EN EL CENTENARIO DE LA MUERTE DE FRANZ KAFKA

Ominoso profeta de un siglo de terror

Actividades culturales, publicaciones y reediciones, más la mirada del cine, rendirán tributo al desconcertante autor de ‘El proceso’. Los temas de su literatura conservan una llamativa actualidad.

Franz Kafka ha sido uno de esos pocos escritores que vieron su apellido convertido en adjetivo de uso corriente. Aunque en verdad no llegó verlo: murió antes de que naciera su fama incesante, y mucho antes de que ese adjetivo, el remanido “kafkiano”, se filtrara entre los lugares comunes de la prensa, la crítica y las clases ilustradas. (El término fue aceptado en 2001 por la Real Academia Española como sinónimo de una "situación absurda, angustiosa").

Este desconcertante creador de Gregorio Samsa y Josef K, el autor de ese puñado de obras inconclusas y enigmáticas escritas en una prosa límpida y llana, el inspirador de toda una mitología de lo absurdo, el fracaso, la culpa y la frustración, hubiera cumplido 100 años en 2024. Causa asombro que al momento de su muerte, a causa de una persistente tuberculosis, no había llegado a los 41.

Clásico y moderno, leído, analizado y estudiado sin interrupción dese hace un siglo, Kafka será objeto este año de todo tipo de homenajes para señalar la fecha redonda del centenario.

En conmemoración del tímido narrador que pidió ser olvidado y dejó el mandato -incumplido- de que sus materiales fueran quemados, ya están en marcha varios congresos y exposiciones en Europa que tendrán como escenario la Universidad de Oxford, las Bodleian Libraries (acreedoras de gran parte del material kafkiano) y la Asociación Internacional de Críticos de Teatro, en la ciudad checa de Brno.

En mayo próximo, el XIX Congreso Internacional de la Sociedad Goethe en España analizará el impacto de la obra del checo en un encuentro que se realizará en la Universitat de Barcelona, y en esa misma ciudad habrá cursos de similar orientación en el Institut d'Humanitats.

EN PRAGA

Está pendiente aún una definición sobre qué sucederá en el museo que lleva su nombre en Praga, ciudad que ha sido un tanto esquiva a la hora de apropiarse con contundencia de la figura del autor.

Así al menos lo comentó a la agencia Télam el periodista y escritor argentino Juan Pablo Bertazza, quien hace cuatro años está radicado en la capital checa.

"Kafka cobra volumen en Praga a partir del interés y las preguntas de los visitantes de todas las latitudes, pero eso no se ve en el día a día de los habitantes locales y no es casual entonces que no exista en la actualidad ni un sólo circuito turístico, dedicado exclusivamente al autor", señaló.

Bertazza recordó que la conquista comunista del país (la antigua Checoslovaquia) a los pocos años de finalizada la Segunda Guerra Mundial "invisibilizó la obra de Kafka”, la cual, “si bien no estuvo explícitamente prohibida, fue sacada de circulación".

Una situación que se extendió hasta la década de 1990, tras la caída de los regímenes comunistas europeos.

Kafka vivió un mundo que hoy parece lejano, pero sus preocupaciones íntimas, convertidas en esas agobiantes historias de postergaciones, rechazos y callejones sin salida, registraron o anunciaron la era de los grandes totalitarismos, la masificación de las sociedades occidentales y la asfixia de individuos cada vez más deshumanizados, sometidos a reglas burocráticas injustas y carentes de sentido.

"Los grandes temas que él adelanta o presagia tienen que ver con la falta de libertad, por eso es una literatura que puede leerse perfectamente hoy", consideró Bertazza.

Kafka se desmarcó de los cánones de su tiempo, anticipó las angustias del hombre del siglo XX y planteó interrogantes que se hallan siempre en las fronteras de la literatura y la filosofía. Por esos y otros motivos su figura sigue vigente hoy, tanto como ayer.

