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Milei toma las riendas de un cambio innovador

Los problemas que nos trae vivir  en Argentina,  serán más fáciles de afrontar creativamente si ayudamos al Gobierno a oponerse al gigantismo estatal y burocrático aumentando la vitalidad  del mercado,  orden que promueve la aventura de la libertad. Para ver la luz, el esfuerzo de los argentinos deberá ser máximo en varios sentidos cruciales, sin olvidar que la libertad entraña dosis inmedibles de cuidados, sacrificios y responsabilidad, veremos si están preparados para ello.  El Presidente Javier Milei  pide sacrificios frente a factores ajenos a su voluntad,  producidos por un deterioro anormal de la economía;  parte de la opinión pública  está tomando conciencia  de que las causas de los males que soporta  son producto del mal gobierno anterior,   es imprescindible que ello ocurra para que  los problemas que plantea la reconstrucción de la economía no sean achacados a la administración actual, la  cual,   con notorias dificultades, está tratando de  ahorrar más sufrimientos. Esperemos que el Gobierno se mantenga en la línea que se ha trazado, que pueda resistir la presión de políticos fabricantes de planes, también de sindicalistas y empresarios  visceralmente comprometidos con la tradición populista - estatista. 

Muchos políticos y legisladores han perdido vigencia ante la parte sana de la sociedad, se han entretretenido en discutir o votar leyes demagógicas que castigan al trabajador competente,  a las empresas serias,  como así también al consumidor. Las manifestaciones de los sindicalistas junto a la pasividad del Congreso en el apoyo a las nuevas medidas,  arroja sombras inocultables sobre el éxito del derrotero emprendido por el nuevo gobierno. Acelerar el aislamiento internacional sería una de las consecuencias,  no acompañar la desregulación de la economía  es un suicidio:  ningún país  puede aislarse del mundo interrelacionado de hoy. 

Cambio de rumbo

La Argentina debe cambiar de rumbo, los acuerdos necesarios para intentarlo exigirán una nueva elaboración y serán mucho más difíciles si se debilita  la figura presidencial, es lo que en muchos sectores, con una falta de responsabilidad inaudita, se proyecta. Existen grupos combatientes y estridentes,  con persistencia irracional en un ataque al DNU, fuera de toda lógica, con total incomprensión hacia las dificultades que encara el Gobierno. No creen en los mecanismos legales para hallar una solución a la encrucijada actual, penetrados de ideas equivocadas consideran que la única forma es tirar a algún ministro al riachuelo, como  lo anunció, con todas las letras, Pablo Moyano. No entienden que lo principal es preservar los principios de la Constitución, solo les interesa que caiga Milei, secretamente lo desean lideres conspicuos de la oposición. La razón consiste en que buena parte cree aún, que la nueva política no satisface las expectativas de la gente, piensan que lo peor es lo mejor,  grieta que aumenta la extrema tensión que produce la crisis económica, no ayuda, crea condiciones para un posible colapso. Los sindicatos han aumentado su peso desde hace años, asumen funciones políticas frente a la debilidad de los partidos debida a su propia inepcia  y porque la crisis y su enorme complejidad elevan la magnitud de las demandas de sectores y grupos,  disminuyendo cada vez más la posibilidad de incorporarlos y dominarlos. Recién cuando se logre debilitar a la burocracia sindical,  se sepultará el corporativismo.

 Lo que importa ahora,  dada la gravedad de la situación, no son las denuncias y denostaciones, tampoco los halagos circunstanciales a Javier Milei,  sino  la conducción de su tarea de gobierno, los procedimientos y metas. Interesa la comprensión global de su política,  no se observa en políticos y comunicadores, quienes por lo general se refieren a teorías conspirativas que dan risa, no intentan un enfoque sistemático del cambio monumental que se procura ni analizar las grandes líneas del proceso,  es como si usaran, para el análisis, un microscopio en vez de un telescopio. En la crítica no tienen en cuenta  los efectos posibles de los actos de gobierno, sino  las pequeñas vicisitudes de grupos y personas, también medidas aisladas, en vez de los frutos estructurales que tendrá  el gran proceso de cambio que se inicia. La Justicia, en muchos casos, también muestra que está fuera de la realidad, no repara en  que estamos ante una emergencia económica, ayuda poco a un cambio bienhechor.  

Afianzar el capitalismo

La única forma de solucionar el problema económico social y alcanzar el bienestar general de todos los argentinos,  respetando la dignidad y libertad de las personas,  es afianzando el sistema capitalista, para ello hay que ganar la batalla contra quienes bregan por gobiernos intervencionistas, dirigistas, y estatistas.

Milei en eso no se equivoca y cuenta con decisión y coraje para comenzar a hacerlo, ya no es posible  manejarse con teorías económicas  equivocadas que no dan pié con bola con la realidad, hay que mudar de aire. Para ello se necesita  convicción, el Presidente lucha contra la ignorancia,  y contra el fraude ideológico y moral a las instituciones fundamentales del país. No se equivocaba en Davos, es el capitalismo como sistema productivo,  no las variantes de socialismo,   lo que alentó la producción en masa y con ello el necesario abastecimiento que hizo posible combatir el hambre estimulada por la explosión demográfica,  es su merito exclusivo. Alienta pensar que lo  logró mientras se  debía combatir las asechanzas políticas y bélicas que se ofrecían como alternativa: el  fascismo, el nacionalsocialismo y el comunismo.

 El acercamiento de Milei a los países democráticos puede ayudar a tener un respaldo sumamente necesario, el Estado creció, no solo en las extraordinarias dimensiones de su burocracia, sino también en la magnitud de su injerencia en todos los ámbitos de la sociedad civil, especialmente en la estructura económica; un perfil monopólico y mercantilista es el que  le dieron quienes gobernaron desde hace muchas décadas a la República Argentina.  

El Presidente honró en Davos a los empresarios serios, los que aceptan la competencia,  porque son quienes,   en tanto activistas del sistema de libre mercado, los que elevan las posibilidades de mejorar el nivel de vida.  Crean más riqueza,  incluso para repartir: la gente al tener mucho más excedente, de todo tipo, que en cualquier sociedad, puede dar de sí voluntariamente, de ese modo se eliminan las coacciones colectivistas, comunitarias o corporativas.  El gobierno es consciente, además, que para  alcanzar mayores grados de libertad para los intercambios se necesita de un ambiente donde se respeten los derechos individuales, es lo que marca la gran diferencia  con el gobierno anterior. 

Disruptivo

Javier Milei, como lo fue Carlos Menem,  es disruptivo, pretende  una redefinición profunda de las condiciones internas y externas del país, desea  fortificar a la sociedad civil frente a las arbitrariedades del Estado, terminar de liquidar al peronismo histórico resucitado por Néstor y Cristina Kirchner, con  ideas incompatibles con el progreso.

Va, si lo dejan, a desmantelar un Estado agotado hace tiempo, que supone un costo social insoportable,  paraliza el crecimiento del país e institucionaliza la corrupción. El modelo autárquico-populista en materia de política practica,  económica, y  de relaciones exteriores, erosiona las bases de la cooperación social creando beneficios espurios en todas las áreas de la sociedad. Debemos estar dispuestos a ayudar al cambio, colaborar, ya que no es el gobierno lo que está en juego sino la salud económica y moral de la República.

Por otro lado, como las necesidades, las expectativas  y las exigencias humanas  son infinitas, el Presidente debe armarse de paciencia, la exaltación nunca ayuda a enfrentar los problemas creativamente.