“No creo que el Gobierno pueda mantener la postura extrema”

Javier Milei impulsa la transformación económica del país, pero el gran desafío es político, advierte Iván Cachanosky. El Congreso jugará un rol clave. ¿Por cuánto tiempo se soportará el ajuste?

En la trinchera liberal se miran con expectativa los movimientos que realiza el gobierno de Javier Milei sobre la arena política y económica de la Argentina. Saben que se está gestando un cambio profundo, de raigambre social, que demandará tiempo y esfuerzo.

Precisamente en el factor temporal, en la sustentabilidad del programa económico y en la paciencia que tenga la sociedad para soportar el ajuste está la clave del éxito. También en otro punto relevante: la muñeca que puedan tener los operadores políticos de La Libertad Avanza para superar los escollos que se presentarán en el Congreso de la Nación al momento de votar el plan libertario.

“Creo que acá hay que separar el panorama actual en dos grandes temas: uno es el rumbo económico que quiere marcar el presidente Milei, que me parece acertado. Me parece que la dirección es la correcta y obviamente hay un montón de cuestiones para discutir. Si algunas cuestiones convenía dejarlas afuera del DNU o no. Pero en líneas generales el espíritu me gusta”, recalca el economista Iván Cachanosky, director del Departamento de Economía y Ciencias Sociales de Eseade (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

“Ahora lo que sí creo es que se trata de un desafío más político que económico -añade el experto-. Ver qué potencia tendrá esta nueva fuerza política en el Congreso, donde sabemos que va a tener que negociar mucho. En esa negociación probablemente tendrá que moderarse si quiere ser realista. No creo que pueda mantener la postura extrema por largo plazo. Creo que tarde o temprano va a tener que negociar y ahí el desafío es la muñeca política que tenga el ministro del Interior para lograr acuerdos y que pueda mantener el rumbo”.

-En el último informe del Eseade considera clave el punto político.

-Sí, lo veo importante. Allí también menciono que los mercados reaccionaron positivamente con este cambio pero en el corto plazo ya muestran cierto escepticismo y preguntan cómo lo van a hacer. Creo que, si esa cintura política se logra por parte del Gobierno o si se logran sortear esos desafíos políticos, la respuesta del mercado será buena. Pero eso habrá que ir viéndolo día a día para ver qué ocurre.

INFLACIÓN

- ¿Qué opinión tiene acerca de la liberación de los precios y su impacto inmediato sobre la inflación?

-Esto hay que ver después cómo calza en una segunda etapa donde tendrá que ver más con la estabilización. Lo que tiene claro este gobierno es que las medidas antipáticas hay que tomarlas rápido. Milei ya adelanta que se vienen seis meses muy duros y creo que la mayoría de la población está dispuesta a aguantar un tiempo. Lo que no sabemos es qué se entiende por duro, porque eso es subjetivo. Que suban los precios 100% lo soporto, si suben 200%, no. ¿Qué es duro? Creo que ahí hay una zona gris donde nadie sabe cuánto es. Hay que ir manejándolo y por ahí al largar el tema de los precios todos juntos y de golpe puede generar ciertos ruidos en algunas personas. Por lo que vendió Milei durante la campaña electoral, pienso que en el corto plazo la sociedad le va a dar el beneficio de la duda. El desafío político que veo es que él le puso una fecha de vencimiento al período de dureza: seis meses. ¿Qué pasará si esto se extiende? Eso ya es un desafío social.

-Parece un plazo corto teniendo en cuenta que hasta marzo se prolongarían los altos índices de inflación mensual. ¿Coincide con la idea general de un trimestre muy difícil en términos inflacionarios?

-Creo que los primeros meses van a ser los más duros. Saben que en marzo y abril vendrán los dólares de la cosecha y que, a diferencia del año pasado, cuando hubo una sequía muy fuerte, habrá cierto alivio. Me parece que ahí puede haber un veranito y que especulan con eso. Aprovechan entonces la luna de miel inicial para tomar las medidas antipáticas. Lo que pasa es que todavía no hay un camino muy marcado en el cómo. Por ejemplo, con el tipo de cambio, que va a sufrir este crawling peg (mini devaluaciones periódicas) del 2% mensual. Sabemos que eso con la inflación alta termina atrasándose nuevamente.

