Mejor ahorrarse el dinero

Un nuevo estudio revela que la mayoría de las vitaminas, suplementos dietarios y dietas no mejoran la salud cardiovascular ni retrasan el riesgo de muerte prematura. Hacen hincapié en la importancia de obtener los nutrientes de una alimentación saludable.

En un nuevo análisis de los resultados de 277 ensayos clínicos que usaron 24 intervenciones diferentes, investigadores de Johns Hopkins Medicine dijeron que hallaron que casi todas la vitaminas, minerales y otros suplementos nutricionales o dietarios no pueden ser vinculados con una mayor longevidad ni con una protección frente a la enfermedad cardiovascular.

Si bien encontraron que la mayoría de los suplementos dietarios no estuvieron asociados con daño alguno, el análisis mostró posibles beneficios para la salud -en algunas personas- sólo con una dieta baja en sodio, con suplementos de ácidos grasos omega-3 y con ácido fólico.

Los investigadores también hallaron que los suplementos que combinaban calcio y vitamina D pueden estar vinculados con un ligero aumento del riesgo de accidente cerebrovascular (ACV), según el documento publicado en "Annals of Internal Medicine".

En Estados Unidos se estima que el 52% de la población consume cada día al menos una vitamina u otro suplemento dietario y que el gasto en ese país en este tipo de productos de venta libre asciende a 31.000 millones de dólares por año. En la Argentina no hay estadísticas claras sobre la magnitud del negocio que representan las vitaminas y suplementos dietarios. Sin embargo, un informe de Euromonitor International de 2014 vaticinaba que en 2018 las ventas de estos productos iba a alcanzar los 5,5 millones de dólares en Latinoamérica, siendo así la segunda región mundial de mayor crecimiento del sector. Y que el consumo de vitaminas y suplementos en el mercado argentino se convertiría en una tendencia en alza.

Según señalan los autores del nuevo análisis, un creciente número de estudios -incluido el de Johns Hopkins- no pudo probar beneficios para la salud de la mayoría de esta clase de productos.

"La panacea o solución mágica que la gente sigue buscando en los suplementos dietarios no está ahí", afirmó la autora principal del estudio, Erin D. Michos, directora de Cardiología Preventiva en el Centro Ciccarone para la Prevención de Enfermedad Cardiovascular y profesora de Medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Como contrapartida, la investigadora recomendó que las "personas deben enfocarse en obtener los nutrientes de una dieta saludable para el corazón porque los datos muestran cada vez más que la mayoría de los adultos sanos no necesitan tomar suplementos".

METODOLOGIA

Para el presente estudio, los investigadores utilizaron datos de 277 ensayos clínicos randomizados que evaluaron la asociación con la mortalidad y enfermedad cardiovascular (incluyendo insuficiencia cardíaca, ACV e infarto) de 16 vitaminas u otros suplementos y ocho dietas. En total, se reunieron datos de 992.129 participantes de distintas partes del mundo.

Las vitaminas y otros suplementos que se analizaron incluyeron: antioxidantes, beta-caroteno, complejo de vitamina B, multivitamínicos, selenio, vitamina A, vitamina B3/niacina, vitamina B6, vitamina C, vitamina E, vitamina D, calcio, combinación de vitamina D con calcio, ácido fólico, hierro y ácidos grasos omega-3 (aceite de pescado).

En tanto, las dietas que se investigaron fueron: la mediterránea; la reducida en grasas saturadas (con menos grasas de carne y lácteos); la ingesta modificada de grasas (menos grasa saturada o reemplazando calorías con más grasas insaturadas o carbohidratos); una dieta reducida en grasas; una dieta reducida en sal en personas sanas y en aquellas con hipertensión arterial; dieta con incremento de ácido alfa linolénico (nueces, semillas y aceites vegetales); y una dieta con incremento de ácidos grasos omega-6 (nueces semillas y aceites vegetales). Cada intervención se categorizó -según la solidez de la evidencia- como alta, moderada, baja, o de impacto de riesgo muy bajo.

La mayoría de los suplementos, incluyendo los multivitamínicos, selenio, vitamina A, vitamina B6, vitamina C, vitamina E, vitamina D, calcio y hierro, no mostraron relación alguna con un incremento o reducción del riesgo de muerte ni con la salud cardiovascular.

DIETA BAJA EN SODIO

En los tres estudios de 3.518 personas que observaron el impacto de una dieta baja en sal en personas con presión arterial normal, hubo 79 muertes. Los investigadores dijeron que encontraron un 10% menos de riesgo de muerte en este grupo, lo cual clasificaron como un "impacto asociado moderado".

De los cinco estudios en los que 3.680 participantes con hipertensión arterial fueron asignados a una dieta baja en sodio, hallaron que el riesgo de muerte debido a enfermedad cardiovascular disminuyó un 33%, al haber registrado 674 muertes por causa cardiaca durante el periodo del estudio. Esta intervención también fue catalogada como "impacto con evidencia moderada".

