No puede con su genio

La renuncia de Mauricio Macri a postularse a un nuevo período es refrescante y sumamente oportuna. No por lo que la mayoría de sus compañeros de ruta han observado: grandeza, generosidad, valentía, enorme visión, compromiso y muchas monsergas más, sino por la burrada y provocación de su discurso de despedida.­

Dejemos de lado su introducción que apunta a definir la situación en que la Argentina se encuentra hoy, naturalmente muy mala, tanto como el estado de ánimo de los argentinos. Pocos se animarían a negar el grado de incertidumbre que se respira en el ambiente. Ahí Macri, no se equivoca.­

Seguidamente afirma que vivimos un tiempo oscuro y que ya empezó a terminar y que confía en que los argentinos lo dejen atrás para siempre. Veamos: asegura que este tiempo oscuro tiene un responsable: el kirchnerismo y un peronismo que perdió el rumbo. Ahora, dejarlo atrás para siempre suena terminante, es un deseo absurdo, el kirchnerismo es una fuerza política que vino para quedarse. Es una construcción ideológica que le hace daño al país, pero está. Más correcto, a mi ver y entender, y lo hubiera elevado a la categoría de gran dirigente, a rescatar en la historia, es que hubiera afirmado que al kirchnerismo hay que transformarlo en una minoría con la que hay que convivir en el marco de las instituciones republicanas. Punto.­

Pero lo más desgraciado de su exposición fue cuando a manera de maestro ciruela nos explicó que desde hace ochenta años venimos a los tumbos porque una parte importante de los argentinos (en 1946 el 54%; en 1951 el 62%; en 1954 el 62% y finalmente en 1973 el 61,9 %) decidió apoyar a un líder mesiánico. Esto es a Perón. Para luego afirmar que `este tipo de liderazgo nos ha hecho mucho daño. Este liderazgo paternalista anuló a los argentinos a realizarse, ser autónomos y asumir su propia responsabilidad. Nunca creí en ese modelo porque se fundamenta en el caudillismo'.­

Macri no debiera meterse con la Historia, no es su fuerte. Para eso ya tenemos al kirchnerismo y a Cristina. Si el programa de Juntos por el Cambio es retrotraernos a la Unión Democrática y dejar atrás para siempre al peronismo están muy mal encaminados. Fideliza a los suyos y no suma argentinos de bien que depositaron su confianza en el peronismo. Hace bien en irse. Pues por sus dichos queda claro que nunca entendió que el problema es el kirchnerismo y no el peronismo remozado por el doctor Carlos Menem.­