Milei impone la agenda y no le entran las balas
Hola a todos/yo soy el león/rugió la bestia en medio de la avenida. Nadie la vio venir y ahora ya no se sabe cómo parar la ola libertaria. Es tan grande el hastío de los ciudadanos de a pie con los políticos “tradicionales” que Javier Milei podrá decir, hacer o prometer a su antojo que probablemente no sólo estaría en condiciones de llegar a un balotaje sino que hasta podría ganar en primera vuelta.
No se equivocó Cristina Kirchner -en algo acertó- cuando habló de que las primarias serían una elección de tercios. Pero todos suponíamos que Milei sería el tercero.
Toda la agenda política en la Argenitna gira en torno al libertario.
Todo comenzó allá por el pandémico 2020, cuando tibiamente hacía campaña para ser diputado y se paseaba por los estudios de Crónica TV.
Con el paso del tiempo, lo único cierto es que a Milei no le entran las balas.
Arrancó con poner en la agenda temas como la dolarización de la economía; la venta de órganos; una drástica reducción del gasto público para trabajar con sólo 8 ministerios en un eventual gobierno suyo; se metió con la “productividad del Conicet” y los científicos le hicieron una marcha; habló de la libre tenencia de armas que no es lo mismo que la portación y se espantó hasta el mismísimo Santiago Cúneo.
Ahora, su compañera de fórmula, Victoria Villarruel, homenajea a las víctimas que causó el terrorismo de Montoneros y del ERP y la Ciudad se convierte en un pulular de “zurdos” indignados por la afrenta.
Así la ven sus seguidores, calzándose el traje de superheroína, enfrentándose con la izquierda reaccionaria y tildando de hipócrita a la abuela Estela de Carlotto por no reconocer que su hija Laura militó en Montoneros.
La agenda la sigue marcando Milei
Quien a todas luces tenía los boletos para entrar en primer lugar en las PASO, Patricia Bullrich, debió cambiar su estrategia de campaña y nombrar a Carlos Melconian como su eventual ministro para hablar de economía y confrontar directamente al candidato.
Recibió el golpe la ex ministra de Seguridad. Su segundo puesto en las primarias a casi dos puntos de Milei y a menos de un punto del ministro-candidato Sergio Massa, fue un gancho al mentón para Juntos por el Cambio que vio -grogui- como se le escurría la chance de quedar mejor posicionado de cara a las generales del 22 de octubre.
No la tiene sencilla Bullrich, sabiendo que Milei va ganando adeptos día tras día y que Massa, pese a su desastrosa gestión económica, se mantiene a la expectativa.
Y si Massa aún sigue en carrera es por el solo hecho de que el peronista vota peronismo. No importa cuántos y de qué tamaño sean los sapos por tragar. La fidelidad partidaria no se discute.
El periodismo también contribuye a llenar de votos las alforjas del libertario. Instala debates, llena horas en TV y páginas en diarios; convoca a especialistas para desmenuzar el último “delirio” pero no hace más que agrandarlo. Hasta la prensa chimentera queda embobada con su romance con la actriz/vedette Fátima Florez.
Carlos Maslatón -el intrépido bitcoinero que antes lo amó y después lo defenestró- se jactaba de que Milei no captaba votos en las elecciones desdobladas para gobernador que se hicieron en varios distritos previo a las PASO del 13 de agosto. “No tiene arrastre, en el interior no lo conocen”, tuiteaba con cierto desdén.
En las PASO Milei arrasó en el interior, en provincias que ni siquiera había visitado y en donde no tenía -ni tiene- estructura partidaria. También se impuso en las villas de la CABA. Todo un síntoma del hastío.
Todos le pegan y lo agrandan. Desde los sindicalistas hasta el señor que ejerce la presidencia en la Argentina, que se embarulla en laberintos dialécticos para fustigar al libertario. Tras la pandemia, negacionismo y salud mental van de la mano, soltó ayer en Tecnópolis.
Y como no podía faltar, también arremetió contra Francisco. Comparó al Papa con el diablo en la tierra y ahí estuvieron los curas villeros organizando una misa en Barracas en apoyo al sumo pontífice.
En esta Argentina delirante por donde se la mire, a Milei no le importa pelearse con todos: él es el rey de un mundo perdido que sigue sumando adeptos y al que no le entran las balas.