“No se debió dar la visión de que los problemas acabaron”
El Gobierno debe mantener firme el rumbo y promover las reformas estructurales, asegura el economista Aldo Abram. La apertura genera ganadores y perdedores. Los errores políticos impactan en la economía.
Quienes buscan respuestas para el resultado de las elecciones legislativas bonaerenses no dejan de mirar el terreno de la economía. Allí parecen residir al menos algunas de las causas de la derrota de La Libertad Avanza. Sin embargo, tal como sostiene Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso, “no hay que cambiar el rumbo”.
-¿Hay una explicación económica para el resultado de las elecciones bonaerenses?
-Creo que es más bien una combinación de cosas. Una es que desde julio hay problemas políticos, más allá de que algunos lo minimicen. Y tienen impacto económico. La economía manda y es la prioridad de los argentinos a la hora de votar. De eso no cabe la menor duda. A los argentinos nos está yendo muy bien con la parte económica pero los problemas de corrupción no son intrascendentes. También es cierto que ha habido errores de política de este gobierno que han generado que a la economía no le vaya tan bien. Puntualmente lo que ha sido la forma en que se han manejado con los gobernadores y con potenciales aliados en el Congreso, porque comparten casi todo lo que proponen en términos de cambios de rumbo. Esto más allá de que haya diferencias con las formas. Ahí es donde esos errores de manejo de política han generado un Congreso donde antes el Gobierno tenía mucho más apoyo para defender sus medidas y ahora lo tienen contra las cuerdas.
MUÑECA POLITICA
-Al inicio de la gestión se destacaba la habilidad política de La Libertad Avanza para tejer acuerdos. Eso parece haber cambiado.
-Exactamente, y eso tiene que ver con errores de manejo en la política fundamentalmente frente a las elecciones. Lamentablemente eso no es gratis para la economía. Si alguien piensa que eso no va a generar incertidumbre respecto a la posibilidad de gestionar del gobierno hacia el futuro, está equivocado. Claramente cada vez que se pone en jaque el superávit fiscal, un inversor argentino o extranjero duda. ¿La mayoría de los argentinos y su dirigencia quiere cambiar de rumbo o volver al pasado? Bueno, claramente eso tuvo un impacto económico fuerte. Ha pegado duro en el riesgo país e incluso en lo que más sigue la gente, que es la suba del tipo de cambio. También hubo otros errores de política que tienen que ver con el mensaje que estuvieron difundiendo. Si bien es real que los salarios reales desde el segundo trimestre del año pasado, excepto los del sector público, han estado recuperándose y que la economía ha tenido una fuerte recuperación, esa recuperación no fue pareja para todos. Es muy difícil que una economía que durante décadas se tuvo que estructurar para sobrevivir en la anormalidad, sea la misma que va a ser viable en la normalidad. Eso no va a pasar. Ocurre ahora que hay sectores, aquellos que lograron protección contra la competencia del exterior y durante décadas hicieron plata cobrándonos a los argentinos mucho más por las cosas de lo que valían, van a decrecer o incluso a desaparecer. Es una realidad y también una necesidad. Ese nivel de protección no es razonable.
-Ese proceso tiene un impacto político. Se traduce en las urnas.
-En el camino van a quedar algunos sectores, pero también es cierto que van a aparecer nuevos. Cada vez que la gente es más pobre, lo que hace es gastar una proporción mayor de sus ingresos en bienes básicos. Por lo tanto tiene mucho menos para gastar en aquello que es prescindible, como los servicios. En la Argentina claramente los servicios están subinvertidos porque no fueron demandados en esta tendencia al empobrecimiento. Van a tender a crecer muchísimo. Lo bueno del sector servicios es que en el mundo es el mayor generador de empleo.
-Con mirada política, probablemente la gente que esta vez ha decidido no votar a La Libertad Avanza no se inserte en esa economía de servicios porque no tiene la capacitación para hacerlo.
-Puede pasar. Justamente ahí es donde se hace necesario un pronto cambio de la legislación laboral. Es una realidad que todos esos sectores que no tienen futuro en una economía normal no están mejorando sus ingresos. ¿Cuál es el error del mensaje? Es haberlo planteado como que a todo el mundo le estaba yendo 10 puntos. No era verdad. No va a pasar. Hay que hacer cambios profundos en la economía, como la reforma laboral, para que la gente que está en los sectores que no tienen un buen futuro puedan pasar a los sectores que sí lo tienen. Eso todavía no se hizo.
