Ni yerba de ayer secándose al sol

El Gobierno reacciona con los movimientos de un perezoso. Tras la devaluación del 14 de agosto que implementó el Banco Central, bajo el apriete del Fondo Monetario Internacional y con la clara aceptación del Ministerio de Economía que necesitaba los dólares del organismo como el mismo aire, no hubo paquete inmediato de medidas que sirvieran para contrarrestar el impacto del inevitable alza de precios en los productos básicos.

Demoró dos semanas el equipo económico liderado por Sergio Massa, el ministro de Economía y candidato presidencial, para motorizar una serie de decisiones que sirvieran a manera de bálsamo contra las quemaduras del fogonazo inflacionario. Igual no alcanzó para nada. Fueron balas de fogueo.

Massa abrió la mano en un gesto de empatía social pero sólo cayeron miguitas para las palomas. Con la ayuda que poco a poco irá largando el Estado, un monotributista categoría A sólo podrá comprarse una gaseosa. Apenas los jubilados de la mínima recibirán el beneficio de la ayuda en tres cuotas, como si los que se ubican sólo un peldaño por encima de ellos vivieran en Disneylandia. Esto a manera de ejemplo.

Quizás lo peor en términos políticos para Massa haya sido el conato de rebelión, la desobediencia que los actores de la economía ensayaron ante la batería de medidas.Parte del sector privado le dijo al ministro-candidato que dadas las circunstancias no están en condiciones de pagar el bono de $60.000, dividido en dos meses de $30.000. Como si la suma, que alcanza para poco y nada, fuera a llevarlos a la bancarrota.

De hecho, pese al anuncio del congelamiento de precios en algunos sectores, el segmento de la medicina prepaga hizo oídos sordos y liberó aumentos del 7%. Algo semejante hicieron en algunos municipios las compañías de transporte, que incrementaron el precio del boleto pese a la medida oficial.

Los gobernadores también militan la desobediencia. Hace tiempo parecen haberle soltado la mano al Ejecutivo Nacional en su estrategia de focalizar las elecciones en el ámbito de sus distritos. No tienen nada que perder si le dicen que no a Massa, en este escenario de suposiciones electorales donde el ministro de Economía no tendría tantas chances de convertirse en presidente. Mucho menos si la economía se empecina en mostrar sus precios al rojo vivo.

TODO SUBE

Recién comienza el mes de septiembre y aunque la fecha en que el Indec suele difundir los datos del Indice de Precios al Consumidor suele ser alrededor del día 15, para nadie es un secreto que esta vez la inflación será de dos dígitos. También resultará difícil que baje en los meses venideros, teniendo en cuenta este contexto en el que no hay plan económico alguno.

De acuerdo al análisis de la Fundación Libertad y Progreso, la inflación de agosto sería del 10,7%. Las consultoras privadas, sin embargo, manejan números mayores. Analytica, conducida por el economista Ricardo Delgado, tiene en el borrador un 12,5% de aumento de precios para el octavo mes del año.

De hecho, el mismo economista posteó un su cuenta de la red Twitter un gráfico que muestra cómo ha ido cayendo la capacidad de compra de la Asignación Universal por Hijo ante el avance sostenido de la inflación. Cuando se creó, en 2009, cubría el 80% de la Canasta Básica Total. Durante el gobierno de Mauricio Macri pasó al 40% de la CBT. En la actualidad su poder de compra se restringe al 26% de los productos básicos.

En el rubro alimentos las cosas están que arden. No existen miras de que los precios se morigeren, sobre todo debido al impacto que tiene el aumento de la carne. El producto venía pisado por el Gobierno con el fin de contener los datos de la inflación, pero lanzado el proceso de actualización, y devaluación mediante, la dinámica alcista parece no tener techo. De hecho, en agosto el kilo aumentó un 60% en el Mercado de Cañuelas.

