El rincón de los sensatos

Narcotráfico, bufonadas y piropos (un Congreso sin ficha limpia)

Poco tiempo atrás la doctora Carrió dijo que el Congreso era un “gaterío”. Al felino que alude ese vocablo, muy casero, Lilita le daba un sentido no tan hogareño. Sin atrevernos a desmentirla, creemos que también se puede definir a nuestro Congreso como una bolsa de gatos.

Hechos bien públicos y notorios, lo prueban. Una senadora electa por el partido oficialista, Lorena Villaverde, no tuvo más remedio que renunciar a su banca. Levantó mucha polvareda eso de que había estado presa en Estados Unidos por una causa de narcotráfico. Seguramente, en su paso al costado haya influido gente de su mismo partido. Gente que le dijera que lo suyo empañaba eso de “luchar contra la casta”. Eso sí, su paso al costado fue, apenas, un pasito. Porque, eso sí, conserva su banca de diputada por Río Negro a la que no piensa renunciar y a la que ha de ocupar dos años más. Tal vez haga de ella su lugar de combate contra “la casta”.

Mientras tanto, otros legisladores, sí, juraban. Alguno lo hacía “por Guillermo Moreno”, aquel que, ocupando la Secretaría de Estado de Comercio, cometió delitos que ya le han causado dos sentencias firmes en su contra. Hubo otros que, lejos de quedarse atrás, doblaron la apuesta y juraron “por la libertad de Cristina”. Quien está presa -en su casita, claro está- por delitos cometidos desde la Presidencia de la Nación.

También hubo más de uno que juró “por los treinta mil desaparecidos” (tal vez, sabiendo que ellos nunca podrán pedirles que rindan cuentas). Para completar el cuadro, no faltó un cura que, en lugar de honrar a Dios en su juramento, se deshonró él jurando “por Hebe de Bonafini”. ¿La Iglesia, habrá pensado en sancionarlo? No desentonó quien presidía la Sesión, un radical octogenario a quien se otorgó esa distinción por ser el legislador de más edad. Porque al aproximarse a su estrado algunas congresales de buen ver, no se privó de acotar: “Mirá que buena que está esa”. Agravando su performance, intentaría desdecirse. Alegó que no se trataba de su voz, sino que se le habían trucado “con inteligencia artificial”.

OPERA BUFA

Resulta cada vez más claro que este Congreso, con más de ópera bufa que de Poder Legislativo de la Nación, es el mismo que rechazó el proyecto de ley de “ficha limpia”. Es algo que no le gusta para nada. Proyecto el cual, dicho sea de paso, no era muy exigente. Apenas prohibía las candidaturas de quienes hubieran sido condenados, por ciertos delitos, en doble instancia.

Cabe recordar que, con media sanción de Diputados, en el Senado ese proyecto naufragó por un voto. Y entre quienes votaron en su contra, estuvo la senadora Anabel Fernández Sagasti. Voto que pudo ser el suyo. Y a esta senadora ciertos trascendidos la señalaron, poco tiempo atrás, como candidata a ocupar un cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia, mediane un acuerdo que negociarían LLA y el kirchnerismo.

Es nada más que un trascendido. Pero no es de descartar que el Congreso quiera que la Corte esté en línea con su perfil. Nada mejor, pues, que postular para integrarla a una de sus legisladoras.