Ocho rutas escénicas que deslumbran en Córdoba
La provincia mediterránea invita a descubrir sus paisajes de película a través de ocho recorridos escénicos que combinan impacto visual, naturaleza, historia y cultura. Una propuesta para disfrutar tanto del camino como del destino final.
Volcanes, imponentes sierras, ríos cristalinos, bosques frondosos y valles que se pierden en el horizonte son solo una parte de la escenografía que ofrece la provincia de Córdoba. Más allá de sus conocidos puntos turísticos, Córdoba se destaca por una particularidad que enamora a los viajeros: el placer de disfrutar no solo de los destinos, sino de cada kilómetro recorrido para llegar a ellos.
Bajo esta premisa, nacen las “Rutas Escénicas de Córdoba”, una selección de ocho trazados que invitan a vivir una experiencia cinematográfica en cualquier época del año. Estos caminos no son meros trayectos, sino una cuidada conjugación de impacto visual, valor natural, historia, cultura, y potencial recreativo y arqueológico.
Para comenzar se destaca una travesía por el “Techo de Córdoba”. Conocido popularmente como el Camino de las Altas Cumbres, este recorrido une los valles de Punilla y Traslasierra, conectando Villa Carlos Paz con Mina Clavero. La ruta asciende entre cañadones y elevaciones que alcanzan los 2.200 metros, ofreciendo postales inolvidables. En el camino, se revelan atractivos como el Parque Nacional Quebrada del Condorito, la Reserva Hídrica Pampa de Achala y el histórico Camino de los Puentes Colgantes.
Otro punto de interés es un viaje al pasado geológico cordobés. Esta ruta se adentra en un paisaje dominado por antiguos volcanes en las Sierras de Pocho, rodeados de una flora autóctona donde destacan las palmas caranday. El protagonista es el “Camino de los Túneles”, una notable obra de ingeniería de la década de 1930 que buscaba conectar Córdoba con La Rioja. El trayecto de cornisa ofrece vistas espectaculares de la Quebrada de la Mermela y la inmensidad de la Reserva Natural Chancaní, guardiana del bosque chaqueño occidental.
PUNILLA DESCONOCIDA
Si bien la Ruta 38 une Villa Carlos Paz y La Falda en solo 50 kilómetros, esta ruta escénica propone un desvío de 140 kilómetros para descubrir una faceta oculta del valle. El camino se aleja hacia las tierras altas de las Sierras Grandes, explorando pampillas de altura y espiando el noroeste provincial. Puntos como el macizo Los Gigantes, la Estancia Jesuítica La Candelaria y el río Yuspe son paradas obligadas en este paseo.
Si se quiere obtener panorámicas de ensueño, entonces el camino El Cuadrado las proveerá. Con 34 kilómetros de curvas y vistas panorámicas, esta es la única ruta asfaltada que cruza el cordón de las Sierras Chicas. Uniendo Río Ceballos con La Falda, su trazado se basa en un antiguo camino de tierra diseñado hace más de un siglo para conectar la capital con el famoso Hotel Edén. La Reserva Hídrica Dique La Quebrada y la Reserva Natural Vaquerías son algunos de sus principales atractivos.
Otro recorrido para no disfrutar son los “Caminos de Ongamira. Este recorrido es un viaje a través del tiempo, donde resuenan miles de años de historia de pueblos originarios, el legado jesuita y el pensamiento de grandes hombres de la cultura. La ruta asciende por las laderas de las Sierras Chicas para descubrir el singular valle de Ongamira. Entre sus imperdibles se cuentan la Estancia Jesuítica Santa Catalina, Los Terrones, la Casa Museo Deodoro Roca y el enigmático Cerro Uritorco.
Si se busca un entorno de ríos y pinares, entonces la ruta serrana entre valles es la ideal ya que ofrece una transición de paisajes que invitan al sosiego. El viaje comienza con un ascenso hacia el Observatorio Astronómico de Bosque Alegre y continúa por la ladera de las Sierras Chicas, cruzando ríos y descubriendo pueblos con encanto como San Clemente, para finalmente adentrarse en los pinares que custodian el camino hacia el Valle de Calamuchita.
VALLE
Aunque un viaje de 15 minutos por la ruta 5 separa a Villa General Belgrano de Santa Rosa de Calamuchita, esta propuesta invita a explorar lo profundo del valle y las laderas de las Sierras Grandes. Es un camino para descubrir la naturaleza auténtica y aldeas de montaña mágicas como La Cumbrecita, Villa Berna, El Durazno e Intiyaco.
Finalmente, disfrutar los paisajes de los espejos de agua de las sierras es otra opción por descubrir en la provincia. Esta última ruta recorre el faldeo de las Sierras de Comechingones, revelando un paisaje sereno de ríos y grandes espejos de agua. El recorrido bordea el Embalse de Río Tercero, el lago más grande de la provincia, y conecta parajes como Villa Rumipal, Villa del Dique y Amboy.
En definitiva, estos ocho recorridos demuestran cómo el paisaje natural cordobés se fusiona con un invaluable patrimonio cultural, histórico y religioso. Es una invitación a descubrir una provincia donde la tradición y la modernidad conviven en un entorno privilegiado, garantizando que los viajeros nunca se vayan decepcionados.