Otra mirada al oficio de actuar

La Compañía LaBrusca indaga en las problemáticas de la representación. El grupo acaba de estrenar su tercer montaje, ‘Casual de noche’, en Casa Teatro Estudio. Valentino Grizutti, director y coautor de la obra, analiza “la pesadilla del actor”.

‘Casual de noche’ es el tercer montaje teatral de la Compañía LaBrusca, un muy interesante grupo conformado por cinco jóvenes artistas, que se dio a conocer el año pasado con la obra ‘Toma tres’ y que estrenó luego ‘Así así, acá acá’, cuya segunda temporada finalizó recientemente en la sala El Extranjero.

Casi sin respiro, LaBrusca acaba de estrenar una nueva creación, en este caso con dramaturgia compartida entre todos sus miembros: Juan Cottet, Miranda Di Lorenzo, Valentino Grizutti, Violeta Postolski y Patricio Penna. La dirección de ‘Casual de noche’ es responsabilidad de Grizutti, como en los proyectos anteriores, y el elenco se amplió esta vez con la incorporación de él mismo y de otros cuatro actores y actrices: Maite Miguens, Ailín Luna, Tomás Raimondi y Sofía Siniscalco.

La compañía, cuenta Grizutti, “arranco como cualquier otro grupo, un poco por casualidad y por afinidades y sensibilidades compartidas. También por una cierta admiración que sentimos por el trabajo de los otros. De algún modo, yo fui el artífice de que el grupo se uniera. Los conocía a todos de lugares distintos, siempre vinculados con el teatro. Con Patricio compartía una obra como actor; con Juan y con Miranda ya había trabajado; con Violeta habíamos empezado a estudiar dramaturgia juntos a los quince años”.

El punto de encuentro fue ‘Persona’, un proyecto que Grizutti estrenó en 2019 en el Centro Cultural Recoleta, en coautoría con Emiliano Dionisi, donde se reunieron ellos cinco y otros tantos actores de su generación. “Hubo algo en ese trabajo colectivo que marcó mi afinidad con algunas de esas personas -cuenta-. Ya para entonces estaba escribiendo ‘Así así, acá acá’. A fines de ese mismo año los llamé con la intención de montarla y yo dirigirla, pero vino la pandemia y cambió todo. En definitiva, terminamos estrenando otra obra antes de esa, ‘Toma tres’”.



CAMBIO DE ROLES

El destino y el deseo de querer estrenar ‘Así así, acá acá’ hicieron que LaBrusca finalmente se constituya como una pujante compañía teatral. “Ya vamos por nuestro tercer montaje. Hasta ahora yo había sido siempre el dramaturgo y director, y los chicos, los actores. Pero en ‘Casual de noche’ esto cambió. Si bien yo estoy dirigiendo, la obra la escribimos los cinco, lo cual le imprimió una dinámica completamente distinta de lo que veníamos haciendo”, explica Grizutti.

-Hasta acá habían abordado temáticas vinculadas con la adolescencia. ¿De qué habla esta nueva obra?
-El disparador fueron un serie de escenas de casting que nos tocaron actuar a cada uno en distintos momentos. A partir de ese material quisimos dar cuenta de lo que son la neurosis del actor y los misterios de la actuación, que un poco están condensados en esas escenas. Tomamos esos materiales, los reordenamos, en algunos casos los reescribimos, y armamos una estructura que lo que yo llamaría la 'pesadilla del actor'.

-¿Cómo es eso?
-Como grupo nos interesa trabajar las problemáticas de la representación, y la adolescencia como tema era sumamente interesante de abordar. Ahora bien: más que la adolescencia como tal, a mí me atrae ver cómo la adolescencia aparece en las ficciones, cómo se la representa y qué cosas tracciona esa representación. En ese sentido, este nuevo proyecto mantiene la misma búsqueda respecto de los modos de representación. Qué tiene que representar el actor o actriz, qué puede representar y qué no. Yo puedo hacer de un joven, pero no puedo hacer de un padre joven en determinado proyecto. Yo fui niño actor y en un momento dejé de dar niño para dar adolescente. Ese pasaje se da en la ficción como en vida, es casi indivisible. Por eso creo que más que haber creado una obra más madura, se trata de otro tipo de indagación el que hacemos, sobre otro problema de la representación: qué pasa con el actor que debe encarar tantas ficciones, una detrás de otra. El casting es un poco el paroxismo de todo eso: hacer propia una ficción por un ratito para después dejarla ir y tal vez no retomarla nunca más en la vida.

 

RECORRIDO

Grizutti comenzó a actuar a los once años en ‘C.A.P.O.S.’, un programa infanto-juvenil de sketches que emitían la TV Pública y Pakapaka. “Era un delirio total, muy divertido", lo recuerda. Algo de aquella experiencia iniciática y de las audiciones a las que se presentó y no quedó aparecen ahora en 'Casual de noche'. El actor tuvo también un paso destacado por el teatro en musicales como ‘Los locos Adams’ y 'Saltimbanquis', y en obras como ‘Gallo’ y ‘Adela duerme serena’, en el Cervantes.

-¿En alguno momento la profesión y el hecho de no ser elegido en un casting provocaron en usted un sufrimiento?
-Todo lo contrario, a mí el teatro me salvó. Pero sí es cierto que todo actor vive en algún momento esa pesadilla de la que habla la obra. Eso de dejar de tener noción de cuándo está actuando o cuándo no. No diría que eso encierra un sufrimiento, pero es un material muy interesante para indagar en él.

-¿Qué le aporta a ‘Casual de noche’ el hecho de representarse en el particular ámbito de Casa Teatro Estudio (Guardia Vieja 4257, los sábados a las 23)?
-Casa Teatro Estudio suele alojar este tipo de propuestas que terminan siendo pequeños rituales, muy singulares para el espectador. Es un ámbito de mucha experimentación teatral, uno de los pocos que quedan en Buenos Aires, y quisimos aprovechar la oportunidad que nos dieron. Además, nos sumó mucho la mirada de Martín Flores Cárdenas, que es el dueño y curador del espacio. La obra, en definitiva, fue mutando porque se trata de un proyecto muy vinculado al proceso.