La consultora EcoGo, liderada por la economista Marina Dal Poggetto, difundió un informe en el cual destaca que “el precio de los alimentos voló en la segunda semana desde las PASO, tras la devaluación y la corrida de los dólares paralelos. Aunque se renovó el acuerdo de Precios Justos por un período de 90 días con subas del 5% mensual, el nuevo ritmo que adquirió la inflación plantea dudas sobre la posibilidad de que tenga algún impacto sobre los precios”.

“El relevamiento correspondiente a la cuarta semana del mes registró una variación de 5,8% de los precios de los alimentos con respecto a la semana previa –añade el documento-. Con este dato y considerando una proyección de variación semanal del 2,5% para la última semana del mes, la inflación de alimentos consumidos en el hogar en agosto treparía a 13% mensual. Si consideramos además la evolución de los alimentos consumidos fuera del hogar (12,2%), la inflación en alimentos alcanzaría el 12,9%”.

En la crisis algunos ven su oportunidad. En un establecimiento educativo para adultos llevaron adelante un emprendimiento que consiste en la venta de yerba usada. La singularidad del proyecto no está dada en el horizonte que pueda tener a nivel comercial sino en que para sorpresa de muchos, tiene clientes. Como decía Francisco Canaro en el tango Yira yira: “Cuando no tengas ni fe, ni yerba de ayer secándose al sol…”

REFUGIO

Mientras tanto, los que tienen un excedente, un manguito que cuidar, estudian la forma de multiplicarlos o, al menos, no perderlos. Buscan refugio como los buques en la marejada. Urge capear el temporal. No lo están haciendo tan mal, después de todo. De hecho, el índice Merval ganó un 43% a lo largo de agosto, y los bonos escalaron 9%. Esto en un contexto de alta inflación y donde el dólar paralelo dio un salto de $185. Al menos, ante tanto cepo, ante tanto candado para comprar divisas, el Banco Central hizo su negocito y adquirió u$s 1.270 millones. Unas monedas más para unas reservas en caída franca que hoy están en u$s 27.800 millones.

La economía y la política, en estos tiempos electorales tan especiales, vuelven a conectarse. En la semana fueron publicados los guarismos definitivos de las PASO, donde Javier Milei se instaló primero con un 29,86%, escoltado por Juntos por el Cambio (28%) y Unión por la Patria (27,28%). Todo quedó muy apretadito pero la clave radica en que todos los votos del libertario son de su propiedad, mientras que las otras dos agrupaciones suman lo cosechado también por Horacio Rodríguez Larreta en JxC y Juan Grabois, en el oficialismo. Y, se sabe, será difícil que la ecuación de voluntades cierre tan redonda.

La campaña poco a poco parece ir retomando su ritmo. Patricia Bullrich presentó a Carlos Melconian como su futuro ministro de Economía en caso de ser electa presidenta. Le vendrá bien su compañía cuando recorra el país para no quedar tantas veces en offside como le ocurrió en los meses previo a las PASO, cuando los periodistas le realizaban preguntas de índole económica. No la salvó ni el VAR.

Milei, en tanto, ha optado por la moderación, al menos puertas adentro. Le bastó cruzar las fronteras e irse a Colombia para derrapar con consignas agresivas y extremas tales como afirmar que “un socialista es basura, excremento humano”.

¿Y Sergio Massa? Su doble condición de ministro de Economía y candidato presidencial lo pone una y otra vez en un brete. Si el escenario fuera de mediana normalidad quizás no ocurriría nada. Pero con los precios por las nubes y en ascenso es probable que pague en las urnas el descontento social, el hartazgo por tanta frustración. Por el presidente de la Nación y por la vicepresidenta no vamos a preguntar. Ya lo hicimos y no hubo respuestas.

Los números de la inflación, la pobreza, la indigencia y el trabajo en negro se han multiplicado en los últimos 20 años. Le cabe la responsabilidad al kirchnerismo y también al macrismo. Ellos y sus circunstancias han parido el fenómeno Milei. En los meses por venir Argentina debate modelos, se juega el futuro. Habrá que estar a la altura de las circunstancias.