Una semblanza del compositor estonio a propósito de un concierto coral
No es frecuente escuchar a Arvo Pärt en el Teatro Colón
En el marco de la octava y última función de su 73° temporada, el Mozarteum Argentino llevó a cabo en el Teatro Colón la presentación del Estonian Philharmonic Chamber Choir, junto a la Tallinn Sinfonietta, bajo la dirección de Andres Kaljuste. Esta agrupación coral, reconocida internacionalmente y con interpretaciones consideradas referenciales de las obras de Arvo Pärt, ofreció un repertorio enfocado en algunas de las composiciones más relevantes del destacado compositor estonio: ‘Stabat Mater’ (1985/2008), ‘Which Was the Son of…’ (2000), ‘Cantus in Memoriam Benjamin Britten’ (1977-1980) y ‘Adam’s Lament’ (2009/2011).
HISTORIA
A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Arvo Pärt, que cumplió noventa años en el mes de septiembre, ha logrado trascender las fronteras culturales, religiosas y generacionales. Dentro del ámbito de la música clásica contemporánea, donde suelen predominar la complejidad y el virtuosismo, Pärt se destaca por su enfoque que privilegia la simplicidad, el silencio y la profundidad espiritual sobre lo espectacular. A lo largo de su carrera, ha atravesado distintas etapas políticas, tendencias artísticas y cambios en la composición, manteniendo la vigencia de su obra. En una época caracterizada por la abundancia de información y el énfasis en el espectáculo, Pärt representa una propuesta musical con una resonancia amplia y atemporal.
La carrera temprana de Arvo Pärt estuvo marcada por la influencia soviética. Formado en el Conservatorio de Tallin, empezó con obras modernistas que incluían serialismo y collage, lo que generó fricción con las autoridades comunistas. Sus piezas ‘Nekrolog’ (1960) y ‘Credo’ (1968), una obra que combina elementos de Bach con técnicas de vanguardia, fue prohibida por sus temas cristianos, lo que marcó un cambio decisivo: tras la censura, Pärt dejó de componer durante un tiempo para dedicarse al estudio del canto gregoriano, la polifonía renacentista y la música ortodoxa primitiva.
De este silencio surgió una nueva expresión musical: un lenguaje notablemente simplificado y con una carga espiritual significativa, denominado por su creador como tintinnabuli, término derivado del latín "campanillas". Esta técnica, presentada por primera vez en la obra para piano ‘Für Alina’ (1976), consiste en la combinación de una voz melódica, frecuentemente escalonada y de carácter similar al canto, con una voz armónica restringida a los sonidos de una tríada tónica.
El resultado es una sonoridad etérea e introspectiva, que fusiona elementos antiguos y modernos. Más allá de un sistema, el tintinnabuli representa una actitud compositiva orientada a destilar la música hasta su esencia, favoreciendo así un espacio propicio para la contemplación.
“Su obra invita a la quietud y la atención consciente, ofreciendo el silencio como un recurso significativo ante el ruido contemporáneo.”
FUSION
En 1980, Pärt emigró de Estonia y vivió en Viena y Berlín. Libre de censura del comunismo soviética, creó obras más extensas con un enfoque sacro y textos latinos o eslavos. Composiciones como ‘Tabula Rasa’, ‘Passio’, ‘Te Deum’ y ‘Miserere’ lo consolidaron como figura clave de la música del siglo XX, fusionando la tradición sacra con el minimalismo para públicos diversos.
Para Pärt, la fe constituye el fundamento de su labor artística. En 2007, durante su discurso de recepción del Doctorado Honoris Causa en Teología otorgado por la Universidad de Friburgo, relató que en la década del setenta del siglo pasado se encontraba en una situación desesperada, dispuesto a consultar a cualquier persona sobre cómo debía componer música. En ese momento conoció a un barrendero que le ofreció una perspectiva inesperada: “Ah, el compositor probablemente -le dijo-tendría que amar cada sonido. Este fue un punto de inflexión. Esta verdad evidente sorprendió por completo mi alma, sedienta de Dios. A partir de entonces, mis pensamientos musicales comenzaron a tomar una dirección completamente nueva. Nada volvió a ser igual”.
La influencia de este compositor trasciende el ámbito de la música clásica. Artistas como Björk y Radiohead han reconocido su impacto en sus respectivas obras. Asimismo, cineastas como Paul Thomas Anderson (‘Petróleo sangriento’, 2007) y Joss Whedon (‘Avengers: La era de Ultrón’, 2015) han empleado sus composiciones para enfatizar momentos clave en sus producciones. En años recientes se observa una proliferación de versiones de sus obras. Un ejemplo es la pieza para piano ‘Für Alina’, que ha sido reinterpretada por intérpretes tan variados como el guitarrista de jazz Pat Metheny, el músico ambiental estadounidense Rafael Anton Irisarri y el creador de contenido conocido como euwbah, quien improvisa sobre la obra utilizando un parcheador de seaboard microtonal multiplataforma, un software diseñado para producir tonos microtonales a través de teclados electrónicos.
En los últimos años, Pärt ha compuesto poco por su edad avanzada. El 31 de julio se estrenó en Reino Unido su reciente obra ‘Für Jan van Eyck’, escrita para coro mixto y órgano, durante un evento homenaje. El Coro de Cámara Filarmónica de Estonia y Tõnu Kaljuste interpretaron el programa, que incluyó piezas cortas de compositores admirados por Pärt. Las celebraciones seguirán en el Barbican de Londres con un concierto a finales de noviembre donde DJ Koreless y otros compositores reinterpretarán su música.
En tiempos de distracción y crisis, la obra de Pärt invita a la quietud y la atención consciente, ofreciendo el silencio como recurso significativo ante el ruido contemporáneo. A sus noventa años, su música transmite mensajes claros con elegancia y se recomienda su escucha a quienes buscan una auténtica profundidad artística.
