Siete días de política
Milei entre la crisis monetaria y la temprana resistencia “K”
El mandato presidencial que se inaugura hoy está condicionado por una crisis terminal del peso y la precariedad política del oficialismo. El Congreso desafía a Milei desde la primera hora.
Un presidente plebiscitado en las urnas, pero con un reducido poder institucional encara a partir de hoy la tarea de sacar la economía de una crisis inflacionaria que bordea la hiper. Para sortear esa situación debe aplicar un fuerte ajuste fiscal, pero aun antes de asumir empezaron a surgirle brotes de resistencia entre la dirigencia derrotada.
Esa resistencia adquiere forma institucional en el Congreso: en el Senado Cristina Kirchner le negó la posibilidad de poner en funciones al presidente provisional del cuerpo, cargo que se encuentra en el segundo lugar de la sucesión presidencial. Si bien en los próximos días ese vacío será cubierto, fue una advertencia sobre la férrea oposición que plantea desde el primer minuto el kirchnerismo. Milei no tendrá luna de miel, ni plazo de gracia.
Por otra parte la presidencia provisional de la Cámara alta no es la clave del conflicto, sino el control de las comisiones por las que deberán pasar los proyectos de ajuste. Más temprano que tarde el enfrentamiento será directamente por la aprobación de esa normativa crucial. En suma, la gobernabilidad está entre signos de interrogación.
Algo similar se vivió en la Cámara de Diputados. La Libertad Avanza obtuvo la presidencia del cuerpo. pero en ese caso la resistencia que enfrentó tomó la forma de una fuerte interna del sector que debería ayudar al presidente a aprobar las herramientas indispensables para pilotear la economía. Sus potenciales aliados se dividieron en dos sectores: el del PRO, más afín a las reformas, y un segundo grupo integrado por radicales, peronistas no “K” y el remanente de la Coalición Cívica. La quintaesencia de la “casta” se reagrupó para negociar sus votos ley por ley.
El beneficiario directo del cisma fue el sector del PJ que controla Cristina Kirchner que en su condición de primera minoría tendrá mayor peso numérico en las comisiones.
Primera conclusión: las medidas fiscales que promete el nuevo gobierno están en una nebulosa que no se sabe cuándo se despejará, pero su armado político empezó a mostrar desde el inicio deficiencias graves.
Pero las incoherencias no se limitan al parlamento. Milei pasó en pocos días de la alianza con Mauricio Macri a reclutar peronistas de diversas tribus. De manera que el gabinete se ha convertido en una suerte de arca con ejemplares de todas las especies: macristas, antimacristas, schiarettistas, humanistas cristianos, radicales, peronistas, menemistas y hasta ex funcionarios de Alberto Fernández.
En la elección de Patricia Bullrich en Seguridad hizo una señal para quienes planean un segundo tipo de resistencia, la no institucional. Sindicalistas y piqueteros ya avisaron que enfrentarán el ajuste en la calle.
En este caso la respuesta del gobierno que arranca hoy parece más coherente: desalojo de los cortes ilegales, privilegiando el orden público. La duda es sobre las condiciones de posibilidad de una postura legalista en lo que será una descarnada batalla política. Pero el giro pragmático de Milei después de ganar el balotaje tampoco permite descartar que llegue a un acuerdo sobre prórroga de planes y suspensión de cualquier reforma sindical a cambio de una tregua en las calles.
En suma, el inesperado resultado electoral abrió una experiencia sin antecedentes. Al ganar en la primera vuelta, el peronismo retuvo la mayor porción de poder institucional fuera del Ejecutivo. El triunfo de Milei en la segunda, le otorgó al nuevo presidente un mandato para reformas que afectan en primer lugar a la dirigencia política repudiada por el electorado. En este choque de trenes el peronismo actuará en defensa propia y del sistema por encima de cualquier otra consideración.
Consciente de que entra en territorio hostil Milei tiene previsto pasar hoy rápidamente por el Congreso para recibir los atributos del mando y salir del recinto de Diputados para dar el discurso inaugural de su gestión ante quienes lo votaron. Un gesto que pretende destacar su condición de líder vinculado directamente con los ciudadanos de a pie que le encargaron la tarea de romper con un larguísimo período de estancamiento y decadencia de la que responsabilizan a la “casta”.
El inconveniente es que la Constitución prescribe la democracia representativa no asamblearia. Todo lo demás es humo de colores.
En las últimas horas desde el entorno del presidente electo trascendieron presuntos recortes fiscales homéricos. Como la situación es grave, se especula con que forman parte de otra “campaña del miedo”, esta vez lanzada desde LLA con la intención de ganar margen para las medidas definitivas que serían menos rigurosas. Más allá de las especulaciones la gran incógnita del gobierno que asume hoy es si podrá pagar el costo político del ajuste y cumplir con una tarea ímproba de final incierto. Esa es la clave de su futuro.