Según el informe de la Relatora Especial de la ONU sobre la violencia contra las mujeres y las niñas, sus causas y consecuencias, Reem Alsalem, “la práctica de la reproducción subrogada va en aumento en todo el mundo, con una proporción significativa y creciente de arreglos que implican dinámicas transfronterizas: los progenitores previstos, a menudo de países más ricos, contratan a sustitutas en jurisdicciones donde la práctica está permitida por la ley. En 2023, el mercado mundial de la reproducción subrogada estaba valorado en 14.950 millones de dólares y se prevé que para 2033 alcanzará los 99.750 millones de dólares”.
EUFEMISMOS
Hace unos años se lo conocía como “alquiler de vientre”, un término crudo pero bastante exacto de lo que se pretendía describir: el “dueño” del bebé se hacía cargo de su “alquiler” mientras viviera en el vientre de una mujer que no lo iba a maternar. El tiempo fue pasando y se le dio un nombre que lo hacía parecer más aceptable: maternidad subrogada suena mucho mejor y más aséptico. Cuando se convierte en “gestación por sustitución altruista”, hasta parece un acto heroico y bondadoso. Cuando en realidad sabemos que -hecha la ley, hecha la trampa- es muy fácil hacer pasar por altruista un acto de conveniencias, y la supuesta generosidad solo es una barrera argumentativa que invisibiliza la compra de bebés a demanda.
Así funciona la manipulación del lenguaje. Las mismas aberraciones con un packaging de lujo.
EN LA ONU
La jordana Reem Alsalem ha solicitado este 10 de octubre a la Asamblea General de la ONU la abolición universal de la gestación subrogada. Entre sus considerandos expresa que las mujeres que son usadas como madres gestantes subrogadas son sometidas a todo tipo de violencia, ultrajando su dignidad y violando sus derechos. Por otra parte, los bebés nacidos de este modo “son separados al nacer de la única madre que han conocido. Nacer por gestación subrogada es comenzar la vida con una ruptura y una pérdida”. Afirma en forma tajante: “Ninguna sociedad puede progresar normalizando la venta del cuerpo de las mujeres. Esto no es amor, es violencia”, y aconseja a los Estados que “debemos criminalizar a quienes compran y lucran con esta práctica: nunca a las propias mujeres”.
UNA FORMA DE TRATA
La llegada de un hijo siempre es un bien, pero no a cualquier precio. No existe el derecho a ser padre o madre. El hijo es un don no exigible. Menos lícito aún, cuando se lo exige a costa de la instrumentalización de otros.
El consentimiento que pueden prestar las mujeres que gestan de este modo muchas veces está viciado de nulidad ya que las convencen -aprovechándose de sus necesidades- de que en realidad no son madres de los niños que traen al mundo (por eso no es que venden o regalan a sus hijos), simplemente colaboran en devolver a sus progenitores el niño una vez que termina el proceso de gestación. Como el “comprador” se encarga de que su “producto” sea “fabricado” en buenas condiciones, estar en un entorno médico y cuidado les da confianza.
SITUACION ARGENTINA
La delegación de la Declaración de Casablanca estuvo presente en Nueva York y celebró lo expresado por la relatora Reem Alsalem: “Es un momento histórico para los derechos de las mujeres y los niños”.
Por su parte, el Colectivo de Mujeres Libres y Soberanas, que acompañó el documento y también estuvo presente, expresó su preocupación por el avance de esta práctica y recordó que recientemente en el Congreso argentino se aprobó el pliego de tres candidatos para el cargo de Defensor y Adjunto de los derechos de niños, niñas y adolescentes, estando entre ellos un abogado que explícitamente incita esta práctica en la provincia de Corrientes.
NO SOMOS VASIJAS
Si alguien pudiera suponer que la oposición a este tipo de “maternidad” o “paternidad” tan publicitado por famosos es solo un producto de mentes conservadoras, está muy equivocado. En el periódico feminista digital Mujeres en red, hace diez años se visibilizó una campaña iniciada por filósofas y constitucionalistas españolas contra los “vientres de alquiler”. “Porque alquilar el vientre de una mujer no se puede catalogar como técnica de reproducción humana asistida”.
Las mujeres no son máquinas reproductoras que fabrican hijos en interés de los criadores. Es, por el contrario, un evidente ejemplo de “violencia obstétrica” extrema”. “Así es que nos afirmamos en llamar a las cosas por su nombre, no se puede ni se debe describir como ‘gestación subrogada’ un hecho social que cosifica el cuerpo de las mujeres y mercantiliza el deseo de ser padres-madres”.
“Porque la perspectiva de los Derechos Humanos supone rechazar la idea de que las mujeres sean usadas como contenedoras y sus capacidades reproductivas sean compradas. El derecho a la integridad del cuerpo no puede quedar sujeto a ningún tipo de contrato.”
Es cierto: “Las mujeres no se pueden alquilar o comprar de manera total o parcial”. Lástima que se olviden de la otra parte de la verdad: que se niega deliberada y voluntariamente a un hijo el derecho natural a ser criado por la mamá que lo llevó en su vientre.
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