Historias del conurbano

Mitos sobre la influencia de los aparatos para ´torcer´ una elección

¿Cuál es la capacidad de los “aparatos” para torcer una elección? Suele establecerse el mito de la influencia de las estructuras para direccionar el voto y lograr así modificar la voluntad de un sector de los ciudadanos a partir de movidas, estrategias y sobre todo, el manejo de recursos a implementar el día de los comicios. El tema vuelve a ponerse en la agenda a partir de los resultados de la elección primaria donde Javier Milei sorprendió con sus resultados. “Le cuidamos la boleta nosotros” se escuchó decir con frecuencia en las mesas del peronismo bonaerense. Como si ahora, con la simple decisión de no hacerlo, el escenario podría cambiar bruscamente. “La estructura puede influir en un punto, como mucho dos”, sostiene un experimentado dirigente que tiene en sus espaldas mas de veinte elecciones y organiza la logística en uno de los distritos más importantes del conurbano bonaerense.

INFLUENCIA CLAVE

El dato es relevante desde la óptica que se lo mire. Para una elección que pueda asomar pareja, ese punto que pueda influenciar “el aparato” es clave. En cambio, si la ola de votos viene muy consolidada, no hay manera. Ahora, si en cada distrito se hace un operativo similar, puede ser decisivo para desequilibrar la elección a gobernador y, en menor medida, a Presidente. Pero subyace un elemento no menor para estas dos categorías. Los que pueden implementar las acciones son los intendentes. Y lo primero que harán es cuidar su propio voto.

Existen cifras que sorprenden y claramente son posibles de ser alcanzadas por estructuras muy consolidadas en el manejo de los recursos. No existen múltiples fuentes de financiamiento para la política. Poseer las herramientas del Estado es una ventaja clave. No sólo porque las tareas de gestión suelen mezclarse con las proselitistas en una frontera muy difusa, sino porque lo aportes privados -muchas veces informales- suelen tentarse para ir a quienes tienen el poder. No vale la pena explicar el por qué de las preferencias. Son lógicas. Partiendo de esa base, el desnivel es importante.

DOS FUERZAS

En el mapa político de la provincia de Buenos Aires, hay dos fuerzas con manejo de aparato consolidado: El peronismo con el nombre que se llame el frente electoral y Juntos por el Cambio. La irrupción de la Libertad Avanza se construyó, territorialmente en las comunas con la anuencia de las dos fuerzas. Aunque, principalmente, con sectores vinculados al peronismo donde, en la primera sección electoral, básicamente tuvo mayor influencia el Frente Renovador de Sergio Massa. ¿Cómo hacerlo sino? La inocencia de pensar en construir una fuerza competitiva sin aditivos de “la casta” es una ensoñación. Puede existir en los sueños, nunca en la realidad. Guste o no.

Con sólo analizar ciertos números, se llega a la conclusión que, para competir, es necesario sostenerse en elementos establecidos. Tomemos el caso de un municipio medio del Gran Buenos Aires con un padrón electoral de 300 mil votantes. En ese caso, para cubrir todas las mesas el día de la elección se necesita contar con un ejército de fiscales cercano a los 1.500. Los mismos se dividen entre las novecientas y mil mesas que se disponen y el resto ofician de fiscales generales o encargados de escuelas.

Los oficialismos locales se garantizan esa concurrencia porque la cubren con militantes que dependen laboralmente del municipio. ¿Cómo hace una fuerza opositora? Lo puede lograr de dos maneras o con una combinación de ambas. Es decir, pagando el día y con expectativas de ganar. Este último punto es el que podría sumarle fiscales a Javier Milei ahora. Cuando se vislumbra posibilidad de éxito es más fácil reclutar. Pero algo siempre hay que poner en efectivo para ese día y garantizar la logística.

Según un conocedor del tema, a un fiscal no puede dársele menos de 10.000 pesos el domingo de la elección. Si se multiplica ese monto por la cantidad de fiscales mencionada, hay que disponer de 15 millones de pesos promedio, algo así como 21.000 dólares a la cotización blue que es como se pagan estas cosas. Además hay que sumarle la contratación de autos para llevar y traer a votar al personal abocado al operativo.

UNA VERDAD A MEDIAS

Un mito recurrente es decir que si una fuerza política no cuenta con un fiscal en cada mesa le pueden robar votos. Es una verdad a medias. Es obvio que siempre es mejor tenerlos, pero en escuelas donde hay tres o cuatro mesas, con un fiscal general es suficiente.

¿Cómo se arma un operativo aceitado para capturar votos? Hay diversas maneras. Y suelen comenzar al inicio del comicio cuando se abren las mesas. Los dueños de los aparatos suelen ubicar en las filas de votación gente propia para que, ante la posible ausencia del presidente de mesa, sea convocado el primero de la hilera. Y allí se aseguran el control de la mesa y los datos del recuento. Hay anécdotas muy jugosas en ese sentido. En un distrito del segundo cordón del conurbano era habitual que se accediera al dato de los telegramas de convocatoria a las autoridades de mesa, entonces se los visitaba en sus domicilios por punteros que le hacían una oferta difícil de rechazar. Le proponían dinero a cambio de quedarse en su casa el domingo y ellos completaban el casillero con gente propia.

El día de la elección se habla mucho del famoso “robo de boletas”. No es ni sencillo ni común hacer desaparecer las boletas, sobre todo cuando hay fuerte voluntad de votar a un candidato determinado.

Sí existen trucos como tapar la boleta con otras en determinada categoría o incluso con votantes militantes se cambian las papeletas por otras de diferentes distritos. Un ejemplo: Si en el distrito A hay boletas del distrito B, el voto es válido en todas las categorías menos en la de intendente. De allí la importancia de la lista sábana. El votante, salvo que vaya a buscar el tramo local, observa si su candidato nacional está en el cuarto oscuro, toma la boleta sin percatarse que en la categoría local pertenece a otro distrito. Su votó será válido para presidente, pero se anulará para intendente. Esto le baja el piso al jefe comunal local para, con menos votos, retener la intendencia. Si esos operativos están aceitados pueden garantizar un piso de entre un punto y dos a la hora de contar lo votos.

Mucho se habla del famoso “delivery” que es el corte direccionado de las boletas. Para implementarlo es necesario contar primero, con la voluntad de ser votado. Por más que un intendente vaya casa por casa a preguntar a quien piensan votar y facilitarle la boleta armada según la preferencia del vecino, no tendrá éxito si la gestión y su propia política interna no están ordenadas.

COSTO DE LA IMPRESION

Otro capítulo interesante es el costo de la impresión de las boletas. Es cierto que la justicia electoral garantiza un padrón por cada fuerza política, se hace imprescindible tenerlas antes para repartirlas y el día de la elección por si hay que hacer reposición. En las PASO, el promedio del costo de imprimirlas era de 24 pesos cada una en las ocho categorías que tienen las de la provincia de Buenos Aires. Siempre tomando el ejemplo de un distrito con un padrón promedio de 300 mil votantes, imprimir dos tiene un costo aproximado de casi 15 millones de pesos.

Estos son alguno de los puntos por los cuales el sistema requiere de mucho dinero para poder competir con chances. Es cierto también que aparatos muy consolidados perdieron elecciones manejando las estructuras estatales, al parecer, sin fisuras. El primer mito que se debe derrumbar es aquel que dice que la voluntad popular se puede torcer. Cuando hay una clara decisión de cambio, no hay maniobras que las paren. Los ejemplos sobran.