“No hubo un ajuste fiscal tan grande en la historia”

Los primeros 100 días de la gestión Milei invitan al balance. Hay que sostener esta política de recortes, asegura el economista Fausto Spotorno. Los objetivos son dos: talar el déficit fiscal y sofocar la inflación. El crecimiento no es prioridad en la primera fase del plan económico. El consumo interno tardará en reponerse.

La cifra, por redonda, invita al balance. Los primeros 100 días de gobierno son siempre un mojón en el tiempo, un momento para detenerse y mirar hacia atrás. La presidencia Milei, puesta a talar el déficit fiscal y sofocar la inflación, se movió con inusitada velocidad y virulencia. Podría decirse que como Othar, el caballo de Atila, por donde pisan los libertarios no vuelve a crecer el pasto.

En tres meses el proceso inflacionario ingresó en una pronunciada parábola descendente pero, paradójicamente, no dejan de subir los precios, sobre todo en rubros sensibles como Alimentos. Cayó la cotización del dólar en todas sus variantes, los salarios están retrasados, la recesión es severa y se estima un incremento pronunciado de la desocupación hacia el segundo semestre.

En esto de ordenar la economía, todavía reina la confusión. Sin embargo, asegura Fausto Spotorno, economista de la consultora Orlando Ferreres y director de la Escuela de Negocios de la UADE, la inflación se consolidaría en un dígito, podría desarmarse el cepo y pensar en cierta reactivación vía exportaciones. El consumo interno deberá esperar.

-La gestión Milei lleva tres meses. ¿Era lo que esperaba?

-Es difícil saber lo que esperaba porque originalmente había otro director del Banco Central, el programa al inicio estaba mucho más centrado en la dolarización. Ese no es el programa actual. Sí es cierto que el Gobierno se está enfocando en algo que esperábamos: todavía no sale del cepo. Confirmaron que hasta que no se resuelva el tema de las Leliqs, no se saldrá. La verdad es que el programa en gran medida era lo que estábamos esperando. Es decir, un plan de ajuste fiscal importante con una salida del cepo algo más retardada. El detalle del programa era difícil de prever.

-Estamos viviendo un ajuste fiscal considerado histórico por su profundidad.

-Posiblemente nosotros suponíamos que el ajuste fiscal y todo el programa iban a ser más suaves. De hecho yo pensaba seriamente que iban a seguir financiando al fisco por un tiempo más mientras iban haciendo los ajustes. Pero acá se fueron a un déficit cero de movida.

-¿Han tomado la enseñanza del gobierno de Macri y buscaron evitar el gradualismo?

-Obvio. No esperaba un gradualismo, pero cuando empezamos a analizar todos los ajustes fiscales de la historia, no hubo ninguno tan grande. Intentar talar 5 puntos del PBI en un sólo año no es común. Posiblemente tampoco llegue a eso, pero es uno de los recortes más grandes que se hayan visto. Aclaraciones sobre este punto: una vez que Milei ganó y que se sabía por dónde venía la mano, yo asumía que iba a ser un ajuste fiscal que iba a ir a superávit primario. Siempre pienso que tal vez no lleguen al equilibrio fiscal, pero al menos lo van a tratar de arañar.

-Se logró recuperar el superávit gemelo, pero sobre una base singular: recesión, caída de las importaciones, ajuste feroz. ¿Es sustentable?

-En algún momento hay que salir del cepo y eso va a generar algunas correcciones. Obviamente, cuanto mejor esté la economía en el momento de salir del cepo, más suaves serán las correcciones que se den. El ajuste fiscal hay que mantenerlo durante algún tiempo. El segundo semestre es fiscalmente más duro. No sé si es sustentable pero me queda claro que en el segundo semestre hay que tener un ajuste fiscal mucho más fuerte.

-¿Más fuerte que esto?

-Sí, probablemente. Todos los esfuerzos tienen que llevar a un buen resultado en el segundo semestre. Arrancaron con ajustes fuertes y parte de esos ajustes se verán en la segunda mitad del año, tal vez por el lado de tarifas. Pero hay que hacerlo porque la mayor parte del ajuste fiscal tiene que tener impacto en el segundo semestre porque es el tramo más difícil. En general hay más déficit en la segunda parte del año que en la primera. Va a pasar porque hay un par de cosas que se verán en ese tramo: el ajuste de tarifas, reposición del impuesto a las Ganancias y demás. Hay que mantener todo el año el ajuste.

-¿Puede extenderse hacia el año próximo, ya como una conducta, un sello en la gestión?

