No hay que esperar la panacea


Más allá de la imagen de Milei y su carácter que tanto irrita, lo cierto es que está reduciendo los componentes nacionalistas y estatistas que parte de los peronistas y radicales aun comparten. A medida que se vaya achicando el Estado nos iremos alejando de la enorme ineficiencia que todavía nos muestra la realidad de la educación, la seguridad y la justicia.

Toda sociedad abierta está impregnada no sólo de libertad sino de incertidumbre, error y creatividad. La libertad de comercio, la propiedad privada, el mercado, la competencia, la desregulaciones, las privatizaciones, el capital extranjero, son puntos esenciales en los que convendría coincidir sin que importara tantas cuestiones de detalle. Esta es la orientación, la brújula que debería guiarnos. El sistema de ideas anterior fracasó, hay que aceptarlo, si no se desea que sus inducciones nos lleven una y otra vez al desastre.

Cuando se analiza el gobierno de Milei hay que tener en cuenta que entre las enormes dificultades que enfrenta, una es muy importante: las ideas. Ellas reflejan la cultura del pasado, perduran en Argentina y se transparentan en las opiniones y análisis de la prensa.

Hace unos días, Jorge Fernández Díaz aseguró que lo deseable era una economía mixta, o sea mitad planificación central y mitad mercado, la que nos hizo fracasar hasta ahora. Alain Touraine dijo bien refiriéndose a América latina: “Lo que resulta inevitable es destruir ese mestizaje entre Estado y sociedad”.

No lo comprenden muchos conspicuos intelectuales: periodistas, escritores, profesores, artistas, empresarios y políticos de renombre aún proyectan hacia el futuro, ideas erróneas. Contra ellas debe luchar el Gobierno para implementar su política innovadora y lo que es más difícil, con armas democráticas. Lo hizo Chile, donde fue menos complicado porque cambió el rumbo un gobierno autoritario.

Sin renegar de la democracia, se puede decir que fue mucho menos arduo el cambio. No es de extrañar entonces que ante tantas dificultades se den algunas medidas que no nos conforman, producto justamente de lo que señalamos.

REFORMAS

Un cambio estructural no es lo mismo que tomar alguna medida liberal aislada, es una decisión que conlleva, firmeza, entrega y un carácter a prueba de fuego. Se vio cuánto le costó a Mauricio Macri gobernar teniendo en contra a los sindicatos, La Cámpora, Cristina y su séquito, entre otros terribles opositores.

Por su parte, Carlos Menem hubo de acordar y hacer malabares, algunos “non sanctos” para poder realizar los cambios importantes que se hicieron durante sus presidencias.

Paciencia, críticas constructivas y apoyo firme en lo que debería procurar y aceptar el Gobierno, si quiere tener un camino con menos espinas; intentar que los apurados entiendan que no se puede pasar de una situación dramática a otra mucho mejor en poco tiempo.

Con esfuerzo se está tratando de hacer más creíble el paso hacia la formación de un mercado donde cada uno deba competir. No es moco de pavo, donde todos han vivido ligados al Estado y por inercia cultural varios sectores sociales rechazan la economía libre.

El capitalismo que vive de mercados, producciones e innovaciones masivas, continuamente renovables so pena de perecer, no sólo ha provocado en el mundo resistencias generalizadas, ha generado un fenómeno extraño en los más beneficiados: compasión y auto-culpabilidad frente a la pobreza.

Es por ello que tanto el Che (Guevara) como Fidel Castro, guerrilleros, Francisco de Asís y Tolstoi, incluso, entre tantos otros, atrajeron pregonando igualdad para todos.

En resumen: los socialismos se caracterizan por rechazar a la sociedad de alta complejidad en beneficio de la simplicidad y el ascetismo. Ello ha provocado una pobreza descomunal -no para quienes gobiernan- y la muerte de centenares de millones de personas. La glorificación del primitivismo es insostenible.

La experiencia histórica nos muestra que el mejor nivel de las formas de vida humana solo puede lograrse con más riqueza. Ella hizo mejores más generosas a las personas y más pacificas. Lo que llevó a la preocupación por la pobreza a los estratos altos de la población y al respeto por los animales y al medioambiente, surgió en el país que inició al capitalismo, es decir, Inglaterra.