-El problema es que todos esos cambios estructurales tienen que pasar por el Congreso. ¿Qué ocurrirá?
-Por eso es que cuanto más dudas haya sobre qué composición va a haber en el Congreso, peor será para los inversores. Agrego algo más: en el 2017 tuvimos una caída continua del poder adquisitivo de los salarios. Pero en el segundo semestre del 2023 eso se volvió derrumbe. La caída fue feroz. No es casualidad que hayamos tenido el nivel de pobreza que tuvimos al inicio del año pasado. Ahora buena parte de esa gente está mejor que hace un año pero no está mejor que hace dos o que hace cinco. Uno tiene la expectativa de ganar poder adquisitivo y eso no se alcanzó.
-El factor tiempo también juega. El Gobierno lleva menos de dos años de gestión. ¿Hace falta más paciencia?
-Por otro lado yo diría que había muchos que comían pochoclo y apostaban a que la paciencia se terminaba en tres meses. Con lo cual no sé si me quejaría mucho de la paciencia de la gente. Lo que no se le debió haber dado es la visión de que todos los problemas se acabaron. A la gente hay que decirle la verdad. Milei ganó la presidencia diciendo que esto era sangre, sudor y lágrimas. La gente apoyó eso. Pero cuando vieron demasiado exitismo, dijeron ‘pará, no es cierto que llegamos a la Tierra Prometida’.
RUMBO FIRME
-El presidente dijo que no va a cambiar nada. ¿Está de acuerdo con eso?
-Coincido con el mensaje de que hay que profundizar el rumbo económico. Eso implica hacer la reforma laboral para que justamente tengamos una legislación que incentive la generación de empleo registrado. No como tenemos hoy que desincentiva esa generación de puestos de trabajo. Esto apunta también a todos estos sectores a los que les va a ir mal o a desaparecer. Hay que facilitar ese camino. El rumbo tiene que ver con apuntar a un objetivo. Ahora, para ir a un lugar se puede llegar de distintas formas. Cada uno de esos instrumentos son decisiones que se toman que no necesariamente son buenas medidas. Profundizar el rumbo no implica que no haya que revisar qué errores se cometieron a la hora de elegir ciertos instrumentos para alcanzar el objetivo. Ahí hay que hacer algunos cambios.
-¿Vislumbra otro esquema cambiario?
-Salir de las LEFI para mí fue un acierto. Algunos podrán discutir si tal vez era mejor encarar esto en un período no electoral. Salir del esquema estuvo muy bien, como robustecer el Banco Central. El pasaje estuvo muy mal hecho y lamentablemente los parches que se fueron poniendo son los que han generado esta volatilidad tremenda. En la Argentina es lógico que esto asuste porque siempre ha sido la señal de que las cosas pueden andar mal. Cuando hay mucha incertidumbre la gente deja de consumir, deja de invertir, compra dólares. Se le quita financiamiento a la economía. No es casualidad que las tasas de interés terminaran por las nubes. Ese malestar debe haber pesado en las elecciones de la provincia. Me dijiste que todo estaba bien pero yo miro el valor del dólar y no es así. Lo que todo mira es el dólar.
-¿Se implementará otra política económica y financiera luego de octubre?
-Creo que ya se pueden implementar cambios en lo que hace a la política monetaria. No hay que eliminar las bandas. Muchos de los parches que se implementaron para resolver lo mal que se hizo esta salida de las Lefis a un régimen más normal del manejo de la oferta monetaria, generaron tremenda incertidumbre porque implicaron romper compromisos anteriores. Eso nunca sale bien. Un error claro, y lo demostraron los propios mercados, fue haber anunciado que el Tesoro iba a utilizar sus divisas para manejar la política cambiaria. Claramente eso fue un error. Si prometieron no intervenir, no intervengas. El Banco Central puede operar sin ni siquiera comprar o vender dólares para estabilizar el peso. ¿Qué tiene que hacer el Tesoro operando en el mercado cambiario? El Banco Central tiene hoy más de u$s 5.500 millones propios. Es un banco solvente. Tiene capacidad para operar en el mercado cambiario. El Gobierno tiene que confiar más en el Banco Central, que garantice una moneda estable y confiable; y el Tesoro debe hacer lo que corresponde, garantizarnos la solvencia fiscal. Eso va en contra de utilizar los dólares del Tesoro para hacer política cambiaria. Debe conservarlos para garantizar que puede pagar la deuda. Hay que conservar las bandas y salir a defender el peso. El mercado no tiene ninguna chance de ganarle la pulseada al Banco Central.