-Creo que si en un año logran equilibrar el déficit fiscal, los siguientes años deberían ser algo más sencillos o más proactivos. Después queda reducir los subsidios, bajar algunos impuestos y demás. Habría algo un poco más ordenado.

CRECIMIENTO

-¿Cuáles piensa que serán los drivers que harán crecer en algún momento la economía?

-Claramente habrá un rebote de la actividad económica donde el agro ayudará un poco. Una vez que la economía muestre resultados exitosos en temas como bajar la inflación, va a mejorar la inversión y la productividad. Hoy es un lío. Parte de la recesión está dada en que se están actualizando precios todo el tiempo y no se puede hacer un proyecto de inversión o comercial porque no se sabe cuánto va a costar. Se pierden mucho tiempo en las negociaciones, los precios están muy desordenados. No se sabe cuánto sale la ropa, la comida, es un problema. En la medida en que baje la inflación se ordenarán los precios y así se ganará en productividad. Trabajar con inflación baja es otra historia, no hay que estar negociando contratos todo el tiempo. La otra es la salida del cepo. Me parece que lo que más va a impulsar la actividad económica es la desregulación y los cambios en la medida en que baje la inflación. Del lado de la demanda, el crecimiento va a ir por el lado de las exportaciones.

-¿El consumo interno tardará en arrancar?

-Va a tardar en arrancar. Este año lo veo frenado por un montón de motivos. Uno es que el salario real está muy en baja. Después hay otra cosa: se va a recomponer el ahorro. Ya lo vimos en 2016 y se volverá a ver este año. En la medida en que se salga del cepo veremos el efecto contrario a lo ocurrido en 2022, cuando caía el salario real y la gente consumía más. Porque advertían que su capacidad de ahorro era nula o muy baja. Convenía más consumir que ahorrar.

-¿Eso va a cambiar tras la salida del cepo?

-Eso cambiará. Mucha gente pensará: me sale u$s 100 ir a comer al restaurante de primer nivel. No voy y lo ahorro. La verdad es que u$s 100 no es un ahorro chiquito.

-Ahí habrá un tema con la presión sobre el tipo de cambio.

-Habrá un aumento de los dólares para ahorro. En el 2016 pasó con lo que se llamó la famosa salida de capitales. Lo que pasa es que ahí los dólares los proveía el Estado, que tomaba deuda. Teníamos ahí una pelota espantosa. El Estado mantenía el déficit fiscal, tomaba deuda, estimulaba la demanda pero como el dólar estaba barato, la gente se guardaba parte de su dinero para ahorrar en dólares. Este esquema es completamente diferente. Si el Estado logra equilibrio fiscal, ingresarán divisas al sistema productivo.

-Lo que habitualmente se denomina divisas genuinas, no producto del endeudamiento.

-El ingreso de divisas, si se hacen las cosas bien, aparece. Ahora, ¿adónde van esas divisas? Dependerá de las condiciones del mercado. Si el Estado se pone a colocar deuda, esa plata irá al Estado. Es lo mismo que pasaba con las Leliqs y el crédito al sector privado. Un banco gana plata colocándole bonos al gobierno con un tipo, una oficinita y un teléfono. Si el banco tiene que prestar, generar crédito, tiene que contratar gente de marketing, abrir sucursales, vender. Es mucho más costoso. Pasa lo mismo con los grandes bancos internacionales que se dedican a colocar deuda. Cobran una comisión fenomenal desde una oficina con dos pibes. Los bancos siempre prefieren por eso al Estado. Los objetivos del Gobierno están claros: el primero es suprimir la inflación; ordenar el Banco Central; y lograr el equilibrio fiscal. No es lo más ordenado que hemos visto en cuanto a programa económico pero sí están siendo muy veloces.

INFLACION

-¿Le sorprende la velocidad con la que aparentemente está bajando la inflación?

-Vamos a ver. Yo creo que a partir de ahora vamos a empezar a ver la efectividad del programa económico. Seguramente en abril o mayo. Los primeros síntomas son este dólar bajo, que no sé cuán sostenible es. Que el dólar afloje en un contexto en el cual recién están empezando a entrar los dólares de la cosecha, es una muy buena señal. Esa es la primera señal positiva en serio. Porque que la inflación haya bajado de 25 a 20% no es casi nada. Que baje de 20 a 13 en febrero, está muy bien. Para mí el partido de la inflación se verá con los datos de abril.

-¿Este año se podrá bajar a un dígito mensual?