"Así como Borges observó alguna vez que Kafka había inventado a sus predecesores, o sea, que había sido capaz de influir en el pasado, hoy la vigencia de Kafka parece funcionar también al revés -opinó el novelista y poeta Andrés Neuman-. No es que su obra siga teniendo pleno sentido porque explica cada vez mejor la realidad que nos toca vivir, sino más bien que nuestra realidad insiste en volverse cada vez más kafkiana, en una especie de mímesis oscura. El mundo abusa de Kafka como una máquina de plagiar sus lógicas".

EL ADMIRADOR

Su obra eludió épocas y prejuicios, además de la indiferencia de sus propios compatriotas hasta la caída del comunismo. Con el tiempo fue ganando lectores en el resto de Europa y en la América hispana, donde encontró en Borges a uno de sus admiradores más agudos y tempranos (y también a uno de sus primeros traductores al español).

Borges pensaba que, al igual que Las mil y una noches o el Quijote, las fábulas de Kafka ya eran “parte de la memoria de los hombres”.

“Creo -le dijo en 1984 a Osvaldo Ferrari en uno de sus famosos ‘diálogos’, ahora reeditados en versión integral y definitiva- que esa idea de un proceso terrible, creciente, infinito, que viene a ser la base de esas novelas que, desde luego, Kafka no quiso publicar porque sabía que estaban inconclusas, que tenían el deber de ser infinitas...bueno, El castillo, El proceso pueden ser parte de la memoria humana, y reescribirse con distintos nombres, con circunstancias diversas; pero ya la obra de Kafka es parte de la memoria de la humanidad”.

A juicio de Neuman, Kafka estuvo atravesado por una "identidad desplazada, hecha de minorías superpuestas". Fue "demasiado judío para el canon alemán de entreguerras, demasiado alemán para la tradición checa, demasiado elusivo e incómodo para el futuro soviético de su Praga natal".

"Quizá por eso puede ser tan de nadie y tan nuestro", arriesgó el escritor argentino que ha escrito el prólogo de una nueva edición de Cuentos completos, que la editorial Páginas de Espuma presentará en la Argentina en el mes de abril, con traducción de Alberto Gordo y el aporte de la biblioteca israelí que conserva el legado kafkiano.

Para Neuman, "toda la inteligencia sensible de Kafka converge en una especie de refutación o parodia del súper hombre de su época: vulnerable, dubitativo y tiernamente pudoroso, en continuo estado de incertidumbre".

De ahí, agregó, que "su figura hoy nos suena un siglo más cercano que las sobreactuaciones de (Ernest) Hemingway o Henry Miller, por ejemplo".

LIBROS Y CINE

Devoto de Flaubert y Dickens, Kafka fascinó a Borges y Thomas Mann ("describe lo inconmensurable, lo incognoscible y lo que no puede ser juzgado por la capacidad humana", observó el autor de La montaña mágica), a la vez que inspiró la mirada de cineastas como Orson Welles y Aleksei Balabanov. En el último tiempo llamó la atención de la realizadora polaca Agnieszka Holland, quien este año estrenará una película biográfica dedicada al escritor.

El proyecto, según sus productores, es "un...mosaico caleidoscópico de una película que dramatiza la vida y la imaginación del famoso escritor en una serie de viñetas independientes, que abarcan la vida de Kafka desde su nacimiento en la Praga de antes de la Primera Guerra Mundial, hasta su trágica muerte en Berlín en 1924".

Desde luego, este año Kafka tendrá más presencia en editoriales y librerías que lanzarán, por ejemplo, el segundo tomo de sus Cartas (Galaxia Gutenberg) conocidas en español.

El mismo sello editará en febrero la novela de Monika Zgustova Soy Milena de Praga, referida a Milena Jesenska, amiga del escritor, destinataria de numerosas cartas entre 1920 y 1922 e integrante de la Resistencia cuando las tropas nazis invadieron el país.

A partir de abril se conocerán publicaciones de las editoriales Acantilado, Nórdica y Alianza centradas en novelas, relatos y narraciones cortas kafkianas.

Por último, el escritor Radim Kopác se propone finalizar un libro sobre "los 60 lugares de Kafka en Praga", que, como no podría ser de otra manera, abreva en la obra y correspondencia del autor.