Vanidades de la política

Otros que no pueden volver

En los últimos tiempos han reaparecido –al menos en televisión- los ex ministros de Economía Domingo Cavallo y Remes Lenicov. Que lo fueron de Menem el primero y de Duhalde el segundo.
Y es el caso que ambos, criticando el estado actual de nuestra economía –algo así como descubrir la rueda– afirman que con ellos las cosas estaban mejor y que, de persistir en sus cargos, esto sería distinto. (Del tornasol Lousteau ya nos ocupamos en nuestra última columna; baste reiterar que es vergonzoso que este K fracasado vista ahora careta opositora).
Vayamos pues a los de hoy. Cavallo fue el adalid de un peso igual a un dólar durante, la administración Menem. Medida poco liberal, de paso sea dicho, la de establecer por ley una paridad que la inflación, aunque fuese mucho menor que la actual, se encargaba de desmentir de un modo tan gradual como irrebatible. Y, el mismo señor Cavallo volvió, para intentar salvarla, al gabinete del radical de la Rúa.
Discépolo decía que no hay verdad que se resista “ante dos pesos moneda nacional”. Y el 1 a 1 no resistió la verdad del valor de ambas monedas. La inflación, aunque menor, existía. Hoy por hoy, casi todos dicen que esa paridad fue de inspiración liberal. Cuando en realidad el liberalismo, sensatamente entendido, deja que las monedas floten y se estacionen en su debido valor. Ponerle precio a un dólar, lo mismo que ponérselo a un producto de la canasta familiar, es una experiencia que siempre falla. Y nadie podía ignorarlo.
Valga recordar algo olvidado. El 1 a 1, que primero fue peronista, también fue radical bajo la presidencia de la Rúa. Sin embargo, ambos partidos participaron del golpe sin tanques, pero con disciplinada tropa civil, que derrocó al citado de la Rúa y finiquitó con la paridad cambiaria (cabecillas visibles, Duhalde y Alfonsín).
Apenas el primero de ellos asumió la presidencia, concediendo butacas ministeriales a la UCR, dictó el decreto 214/2002 que pesificó las deudas en dólares al tiempo que liberaba el mercado cambiario. Así se benefició a grandes grupos económicos endeudados en dólares y se disolvieron los ahorros en esa moneda de los pequeños ahorristas. Siempre recordaré el relato de uno de ellos que deseaba cambiar su auto para lo cual, prudentemente, compraba dólares y los depositaba en su cuenta. Me dijo: “Señor, al banco yo llevé dólares billete y me dicen que no me los pueden devolver. ¿Entonces, los dólares que deposité, dónde están?”.
ABSURDA IDEA
A ese estallido se llegó por la absurda idea de establecer el precio de una divisa por ley. La realidad hizo polvo esa idea. De la cual Cavallo fue su inspirador. Y cuando estalló la crisis, el decreto 214/2002, con Lenicov como ministro del ramo, defraudó a los pequeños ahorristas en beneficio de poderosos grupos económicos a quienes se les licuaron deudas en dólares que no hubieran resistido en un mercado libre.
Ni Cavallo ni Lenicov pueden contribuir a sanar la enfermedad de la economía de nuestro país. Porque fueron parte de quienes la inocularon. Como tampoco puede olvidarse que el peronismo y la UCR , primero apoyaron la convertibilidad, para luego terminar con ella beneficiando a muchos poderosos y saqueando a quienes no lo son.