55% de los empresarios pymes respalda al Gobierno, según una encuesta.

- ¿Hay riesgo de que ante ese atraso el Banco Central tenga que devaluar nuevamente?

-Si se mantiene el 2% del crawling peg con una inflación de casi el 30% en diciembre, otra de más de 20% en enero y cerca del 20% en febrero, ya estaríamos de vuelta en el punto inicial. Con lo cual tendrían que repensarlo.

-Hay miradas divergentes sobre el rumbo del proceso inflacionario. El JP Morgan recalcó en un informe que tras el primer trimestre el costo de vida se irá moderando hasta un 2% mensual en diciembre. Domingo Cavallo, por su parte, sostiene que a fin de año será del 7% mensual. Ese es otro panorama.

-El 2% a mí me suena demasiado optimista. Sí me parece que tendremos estos tres meses en llamas, inflación muy alta, que después irá cediendo pero que en el contexto de la región continuará siendo alta. Después obviamente habrá que ir viendo cómo se avanza con las medidas en el Congreso. Si se pueden aplicar reformas o no, entre otras cosas.

ALTO RIESGO

-En uno de los documentos de Eseade Usted sostiene que a partir del blanqueo podría producirse un fuerte ingreso de divisas. Y que si esas divisas no encuentran una contraparte en la oferta de bienes del sector productivo podría generar inflación en dólares.

-Es algo de lo que no se habla mucho. A mí me parece que, en el espíritu, por más que la dolarización quedó en un segundo plano, sigue estando en la cabeza del presidente. Pienso que si en algún momento se puede aplicar lo va a plantear. Ahora, si la inflación se desboca o pasa algo, la gente va a querer los dólares igual. La demanda de dólares sigue y ahora está el blanqueo. Estuve hablando con varios economistas venezolanos que ya vivieron esto. Me dijeron: Ojo que si esa entrada de dólares no va acompañada de una mayor producción de la economía, lo que van a tener también es inflación en dólares. Es una cuestión muy básica. Los billetes sirven siempre y cuando se puedan comprar bienes. Si no se pueden comprar bienes, eso se traslada a precios. Ahora, si esos dólares entran y quedan debajo del colchón, no va a desencadenar una inflación en dólares. El tema es si se quiere invertir o gastar y la economía sigue estancada. En cambio, si la economía está productiva por la razón que fuera, ahí nos salvaríamos de ese problema de inflación.

-Es una posibilidad a tener en cuenta porque se habla de una recesión profunda para este año. Existe una posición que sostiene que una vez que pase todo el ajuste el sector productivo arrancará de un día para el otro. ¿Y si no ocurre?

-Igual yo al ingreso de dólares le doy una probabilidad baja. La experiencia de Macri muestra que es algo muy reciente. Todavía está latente. En esa oportunidad mucha gente trajo plata y me parece que hoy los que tienen dinero afuera están más en modo ver para pagar que en pagar para ver. Obviamente que, si se va generando confianza, la medida es accesible, es una muy buena oportunidad para traer dólares. Los que trajeron plata se quemaron hace no muchos años atrás.

- ¿Podrá avanzar el Gobierno por el lado de las privatizaciones?

-Creo que lo que va a terminar pasando, y acá hago un paréntesis porque no soy politólogo, es que algunas cosas van a pasar por el Congreso y otras no. Que se va a ir desarmando esta ley Ómnibus. A las privatizaciones las veo más en un mediano plazo. Por ahí no pasan el filtro en lo inmediato pero si el gobierno de Milei empieza a ser exitoso van a ir cobrando una mayor probabilidad de éxito. Va a ser más lento. Lo que puede verse más pronto es discutir la reforma laboral y la impositiva. Ahí van a estar las batallas de corto plazo.

-Que el camino no será fácil para el Gobierno ya quedó claro: la Justicia le puso el freno a la reforma laboral.

-Va a ser difícil con un Gobierno que es débil en el Congreso. Ahora, si negocian bien, se mantienen activos y ganan cierto poder en las próximas elecciones legislativas, empezará a cambiar un poco el poder de negociación.

