CINE: 'El niño y la garza'

Miyazaki convoca a un viaje tan poético como reflexivo


‘El niño y la garza’ (‘Kimitachi wa dô ikiru kaaka’, Japón, 2023) Dirección y guion: Hayao Miyazaki. Música: Joe Hisaishi. Fotografía: Atsushi Okui. Duración: 124 minutos. Clasificación: apta para todo público.


 

Llegó al país la última película del premiado Hayao Miyazaki (83), el gran director de, entre otras, ‘Mi vecino Totoro’ (1998), ‘El viaje de Chihiro’ (2001) y ‘Se levanta el viento’, su anterior filme. Luego de un retiro de diez años, el maestro de la animación japonés, creador del estudio Ghibli, vuelve a convocar a la audiencia a través de un relato cargado de emotividad y poesía, en el cual conviven la realidad y la fantasía.

‘El niño y la garza’, ambientada a principios de los años ‘40 en Japón, relata lo que le sucede a Mahito tras perder a su madre en un incendio y comenzar una nueva etapa de su vida en las afueras de Tokio, junto a su padre, la nueva pareja de este y un puñado de ancianas de lo más particulares.

Todo es nuevo en la vida de Mahito: el místico lugar (el cual tiene una historia propia que descubre a lo largo de la película), las personas que allí se encuentran y la tan sorpresiva como reveladora compañía de una garza que no tarda en recibirlo.

Mahito no tarda en notar que la garza que lo busca todo el tiempo no es normal, como tampoco lo es la misteriosa torre que se encuentra cerca de la casa. Atormentado por el recuerdo de la noche en la que perdió a su madre, pero con la firme voluntad de descubrir qué es lo que realmente la garza le intenta contar, decide emprender un viaje que lo lleva a un universo desconocido en el cual se topa con varios personajes que lo acompañan a lo largo de la inesperada travesía.

 

REFLEXIONES

La creación de lo ‘fantástico’ a través de los múltiples espacios (el presente, el pasado, lo que existe en ambos mundos), los personajes y relatos son alucinantes. La historia atraviesa reflexiones sobre la propia existencia, la construcción de un tipo de mundo en contraposición a otros posibles, la responsabilidad que cada uno tiene en el lugar en el que vive, el significado de la vida y la muerte. La estética visual y la belleza narrativa con la que se cuenta la historia (Miyazaki también es responsable del guion) calan hondo en la audiencia. Los momentos dramáticos y sensibles se alternan con la gracia y picardía de algunos personajes y resoluciones.

La música de Joe Hisaishi y la fotografía/animación de Atsushi Okui son dos rubros técnicos trabajados con excelencia. Le aportan a la trama una belleza visual y sonora que está a la altura de semejante historia. Es muy inteligente la decisión de cómo musicalizar ciertos momentos y dejar que reine el silencio en otros.

‘El niño y la garza’ propone una historia de la cual es difícil no salir transformado de alguna manera. Una película bella y ejecutada con excelencia, que debe verse en pantalla grande y, en lo posible, en su idioma original con subtítulos.

 

Calificación: Excelente