No hay señales de que reviva el proceso de paz entre Israel y los palestinos

Trump seguramente definirá su política hacia Medio Oriente después de las elecciones en el Estado Hebreo

Al comenzar su gestión presidencial, Donald Trump anunció que reconocería a Jerusalén como la capital de Israel y que mudaría la embajada norteamericana de Tel Aviv a la Ciudad Santa de Jerusalén. No obstante lo antedicho, lo cierto es que aún no se conocen los lineamientos esenciales de la política norteamericana respecto de Medio Oriente. Como Israel tendrá elecciones generales, incluyendo las presidenciales, el próximo 9 de abril, se especula con que los Estados Unidos difundirán su estrategia luego de que esas elecciones hayan tenido lugar.

Mientras tanto, los Estados Unidos parecen haber discontinuado el diálogo con los palestinos, con la sola excepción de la emisión de algunos tuits por parte del representante norteamericano para las negociaciones de paz, Jason Greenblatt. 

Los palestinos están tan desorientados y desinformados respecto de la estrategia norteamericana como el público en general. Por lo menos, hasta ahora.
En uno de esos mensajes el mencionado representante desmintió que su país tenga credibilidad cero respecto de los palestinos y de su liderazgo. En los hechos, la Embajada norteamericana ante Israel está emplazada en Jerusalén desde mayo del año pasado y, también en los hechos, los Estados Unidos han discontinuado sus mecanismos de ayuda financiera a los palestinos, a punto tal que los fondos que financian las fuerzas de seguridad palestinas parecieran estar también camino a evaporarse, lo que es ciertamente preocupante.

EN MANOS DE ISRAEL

Por el momento, entonces, pareciera que el futuro de los palestinos podría hoy estar exclusivamente en manos de Israel. Lo cierto es que la cuestión de Medio Oriente ya no aparece como una urgencia prioritaria para la administración de Donald Trump.
Históricamente, el día del nacimiento del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, fue seguido por la primera guerra árabe-israelí, a la que los judíos denominan la guerra de la independencia, que empezó un día después y enfrentó a Israel con fuerzas invasoras egipcias, jordanas, sirias e iraquíes. 

Como consecuencia de esos enfrentamientos, el territorio inicialmente previsto por las Naciones Unidas para la población árabe se redujo a la mitad y, para los palestinos, comenzó una era particularmente triste que ellos denominan Nakba, que quiere decir catástrofe, que conformó una verdadera tragedia durante la cual 750.000 palestinos fueron expulsados por las tropas judías o huyeron a los países vecinos.

La partición territorial de Palestina dispuesta por la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó la creación de un Estado árabe independiente, y la de otro Estado, judío e independiente, así como la adopción de un régimen especial para la ciudad de Jerusalén. Esa recomendación fue aceptada por los israelíes, pero no lo fue por los árabes y, estrictamente hablando, nunca se implementó. 
La división del territorio quedó luego definida por la línea del armisticio de 1949, tras la primera guerra árabe-israelí. 

Los territorios palestinos -recordemos- son esencialmente dos: Cisjordania y la Franja de Gaza, que están separados entre sí por una distancia del orden de los 45 Kms. La Franja de Gaza tiene sólo 41 Kms. de largo y entre 6 y 12 Kms. de ancho. Ella no sólo tiene frontera con Israel, sino también con Egipto y está bañada por el Mar Mediterráneo. 

Desde el punto de vista administrativo, la Franja de Gaza está controlada y gobernada por Hamas, que es el principal grupo islámico palestino que jamás reconoció los acuerdos de paz, ni reconoce la existencia del Estado de Israel. En Gaza, la animosidad entre palestinos e israelíes flota sobre la relación bilateral. 
En Cisjordania, en cambio, el gobierno está en manos de la Autoridad Nacional Palestina, reconocida internacionalmente, que no es una institución islámica, sino secular. 

DIFERENCIAS

Israel y los palestinos mantienen diferencias aún difíciles de conciliar. Por ejemplo, Israel reclama soberanía sobre toda Jerusalén luego de tomar por la fuerza Jerusalén oriental en 1967. Los palestinos pretenden -en cambio- que Jerusalén oriental sea su capital. Los palestinos aspiran a que su estado se conforme de acuerdo a los límites previos al comienzo de la Guerra de los Seis Días, lo que Israel también rechaza. Tras la guerra de 1967, tanto en Cisjordania como en Jerusalén oriental se han radicado numerosos colonos judíos. Para los palestinos, esos asentamientos son ilegales. No obstante, en esto la posibilidad de marcha atrás luce remota.

Pero el tema más complejo sigue siendo el de los refugiados palestinos. Porque hablamos de millones de personas que aún reclaman el derecho de regresar a sus hogares en lo que hoy es Israel. Si esto último ocurriera se pondría en peligro la identidad de Israel como Estado judío. Por esto una posible solución pasa por la alternativa de indemnizar a los refugiados, que debieran aceptarla para que quede firme.
El 70% de los miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoce a Palestina como Estado. La bandera palestina ondea desde septiembre de 2015 frente a la sede del organismo internacional.

Para que la paz sea duradera, los grupos palestinos deberían renunciar a la violencia y reconocer expresamente al Estado de Israel. Por el momento, la puja entre palestinos e israelíes no ha cesado en torno a la Franja de Gaza. En Cisjordania, en cambio, las cosas son un poco más estables y menos tensas.

Lo cierto es que, por el momento a menos, no hay señales que sugieran una posible resurrección del proceso de paz que hoy pareciera estar ausente con presunción de fallecimiento. En los últimos años no ha habido momento alguno como el actual en el que los esfuerzos por encontrar una solución duradera al viejo conflicto parecieran haberse diluido.

Por su parte, la comunidad internacional pareciera haber perdido interés en encontrar una solución estable para el diferendo que enfrenta a los palestinos con el Estado de Israel. Por esto la cuestión continúa aún sin resolverse, aunque lo cierto sea que ella no haya salido de la agenda que incluye las amenazas que aún existen para la paz y seguridad internacionales.

* Ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.