Fue muy cálida la reunión con el Papa, destaca el Secretario de Culto, Francisco Sánchez

“Muchas veces se buscó ocultar a Dios”

En el año de la “Defensa de la vida, la libertad y la propiedad”, el Secretario de Culto de la Nación, Francisco Sánchez, recibió a La Prensa en su despacho. 

-¿En qué situación encontró la Secretaría de Culto?

-En líneas generales es un organismo que viene funcionando, sobre la base del trabajo que hicieron algunos funcionarios desde la Dirección Nacional de Culto Católico. Especialmente aquí había una persona con un gran recorrido institucional y un gran reconocimiento de la Iglesia Católica Argentina que fue Luis Saguier, quien, al haber hecho un trabajo impecable durante mucho tiempo, ese trabajo fue reconocido y es reconocido y se sostiene. Se ha mantenido.

Después la otra Dirección Nacional importante es el registro de otros cultos. El Registro Nacional de Cultos, que también está llevado adelante por una persona y por un equipo que tiene mucha experiencia y ese trabajo también se realizó de muy buena manera, con lo cual esos dos roles están muy bien llevados. Dadas las características del gobierno que nos antecedió, posiblemente, haya que trabajar sobre algunas cuestiones para reconstruir el vínculo de los cultos con el Estado argentino, sobre todo, desde la mirada de un gobierno totalmente distinto del que estaba antes. Nosotros, por supuesto que una parte importante de nuestros principios tienen que ver con la libertad. Este de hecho, es el año de la defensa de la vida, la libertad y la propiedad. 
Son tres factores que durante el kirchnerismo estuvieron en riesgo, con lo cual reconstruir el vínculo con los cultos a partir de esas premisas es para nosotros una diferencia importante que marcamos con el gobierno anterior.

-¿Cuál es la función específica de la Secretaría de Culto y cómo está compuesta?

-La función específica son las relaciones institucionales del Estado argentino con los diversos cultos en nuestro país, especialmente, sobre todo, con el culto católico. Así está manifestado en el artículo segundo de la Constitución, no en el artículo noventa, sino en el artículo segundo. Esto lo digo siempre porque es importante, por más de que nosotros, por supuesto que defendemos la libertad de culto y la libertad de conciencia, también es cierto que en la Constitución Nacional se establece con mucha claridad. 

Además, las relaciones que tiene nuestra Secretaría están, sobre todo, vinculadas o procuran tener un nexo especial con el Vaticano y la Soberana Orden de Malta. Son los fines específicos de la Secretaría.

MUCHOS CULTOS

-¿Cuáles son los requisitos para que un culto sea reconocido por el Estado?

-Bueno, son diversos los requisitos. La realidad es que hoy en Argentina hay muchos cultos reconocidos, hay otros a los que no se les concede o hay algunas peticiones a los que no se les concede por cuestiones que tienen que ver con que no está claro que dentro de sus fines esté la adoración a un Ser Superior. Por eso, algunas organizaciones no reciben el registro, pero normalmente no tenemos inconvenientes y la mayor parte de las organizaciones que peticionan ser reconocidas lo consiguen. Obviamente que hay cuestiones formales que tienen que ver con responsables, que tiene que haber una formación, eso es muy importante.

Hay que cumplir ciertas cuestiones formales que también tienen que ver con inscripciones en otros estamentos del Estado. Pero en línea general los requisitos son de forma, muy básicos y que claramente los fines tengan que ver con la adoración.

-¿Cuáles serían los lineamientos principales de su gestión, o sea, cuáles serían los objetivos que se planteó para esta función?

-Bueno, a nosotros nos resulta muy importante la articulación del diálogo interreligioso y de la libertad religiosa. Sobre todo, porque durante mucho tiempo se consideró que el Estado y la Iglesia, tienen que ser asuntos separados y al considerar esa visión muchas veces se fue más allá y se buscó ocultar a Dios. 

Atrás de un precepto que puede tener algún razonamiento y alguna lógica, sobre todo a partir de nuestra Constitución del año 1853 y en adelante, la realidad es que se ha buscado ocultar a Dios. Y a cada funcionario público, a cada persona pública que intenta hablar de Dios, hablar de las cosas de Dios, se la persigue, de alguna manera se la censura. Y para nosotros es muy importante, dentro de un contexto de la libertad religiosa, no solamente que las personas crean en lo que quieran creer, si no también que sientan la libertad de poder hacerlo; que quienes quieran expresarse públicamente respecto de su fe, puedan hacerlo sin censura. 