El mercado, aunque contrarrestado por factores políticos y culturales, tiende irresistiblemente a crear condiciones de igualdad práctica en los intercambios, pero no en las ganancias que origina. Está enteramente sujeta a las ideas de la gente, provoca incertidumbre porque depende de lo que eligen las personas, lo cual siempre es inseguro, podemos elegir lo peor, es uno de los riesgos de ser libres.

El rumbo liberal necesario para salir de la reclusión, a la que obligó a los argentinos un Estado paternalista, necesita de reformas estructurales que les permita abrir las alas y volar. Milei ha apartado varias piedras puestas por los Kirchner y gobiernos anteriores, según lo dicho en su discurso en el Senado, va por más.

Su política está permitiendo tutearnos con el mundo de otra manera. Ya no lo miramos de reojo sino que comenzamos a intimar con él, sentir de qué manera nos afecta y cómo mejorarlo, estamos ensayando lo que antes era imposible. La vida siempre es imprevista, nos llena de sorpresas, agradables unas y desagradables otras, a veces terribles. No estamos preparados para enfrentarlas a todas pero siempre será mejor tomar las propias decisiones que dejar nuestra vida en manos de un Estado angurriento.

LIBERTAD

Si no se consigue un ambiente de libertad no se podrá vivir en el país de acuerdo a lo que cada uno desee, es por eso que la defensa de las ideas e instituciones liberales debería ser prioridad. Lo demás vendrá por añadidura.

Existe preocupación en Argentina por el futuro: ¿podrá Javier Milei superar la disminución de la confianza que le ha traído como consecuencia la acusación de tráfico de influencias y la designación de un juez sin buen nombre, cuando la seguridad jurídica depende de la libertad política de la Corte Suprema? ¿Serán durables los cambios, mientras los kirchneristas acechan buscando, de cualquier modo, volver atrás?

Ha sucedido en nuestro país: una vez hecho el sacrificio para mejorar, vinieron los que los usufructuaron para hacer ganancias personales, cambiar el rumbo y enquistarse por muchos años en el poder. A eso se le teme. Ante los errores de Milei muchos se preguntan: ¿qué viene si no es él? ¿Cuáles son las opciones con consenso? ¿los Kirchner y la inflación, la maquinita que consuela por un rato?

Argentina ofrece posibilidades para aprovechar en el futuro, para ello es forzoso liquidar al kirchnerismo, sus ideas. Los argentinos deben decidir si prefieren o desdeñan la libertad, si quieren ampliar el plexo de posibilidades para elegir cómo serán sus vidas o escoger que un grupo de funcionarios decida por ellos. He aquí la cuestión que se debe resolver en vez de discutir, sin rumbo, como lo hacen quienes no entienden qué es la política y la miran con microscopio.

Actualmente sólo tiene consenso para ganar las elecciones más cercanas el actual presidente. Está cometiendo errores, indudablemente, pero la panacea no existe, es inútil desearla. Lo que sabemos, porque la historia lo corrobora, es que si continúa por la misma senda habrá un cambio de sistema mejorador.

Ampliar la sociedad civil, como se pretende con este modelo, es ampliar la libertad de decidir, de expresarse; achicar el Estado pluraliza los poderes y aumenta las condiciones para que cada uno busque su propio destino.

Hay funcionarios que dejan mucho que desear pero bajo el liderazgo de un presidente decidido a realizar una reforma aceptablemente liberal hay esperanza: poco a poco la visión autárquica y socialista de desarrollo del país está en retirada de la mente de no pocos argentinos.

Reconocen que el aumento de la producción y la productividad exige capitales, no sólo nacionales sino también del exterior. Milei es capaz de tomar decisiones difíciles, sin esperar el aplauso. Si no se salta del camino, veremos un calificado cambio en Argentina, como lo ha demostrado la disciplina fiscal: produjo expectativas favorables a la posibilidad de estabilizar la economía y de invertir.

Falta alentar a más sectores competitivos y eficientes, lleva tiempo, pero los precios se ajustarán a los niveles internacionales. Hay que apurar las reformas estructurales que disminuyan los costos y ver cómo se pueden ampliar las reservas para poder eliminar el cepo.

El inversor extranjero tiene que sentir que la situación y el manejo económico no sólo es correcto sino que perdurará en el futuro y que el objetivo a largo plazo es mantener la estabilidad. De ello depende el apoyo. Ojalá se logre a pesar de los ruidosos de siempre.