-Creo que sí. Si el gobierno logra su objetivo de ir a 1 punto de superávit primario, arañando el equilibrio fiscal total; logra una razonable salida del cepo, porque no se va a salir completamente, con volatilidad suave, en esas condiciones se puede llegar a un dígito de inflación mensual hacia la mitad del año. Y me jugaría que para fin de año estamos más entre 0 y 5% que entre 5 y 10%. Esto se puede lograr si hay más claridad fiscal, porque todavía no sabemos bien, es como un torbellino que va para adelante. Este es el momento de ordenar, así que esto va superarse hacia el segundo semestre.

-¿Qué le cuestionaría al gobierno?

-Tengo algunas ideas. Yo hubiera sido más prolijo. Probablemente hubiera partido de otra forma con el Banco Central, ser más ordenado desde el principio. Pero esto lo digo como un economista sentado en mi casa tomando mate. ¿Por qué digo esto? Porque también hay restricciones políticas. Yo entiendo que ellos quieren ir a toda velocidad con la baja de la inflación, por eso me parece lógico lo que hicieron. No es un gobierno que tenga 20 gobernadores y la mitad del Congreso.

-¿El Gobierno tiene muñeca política? No pudo hacer pasar la Ley Bases pero le dio una vuelta de tuerca y ahora traza la estrategia del Pacto de Mayo con los gobernadores.

-Está reacomodándose, en primer lugar. Esto de tener poco poder político lo obliga al Gobierno a ponerse un objetivo principal de corto plazo que es bajar la inflación. Su decisión política podría haber sido salir del cepo, pero decidieron bajar la inflación. La prioridad de Macri era salir del cepo. Este Gobierno tiene dos objetivos iniciales muy diferentes: ajuste fiscal y baja de la inflación. Lo entiendo como un tándem porque es muy difícil bajar la inflación si no se reduce el déficit fiscal. A corto plazo el crecimiento económico no es un objetivo. Eso está definido políticamente. Obviamente que hay otros objetivos como desregular la economía, salir del cepo, crecer, pero no son prioritarios en la primera parte del programa económico.

Los libertarios, bajo la lupa

-Usted es liberal, no libertario. ¿Cómo considera a esta expresión del liberalismo?

-Yo soy liberal y fui fundador y presidente de Republicanos Unidos. Los liberales a veces actuamos como los de izquierda, somos cinco y nos peleamos todos. Pero creo que somos un poco más racionales en esto de querer funcionar. En política a veces se necesita un patrón ordenador cuando hay muchas voces. El peronismo no se preocupa porque el patrón ordenador es la plata. Lo que entiendo es que el liberalismo es uno solo. Los que se llaman libertarios representan la parte más extrema del liberalismo. Las ideas son siempre las mismas. A mí no me disgustan los libertarios en cuanto a ideas filosóficas. Pero yo tengo la hipótesis, y creo que es la misma de los libertarios, que la humanidad va hacia más libertades, no hacia menos libertades.

-Ese avance requiere necesariamente de un Estado chico.

-Ir hacia un Estado controlado cada vez más chico. A más desarrollada la sociedad, menos Estado. Los libertarios en el fondo dicen: en algún momento la sociedad no va a necesitar más del Estado.

-Es una postura política con un objetivo de máxima que parece un poco utópico.

-La idea es que la sociedad se va a complejizar en los contratos entre personas, al punto tal que esa red de acuerdos entre partes son cada vez más relevantes, y cada vez menos relevante el Estado. Si tuviéramos una moneda sana, y sin problemas en cuanto a enfrentamientos bélicos, lo único que atendería el Estado nacional son las jubilaciones y alguna obra pública. Todo lo demás lo aportarían las provincias y los municipios.

-Da la sensación de que el Gobierno de Javier Milei no viene sólo a ordenar la economía sino y sobre todo a cambiar la matriz social y económica. ¿La sociedad está entendiendo este proceso?

-Creo que hay una discusión muy interesante que se tiene que dar entre la Nación y las provincias. Si el Estado nacional se ordena, lo más relevante serán las provincias. En la vida de una persona el Estado no es tan relevante. Miremos lo que ocurre en Estados Unidos. Las principales noticias en materia económica son las empresas, quién compró a quién, en qué invierten. No son noticias sobre el Estado. A medida que avanza la tecnología los Estados dejan de ser relevantes. Si las transacciones internacionales son cada vez más grandes, ¿cuál va a ser la moneda global, el dólar o el bitcoin? ¿Contratos prepactados como Ethereum? Si la gente trabaja on line para otros países, ¿cuál es el sistema jubilatorio? ¿Lo elegirá el trabajador? Acá todavía estamos discutiendo si debe ser estatal o privado.