Eso nos parece un elemento trascendental. Otros aspectos tienen que ver con que nosotros creemos en una gestión muy federal. De hecho, vamos a organizar un Consejo Nacional de Culto donde van a estar representadas todas las provincias que quieran participar y todos los municipios que quieran participar para que podamos integrar las distintas visiones que existen en todo nuestro país.

Buenos Aires concentra muchas veces la mirada de toda la Argentina, pero Argentina es muy diversa. Las realidades que ocurren en Santa Fe, en Salta, en Catamarca, en Jujuy, en La Rioja, en Tucumán, posiblemente no tengan mucho que ver con lo que pasa en el conurbano. Entonces, bueno, es importante que tengamos esa mirada plural expresada también a partir de la gestión de la Secretaría y, por supuesto, que también nos parece muy importante la defensa de la vida.

Es uno de los principios que ha manifestado bien el Presidente, decretando este año como año de la defensa de la vida, la libertad y la propiedad. Para nosotros la vida es un valor por defender fundamental y, en ese sentido, las religiones defienden también la vida como nosotros creemos que hay que defenderla, así que va a ser otro de los puntales de nuestra gestión.

EN EL VATICANO

-¿Cuál fue su experiencia y qué balance hace de la visita que realizó junto con el Presidente y parte del gabinete al Vaticano?

-Hago la salvedad, no me gusta mucho hablar de mí en lo personal porque tengo acá una misión que trasciende mis vivencias, pero sí le digo que para mí como una persona con una carrera política no programada, del interior, con una familia sencilla y vínculos sencillos, estar acompañando al Presidente de la Nación en una visita oficial al Santo Padre - que es lo que uno siempre vio de lejos- y encontrarnos en Santa Marta con el Papa, en su generosidad, en su trato diferente hacia el Presidente y hacia todos nosotros, bueno, fue profundamente emocionante, fue una cosa impactante. Sí, que lo recuerdo y creo que va a ser uno de los mejores recuerdos que tenga en mi vida política, sin duda, pero también en mi vida en general. Es una experiencia única, fantástica. Además, en el contexto que se da, con los antecedentes y con una mirada crítica de algunos sectores de la Iglesia hacia el Presidente, encontrarnos con ese recibimiento del Santo Padre, también desde lo político, tiene un peso y un valor muy, muy grande. 

Hubo mucha calidez ahí. Una hora diez con el Presidente, más el tiempo que nos dedicó a nosotros. No estamos hablando de una persona más, estamos hablando del líder espiritual mundial de los católicos: alguien que tiene una trascendencia gigante para el mundo. Argentina, obviamente, es su país de origen, pero nosotros no podemos desconocer que hay posiblemente tantos católicos en la India y en China como los hay en Argentina, o en el sudeste asiático, mucho más de lo que hay en Argentina. Nosotros a veces nos quedamos con nuestra mirada, pero perdemos el foco que él es el Papa del mundo, no es el Papa de la realidad nuestra, de la grieta política argentina. Es de todos los católicos. Cuando habla, le habla al mundo, al mundo católico, 1.200 millones de personas, no nos habla a los 35 millones de católicos de Argentina. Habla mucho más allá de eso.

-Para terminar ¿hay algo que quisiera aclarar o destacar?

 La otra vez hablábamos con el director del Sedronar, y me decía que solamente la Iglesia Católica tiene 600 centros de recuperación de drogas, muchísimo más de lo que tiene el Estado Nacional y cada uno de los Estados provinciales en su conjunto. Muchísimo más. Del mismo modo, la Iglesia Católica tiene también miles de comedores en todo el país.

Tiene miles y miles de chicos inscriptos en sus escuelas. El 30% de la matrícula de educación primaria y secundaria en la provincia de Buenos Aires concurren a instituciones educativas católicas. 

Y esto solamente hablando de la Iglesia Católica. Por más que la autonomía sea buena, para el Estado y para la Iglesia Católica, hay que reconocer la importancia que tiene y tuvo en nuestra historia ya que buena parte de los padres fundadores de nuestra patria fueron religiosos. En cada uno de los documentos fundantes de nuestra nación, desde 1810 hasta 1861, en todas las constituciones, en todos los documentos, en todos los pactos, aparece Dios en primer lugar. Entonces, no se puede hacer un trabajo de buscar deshonrar a un pueblo que es espiritualmente, ante todo, es un pueblo cristiano. Por otra parte, no se puede dejar de lado y tratar de darle la espalda a una institución central en nuestra historia y en nuestro presente y en nuestro futuro, como la Iglesia Católica y las iglesias en general, los cultos en general.