ACIDOS GRASOS OMEGA-3

Asimismo, 41 estudios, con 134.034 participantes, evaluaron el posible impacto de suplementos de ácidos grasos omega-3. En este grupo, 10.707 personas sufrieron eventos tales como infarto cardiaco o ACV, que indicaron la presencia de enfermedad cardiovascular. En total, estos estudios sugirieron que el uso de este tipo de suplementos se asoció con una reducción del 8% del riesgo de infarto y del 7% de enfermedad cardiovascular, en comparación con aquellos que no tomaron los suplementos. Por ello, los investigadores consideraron que la evidencia de un vínculo beneficioso con esta intervención fue baja.

ACIDO FOLICO

Basándose en 25 estudios con 25.580 personas sanas, los datos mostraron que el consumo de ácido fólico se asoció con un 20% menos de riesgo de ACV. Unos 877 participantes sufrieron un ACV durante los ensayos y los autores del estudio estimaron que la evidencia del vínculo con efectos beneficios fue bajo.

Los investigadores resaltaron que los estudios que mostraron el mayor impacto de la suplementación con ácido fólico sobre la reducción del riesgo de ACV se dio en China, donde los cereales y granos no están fortificados con ácido fólico como sucede en otros países del mundo, incluida la Argentina. Por lo tanto, aclararon que este aparente efecto protector puede no ser aplicable en regiones donde la mayoría de las personas obtienen suficiente ácido fólico a a través de la alimentación.

CALCIO Y VITAMINA D

La combinación de calcio con vitamina D en un suplemento fue evaluada en 20 estudios. De los 42.072 participantes, 3.690 sufrieron ACV durante los ensayos y -al tomar esta cifra en su conjunto- los investigadores indicaron que esto sugiere un incremento del 17% del riesgo de ACV. La evidencia de este riesgo fue catalogada como "moderada". No hallaron evidencia de que el calcio o la vitamina D, tomados de manera independiente, tuvieran algún riesgo para la salud ni beneficio para la salud cardiaca.

"Nuestro análisis conlleva un mensaje simple: aunque puede existir alguna evidencia de que ciertas intervenciones tienen impacto sobre la mortalidad y la salud cardiovascular, la gran mayoría de los multivitamínicos, minerales y distintos tipos de dietas no tienen efectos mensurables sobre la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular ni de mortalidad", subrayó el autor principal del estudio, Safi U. Khan, profesor de Medicina en la Universidad de Virginia Occidental.

ANMAT

Según detalla la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) en su sitio web, los suplementos dietarios "son productos especialmente formulados y destinados a suplementar la incorporación de nutrientes en la dieta de personas sanas, que presentan necesidades dietarias básicas no satisfechas o mayores a las habituales. Contienen algunos de los siguientes nutrientes: proteínas, lípidos, aminoácidos, glúcidos o carbohidratos, vitaminas, minerales, fibra dietaria y hierbas".

La entidad aclara que "una dieta completa y equilibrada debe proveer todos los nutrientes necesarios para el mantenimiento de las funciones fisiológicas del organismo. Por lo tanto, un suplemento dietario sólo deberá consumirse en determinadas circunstancias: cuando no sea posible llevar a cabo esa dieta "ideal", o debido a un estado fisiológico particular que requiera un aporte extra de algún nutriente".

"No deben ser confundidos con los medicamentos porque, a diferencia de éstos, se encuentran destinados a personas sanas y no deben ser consumidos con la esperanza de mitigar, curar o tratar alguna dolencia", subraya la ANMAT.

Respecto de la regulación de la publicidad de los suplementos dietarios, la institución gubernamental fija las pautas éticas que deben cumplir en la disposición 4980/2005, al estipular que los anuncios no deberán incluir frases o mensajes que:

- Atribuyan al producto acciones y/o propiedades terapéuticas, o sugieran que el suplemento dietario es un producto medicinal, o mencionen que diagnostica, cura, calma, mitiga, alivia, previene o protege de una determinada enfermedad.

- Aconsejen su consumo por razones de acción estimulante o de mejoramiento de la salud, o de orden preventivo de enfermedades o de acción curativa.

- Provoquen temor o angustia, sugiriendo que la salud de un sujeto se verá afectada en el supuesto de no usar el producto.

- Induzcan al uso indiscriminado del producto.

- Manifiesten que un suplemento dietario puede ser usado en reemplazo de una comida convencional o como el único alimento de una dieta.

- Incluyan la expresión "venta libre".

La ANMAT también aconseja leer atentamente el rótulo de los suplementos dietarios a fin de "evitar efectos indeseados".

Por último advierte sobre la creciente modalidad de oferta de suplementos dietarios por Internet y por correo electrónico, que "preocupa a las autoridades sanitarias debido a que, en esas circunstancias, no puede garantizarse la calidad de los productos que se adquieren".

En ese contexto, alerta a la comunidad sobre el hecho de que muchos de estos productos no se encuentran debidamente registrados, por lo que no pueden ser identificados en forma fehaciente y clara en lo que respecta a su elaboración, envasado y conservación. "Por ello, y teniendo en cuenta los riesgos que ello implica para la salud, no deben consumirse productos de procedencia desconocida que no ofrezcan garantías de inocuidad y aptitud sanitaria", concluye.