RESPALDO

-Buena parte del sector agropecuario votó a Milei pensando en que aliviaría la presión fiscal y se toparon con un incremento de las retenciones. ¿Hay un margen de tiempo para levantarlas o las necesidades fiscales de la Argentina vuelve esta empresa imposible?

-Existe un Milei de campaña y otro gobernando. Si bien el espíritu se mantiene, en el cómo cambian algunas cosas. Creo que algunos votantes de Milei, otros no, eran conscientes de que todo lo que se decía en campaña no se iba a poder hacer. Cuando se miraban los números era muy difícil que se pudiera hacer el ajuste fiscal sólo por el lado del gasto. El que era consciente de eso sabía que habría algún golpe por el lado de los impuestos. Obviamente que el que pensaba que vendría todo por el lado del gasto por ahí alguna desilusión se lleva. Creo que el sector del agro, acostumbrado a pagar impuestos, en el fondo intuía que algo le iba a tocar.

-En el documento del Eseade muestra el resultado de una encuesta donde una mayoría de los empresarios pymes respaldan al Gobierno.

-Salió esa encuesta de la Fundación Observatorio Pyme que fue interesante donde se mostraba que el 55% de las pymes aceptan ir por este camino. Creo que esa es una buena señal porque se están proponiendo cambios muy fuertes. Desde luego que esto es una evolución. Hay que ver cuál es el humor de las pymes porque es clave para que Argentina funcione. El 80% del empleo lo generan las pequeñas y medianas empresas. Si a esas empresas les va bien, a la Argentina le irá bien. Redondeando, hay alrededor de 500.000 pymes. Con que cada una contrate una persona por año, en un período presidencial se contratarían 2 millones de trabajadores adicionales. Contratar una persona por año, con reformas, no es tan loco.

-Entre los empresarios con lo que dialoga, ¿está la idea de qué puede pasar si esto sale mal?

-Por ahora los veo con cierto sesgo optimista. Me parece sano porque ni bien arranca el gobierno estar pensando en qué ocurrirá si sale mal… Está claro que puede salir mal pero hoy veo a los empresarios con optimismo con respecto al cambio. Ojalá se dé y se pueda llevar adelante en el Congreso.

OBRA PUBLICA

- ¿Acuerda con la idea de que la obra pública sea impulsada y financiada mayormente por el sector privado?

-Me parece una idea interesante. Durante el gobierno de Macri se comenzó a impulsar esto de la participación público-privada. Australia fue pionera en este esquema. Justamente hace un año yo estaba estudiando en Australia y nos mostraban todo este sistema. Algo que vi y me llevó a pensar que en la Argentina se volvió difícil es que se puede plantear una estrategia de participación público-privada cuando el tema fiscal está resuelto. Argentina no lo tenía resuelto en aquel momento. Si en un año Milei cumple el objetivo de llegar a un equilibrio fiscal, veo con muy buenos ojos tratar de hacer algo similar y que la obra pública sea financiada más por los privados. Tal vez con alguna ayuda pública ya que no me la imagino totalmente privada.

-Dada su experiencia y conocimientos del caso australiano, ¿allí la planificación de la obra pública la hace el Estado? ¿Quién se hace cargo de la ruta que une dos puntos y que no genera renta?

-Hay un mix en la participación público-privada. Hay cuestiones en las que por ahí el empresario privado no tiene incentivos para pensar una solución y el Estado sí. Entonces el Estado hace una inversión también pero se complementa con privados. Lo que pasa es que cuando esto empieza a funcionar se trabaja sobre paquetes de inversiones. Y en ese paquete se van negociando las obras. También ocurre a la inversa, por eso pienso que el complemento es bueno. A veces el sector privado empieza a ver cosas que el Estado no ve y vuelve más eficiente la inversión.

- ¿El sector privado propone obras que el Estado no piensa?

-Exactamente. Mostraban muchos casos. Por ejemplo, en la construcción de un hospital público australiano la empresa privada advirtió que si las paredes las hacían de una forma más ovalada ahorraban muchos millones en el uso de las máquinas. Por ahí el funcionario público eso no lo está pensando, sólo apunta a tener el hospital construido.