Siete días de política

Milei improvisa plan, gabinete y oficialismo al mismo tiempo

Con idas y vueltas, marchas y contramarchas el presidente electo intenta enfrentar la crisis, armar el gabinete y organizar un oficialismo parlamentario todo al mismo tiempo y en 20 días.

El espectáculo de Javier Milei preparándose para asumir la Presidencia de la Nación es único en los últimos 40 años de democracia. El libertario está obligado a poner en marcha apenas pise la Casa Rosada un plan de emergencia para enfrentar la catastrófica situación económica y social que le deja el kirchnerismo, mientras arma un gabinete a paso redoblado y trata simultáneamente de construir alianzas parlamentarias para poder dar estatus de ley a las herramientas que necesita para enfrentar la crisis.

Si bien ganó la presidencia por una aplastante cantidad de votos, su posición institucional es de extrema debilidad en el Congreso y carece de una estructura partidaria sólida que le aporte cuadros, lo que hace ciclópea la tarea de organizar la nueva administración. Todo esto seguido con atención por la dirigencia política a la que derrotó en las urnas y que después de un corto período de luto se convertirá en un formidable obstáculo para cualquier reforma que afecte sus intereses y los de otros factores de poder.

En la lista de urgencias de Milei ocupa el primer lugar la crisis financiera, la llamada bomba de las Leliqs, que lo llevó a los Estados Unidos en busca de dólares. Tuvo la acostumbrada buena recepción del FMI, pero se volvió sin promesas concretas.

Exhibió el plan de Luis Caputo, el próximo ministro de Economía, que consiste en cambiar las Leliqs por bonos y ajustar el déficit en cinco puntos del PBI. Pero Washington no cree en planes, porque el país ha incumplido decenas de promesas, en particular el último visitante que provenía de Buenos Aires, Sergio Massa. Por eso ni la burocracia financiera, ni los fondos de inversión aflojaron un dólar. Esperan ver el ajuste primero(ver “Cómo llegó Caputo”).

El libertario ofreció alineamiento político con los Estados Unidos, no ingresar al BRICS y mantener distancia de los chinos, pero habló con el asesor de seguridad Jake Sullivan, cuando la interlocución que necesitaba era la de la secretaria del Tesoro.

De mantenerse esa situación, su plan original deberá sufrir modificaciones y retrasos importantes. Sin dólares no se puede unificar el tipo de cambio, ni levantar el cepo. El ajuste tomará más tiempo y resultará más doloroso.

De ahí que Milei se haya curaado en salud anunciando una estanflación que en los hechos ya está instalada con una inflación que viaja al 20% mensual para noviembre y más a del 200% por año. ¿Qué economía puede soportar semejante masacre monetaria y seguir funcionando?

La única reacción combativa ante la predicción de Milei fue de Cristina Kirchner, corazón del gobierno que generó la estanflación. Fue una irrupción inoportuna que nadie de su tropa siguió. La vicepresidenta se irá a su casa, pero el resto del peronismo, salvo los camporistas silenciosos como nunca, no sabe dónde ubicarse. El libertario no sólo le sacó muchos votos a Unión por la Patria para llegar al 56%, sino que le asestó una fuerte derrota cultural al PJ al vencer al pobrismo con el voto de los pobres.

Impermeable a los hechos, la vice se convirtió en una opositora precoz. Mandó a los suyos a votar como presidentes de las cámaras del Congreso a legisladores de LLA menos por reverencia institucional que para complicarle la estrategia de alianzas a Milei, que dejó avanzar la marea desordenada de aspirantes a quedarse con posiciones de poder en el gabinete y el Congreso.

El triunfo del libertario conmovió a todo el sistema político. Si sumió en el silencio al peronismo, a la oposición la detonó. Ya Juntos por el Cambio había entrado en estado comatoso con la derrota de 2019, pero la del 19 de noviembre pasado le quitó el respirador. Lo que siguió fue el estallido del PRO, puesto en evidencia con la rebelión de Patricia Bullrich contra las órdenes de Mauricio Macri. Bullrich se sumó al próximo gabinete ignorando la voluntad del fundador del partido. Otro tanto hizo Luis Caputo.

Macri no consiguió tampoco imponer en la presidencia de la Cámara de Diputados a Cristian Ritondo, para la que fue elegido finalmente, Martín Menem. Se desconoce su idoneidad para juntar votos, tarea que será su principal ocupación. Lo que no deja ninguna duda es que Milei resolvió acotar drásticamente la influencia del ex presidente en su gestión.

Los radicales, por su parte, también quedaron divididos, entre quienes quieren un entendimiento con el nuevo gobierno y quienes pretenden ser opositores colaborativos. En el primer grupo están los gobernadores, en el segundo dirigentes sin la obligación de administrar sus distritos.

El próximo ministro del Interior, Guillermo Francos, prefiere una alianza con el peronismo antes que con el PRO o la UCR, pero el panorama es tan confuso en el Congreso que ya se están armando coaliciones de bloques minoritarios (“startups”) para negociar con el gobierno. Por ese camino cada votación será un rompecabezas.