto). Los ladridos furiosos de los sus perros, sacaron a A. de la cama, vio desde el segundo piso lo que se le venía encima y encendió la bocina de la alarma. Esa estridencia ahuyentó a los intrusos. “Huyeron como ratas”, narra A. a La Prensa.
J. vive a cincuenta metros de C. También la semana pasada, se despertó con una novedad aterradora. El portón automático de la casa estaba levantado. No tiene cámaras en el frente, como C. y A., por lo que conjetura que las rejas internas de su propiedad y los perros (nunca mejor dicho, el mejor amigo del hombre) frustraron la invasión. Pero J. se hace la misma pregunta que D., el marido de C.: ¿Cómo hacen los ladrones para abrir un portón electrónico?
¿Clonan el código mientras se está usando, desde las cercanías, desde un auto estacionado por ejemplo? ¿Impiden que se trabe por completo el portón? ¿Usan alguna especie de inhibidor de señal, como el que habitualmente se emplea para robar automóviles?
Los vecinos están aterrados. No sólo denuncian un aumento de delitos contra la propiedad, sino que les causa pánico los golpes comando.
Como hemos explicado en este diario, con esos dispositivos, similares a un handy, los delincuentes bloquean la señal de la llave del vehículo para que el auto no se cierre cuando el dueño cree haberlo hecho apretando el botón de su llave de encendido.
En Córdoba, a esta nueva modalidad delincuencial para ingresar en las casas se la llama portoneros.
Los vecinos que conversaron con este diario están aterrados. No sólo denuncian un aumento insoportable de delitos contra la propiedad en Morón norte durante 2025 (incesantes robos de autos y autopartes como ruedas, baterías y los techos de vidrio de los Peugeot 206, y motocicletas, billeteras y celulares a punta de pistola), sino que les causa pánico estos golpes comando para irrumpir en las viviendas. En los tres casos aquí descriptos se trata de chalets y en dos de ellos, por lo menos, las cámaras de seguridad confirman que no eran oportunistas sino que ya habían marcado la casa. Es decir, bandas delictivas están haciendo inteligencia previa en el barrio.
Denuncian los vecinos, además, que hay un momento del día especialmente peligroso para los transeúntes: entre las 6 y las 8 de la mañana. Mucha gente sale a trabajar, o los chicos para estudiar, y los motochorros atacan. Aprovechan la oscuridad otoñal. “Ya no se puede más”, es la frase más escuchada. En grupos de WhatsApp se discute incluso cortar calles para dar visibilidad a su pánico.
Terror, por cierto, que es moneda corriente en el conurbano, triste es reconocerlo.
Morón Primera es la comisaría a cargo de la nueva zona caliente del distrito de Morón. La policía recomienda a los ciudadanos extremar las medidas de seguridad. Así le dijeron a A. cuando presentó el sábado pasado la denuncia de la intrusión a su casa. Añadir cadenas a las rejas; incluso el cerco electrificado, no sería mala idea. Lo que el Estado no está condiciones de proporcionar (seguridad a sus ciudadanos) debe cual cual conseguirlo. De ahí, la importancia de la organización vecinal.
Las entraderas, según informó el medio regional Primer Plano que dirige el destacado periodista Adrián Noriega, son el principal problema de seguridad del distrito (2). Y no discriminan clases sociales. Los ladrones, que no dudan en usar la violencia, están enloquecidos por llevarse cualquier cosa que la gente de bien atesore en su hogar.
Por cierto, el 13 de mayo le habían robado el auto a C. en las inmediaciones del colegio Cristo Obrero, Haedo Norte. La ola de inseguridad se ha convertido en un tsunami.