EL ARTISTA ALEMAN EN UNA EXCEPCIONAL MUESTRA DE LA FUNDACION PROA DE LA BOCA

Joseph Beuys, genio docente

Una retrospectiva dedicada al artista alemán Joseph Beuys (1921-1986) -una figura nutriente del arte del siglo XX-, que reúne más de cien obras que van de 1955 a 1985, se exhibe en la Fundación Proa, en La Boca, con curaduría del experto brasileño Rafael Raddi, quien compartió la responsabilidad con Silke Thomas. 

La muestra contiene dibujos, objetos, esculturas, instalaciones, videos y performances de este artista dueño de un pensamiento tan complejo como generoso y magnético, cuyo lema era "todo hombre es un artista", que aplicó en su amplia labor docente. 

Se trata de una oportunidad que debiera ser imperdible de conocer registros fílmicos -provenientes de colecciones privadas de Alemania- nunca antes vistos en la Argentina-, como "I like America and America likes me/Coyote" (1974) y "Cómo explicarle pinturas a una liebre muerta" (1965), algunas de sus más trascendentes acciones. 

EL OTRO SUELO

La primera presenta su primer contacto con suelo norteamericano cuando realiza, en la galería de René Block, la famosa acción en la que convive con un coyote salvaje durante tres días, las veinticuatro horas, con nada más que un bastón y una manta de fieltro para protegerse de sus ataques, hasta que logra que el animal coma de su mano. 

En el video de la liebre, Beuys se recubre el rostro con miel y hojas de oro -como en una suerte de ritual- y se pasea por una habitación llena de cuadros, hablándole al animal, susurrándole al oído, paseándose con su cadáver de un extremo a otro de la sala. 

Desde principios del siglo XX, la "incomprensión" del arte empieza a ser un tema común entre los espectadores, por eso Beuys abordó el tema de esa necesidad de "entender" a través de la performance que incluye una liebre muerta con un gesto que parece decir: no hay nada que entender, todo está abierto a la intuición y a la imaginación. 

Igual que en aquél video, el espectador deberá apelar a su propia individualidad para comprender las obras y no olvidar una de las máximas de Beuys, quien veía "el sentido revolucionario del arte como mecanismo transformador de la sociedad". 

EL MEDIO AMBIENTE

Su preocupación por la defensa del medio ambiente lo llevó, en 1981 a vincularse con el artista argentino Nicolás García Uriburu, con quien realizó una acción en conjunto que consistió en colorear las aguas del río Rhin en Dusseldorf, Alemania. 

De esta experiencia se conservan una serie botellas que contienen el agua contaminada del río, presentes en la exhibición, y que recuerdan a otras que García Uriburu ha ido presentando con el agua de sus coloraciones en ríos y fuentes públicas.

Durante la Documenta Kassel VII -una de las ferias de arte de vanguardia más importantes del mundo-, ambos artistas realizaron una segunda acción en conjunto que consistió en plantar siete mil robles junto a bloques de concreto, tarea que se completó en el transcurso de cinco años. 

La muestra dedica también una sala a un episodio emblemático -y legendario- de la vida de Beuys: en marzo de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial, fue enviado a enfrentar al ejército ruso en Crimea. Su avión fue abatido por los rusos y el artista sobrevivió cuidado por una tribu de tártaros que lo envolvió el fieltros y le curó las quemaduras con grasa y lo alimentó con miel. 

Más allá de su veracidad, este relato determinó gran parte de la iconografía de su trabajo y a partir de allí, convirtió aquellos materiales en los predilectos de su obra. 

SEÑOR MAESTRO

No faltan trabajos fundamentales como "La revolución somos nosotros" o "Acción en la calle", realizada en la ciudad de Dusseldorf, que permite escuchar a través de parlantes la voz del propio Beuys hablando con transeúntes, en su afán de sobrepasar las barreras de los museos y galerías para acercar el arte a la gente. 

También hay un espacio dedicado a la figura de Beuys como maestro -tuvo al argentino Remo Bianchedi como alumno-, una parte fundamental de su vida, ya que fue profesor de escultura en la Academia de Bellas Artes de Dusseldorf en cursos que, curiosamente, estaban regidos por un sólido sustento clásico.

"Enseñar es mi gran obra" le confesó al crítico Willoughby Sharp en 1969 y a esa actividad dedicó la mayor parte de sus energías apelando a la antroposofía, a la poesías romántica alemana, a la filosofía de las religiones y a la filosofías de la ciencia.

Joseph Beuys creía que todos podían ser artistas y que la sociedad era la gran obra por hacer. 
En la Fundación Proa, Pedro de Mendoza 1929, hasta el mes de junio, de martes a domingo de 11 a 19.