Obituario: Maud de Ridder de Zemborain

Falleció el 27 de marzo en Buenos Aires a los 99 años la señora Maud de Ridder de Zemborain, conocida por todo el mundo como Beba, de destacada trayectoria en el mundo de la cultura, especialmente de la historia, del arte y del coleccionismo, que hasta el último año la mantuvo atenta a todas esas manifestaciones con una envidiable lucidez.

Vivió su infancia en la casa familiar, de la avenida Alvear, frente a donde termina la calle Parera. Había sido la residencia de Pastor Obligado con el famoso mirador con su veleta, y recordaba que el terreno llegaba hasta Posadas. Se educó con las religiosas del Colegio del Sagrado Corazón en Juncal y Callao, recordando que sus únicas penitencias en el mismo eran por su “afición” al chocolate, que mantuvo a lo largo de toda su vida.

Viajó por Europa y se casó con el arquitecto Carlos Zemborain, coleccionista, preocupado por el patrimonio, como que salvó de la piqueta la parroquia de San Miguel del Monte. Éste ingresó en 1950 al Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades y ella participó como solía decir “de oyente” largos años, hasta que en 1984 ingresó como miembro de número, siendo por ello la memoria viviente de muchas actividades de la entidad, cuyo comisión directiva integró desde hace más de 20 años.

Investigó en los archivos de Indias, del Vaticano, de Francia e Inglaterra y hasta antes de la pandemia se la solía ver en el edificio del Archivo General de la Nación de la calle Alem, donde gozaba del cariño y respeto de los investigadores y del personal de la casa. Fruto de esa labor fueron sus libros: Barthlemy de Massiac, y un plan para conquistar Buenos Aires, Antonio Dorna y su tiempo con Ángel de Estrada y Pequeñas Historias de la Provincia de Buenos Aires, dos volúmenes dedicados a la Historia de San Miguel del Monte, que merecieron que el gobierno de ese municipio la declarara Ciudadana Destacada de la Cultura y la Educación.

Integró la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo y fue una de las organizadoras de la Exposición “El Caballo en la Historia” en 1966, en ocasión del sesquicentenario de la Declaración de la Independencia. También fue miembro de número de la Junta de Estudios Históricos de la Recoleta, siendo la memoria viviente del barrio.

Previo oficio religioso en nombre de estas dos instituciones y del Instituto Bonaerense, despidió sus restos el señor Roberto L. Elissalde.